La cirugía ya no es exclusiva de los humanos. Una nueva investigación demuestra que las hormigas carpinteras de Florida (Camponotus floridanus), una especie común originaria de ese estado estadounidense, amputan a sus compañeras heridas. “El de las hormigas es el primer caso conocido en el que un animal realiza una amputación con el objetivo de aumentar la supervivencia de sus semejantes”, subraya Erik Frank, coautor del estudio.
Aquí no hay bisturí ni sierra, sino pequeños dientes afilados que muerden la base de la pata hasta cortarla, explican los investigadores del Departamento de Ecología y Evolución (DEE) de la Facultad de Biología y Medicina de la Universidad de Lausana (UNIL), Suiza.
Los experimentos, realizados en los laboratorios de la Universidad de Lausana (UNIL), Suiza, muestran que las hormigas solo amputan si la lesión está localizada en el fémur, nunca si se encuentra más abajo en la pierna, en la tibia. Los insectos redoblan entonces sus esfuerzos para limpiar la herida.
“En ambos casos, las trabajadoras comienzan por ocuparse de la lesión lamiéndola, pero luego son capaces de adaptar el tratamiento según la ubicación de la lesión”, resume Erik Frank.
Independientemente de la técnica utilizada, la intervención aumenta notablemente la supervivencia de las hormigas que, en caso de amputación tras una lesión en el fémur, pasa de 40 por ciento a 90 por ciento y, en caso de limpieza intensa de la herida como resultado de una lesión en la tibia, pasa de 10 por ciento a 75 por ciento.
EN FUNCIÓN DE QUÉ LAS HORMIGAS AMPUTAN O NO UNA PATA
Pero, ¿por qué las hormigas ajustan su método de cuidado en función de la posición de la herida? Para comprender mejor este fenómeno, los biólogos de la UNIL, en colaboración con un equipo japonés del Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa, realizaron micro-CT-scan de patas.
Estos análisis revelaron que los músculos responsables de la circulación de la hemolinfa (equivalente a la sangre en las hormigas y, por lo tanto, responsable del transporte de bacterias) se encuentran principalmente en el fémur.
“Por lo tanto, es probable que las lesiones en el fémur, al disminuir el flujo de la hemolinfa, proporcionen tiempo suficiente para amputar antes de que la infección se propague”, comenta Erik Frank. Porque se necesita tiempo: 240 minutos son necesarios en promedio para que las hormigas procedan a la extirpación de una pata.
Sin embargo, para el daño a la tibia, las pruebas de laboratorio muestran que si el miembro no se corta inmediatamente, el individuo muere. Por lo tanto, los insectos no son capaces de operar lo suficientemente rápido como para evitar la expansión de la infección, por lo que la limitan pasando más tiempo limpiando la lesión.
UN FENÓMENO QUE RECUERDA LA MEDICINA HUMANA
Erik Frank y sus colegas ya habían revelado que las hormigas Matabele, una especie subsahariana, trataban las heridas de sus congéneres depositando compuestos antisépticos secretados por su glándula metapleural.
Empero, esta glándula, a lo largo de la evolución, se ha perdido en varios géneros de hormigas, incluidos los Camponotus actualmente estudiados. La nueva investigación, también dirigida por Laurent Keller, antiguo profesor de la UNIL, muestra que estas especies se han adaptado y han desarrollado otros comportamientos para rescatar a sus heridas.
Un fenómeno que, según Erik Frank, recuerda a la historia de la medicina humana que también ha evolucionado en función de las herramientas disponibles: “Hasta la década de 1940, las amputaciones eran frecuentes para limitar la propagación de una infección. Entonces, el desarrollo de antibióticos cambió por completo el juego”. N