UN VIDEO QUE MUESTRA EL ESCONDITE de Joaquín Guzmán Loera (alias el Chapo), filmado el 6 de octubre por la Marina Armada de México y transmitido por el diario mexicano El Universal, es increíble por sus detalles. Los videos filmados por los organismos de ejecución de la ley en los escondites de los líderes de la mafia son generalmente muy similares: hay una gran emoción, incluso cuando, como en esta ocasión, el personal de seguridad sospecha que el jefe y quienes lo ayudaron a huir se han ido desde hace mucho tiempo. Se tiene gran cuidado de no tocar nada: a eso se debe que suelen entrar con la cámara de video ya en funcionamiento, de manera que todo quede documentado; nada, ni siquiera la pista más pequeña, puede ser retirada o mal colocada. Siempre es posible escuchar la respiración de la persona detrás de la cámara, que usualmente filma con una mano y sostiene su arma con la otra.
El video de la fallida incursión en el escondite del Chapo tres meses antes de su captura comienza con una toma aérea de Las Piedrosas, un pueblo en la cordillera mexicana de la Sierra Madre Occidental. Luego pasa a lo que ocurre en el terreno: hombres armados salen de un helicóptero, buscando algo. Cuando entran en una construcción de un solo nivel en medio de un claro podemos ver una cocina espartana, tan espartana como el resto de la vivienda. Y luego, una habitación con paredes de yeso rústico, y un ropero con camisas de colores brillantes, una docena de ellas. La primera, más cerca de la puerta, parece ser exactamente la que el Chapo había llevado apenas cuatro días antes durante una entrevista con el actor Sean Penn para la revista Rolling Stone (la marca es Barabas). La televisión de pantalla plana sobre la pared, junto con las camisas, parece surrealista en un entorno tan sencillo.
Luego vemos dos camas hechas de concreto, una de las cuales está cubierta con una colcha oscura. Sobre esa cama hay un burdo edredón, una mochila azul, un poco de papel higiénico y mi libro sobre el comercio mundial de la droga: CeroCeroCero; una parte importante de este está dedicado a México y, por lo tanto, al Chapo. A su crecimiento, a sus esfuerzos de negocios y a su espectacular carrera delictiva, pero también a las luchas internas de su cártel y a la necesidad de un sucesor.
Las fugas de prisión del Chapo no me sorprenden tanto como sus arrestos, que parecen deberse más a las exigencias internas del Cártel de Sinaloa que al trabajo de investigación de la policía mexicana. En los últimos años, mientras que el capo ha entrado y salido de prisión, el cártel no ha sufrido ningún trastorno importante porque en sus rangos superiores ha permanecido un jefe fuerte y persistente, y mucho más discreto: Ismael Zambada, el Mayo, el cerebro y, muy probablemente, el nuevo líder de la organización. Ciertamente, el mando no será transmitido a los hijos del Chapo, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo, que parecen ser víctimas del exhibicionismo sin visión económica, rasgos que, sin duda, son poco favorecedores para un jefe de la mafia. Amantes de los autos de lujo y de las mujeres hermosas, ellos usan las redes sociales para enviar mensajes amenazadores al gobierno y expresar su deseo fanfarrón de presumir. Sin embargo, parecen tener más seguidores en Twitter que en la organización.
En este contexto, los arrestos y escapes del Chapo parecen un espectáculo teatral, cuya trama debemos tratar de interpretar más allá de las proclamaciones de Twitter hechas por el gobierno.
EL GRAN ESCAPE: En el escape de julio, el Chapo descendió a través de un agujero en la ducha de su celda, y condujo una motocicleta liviana sobre rieles a través del túnel. Sus ingenieros volaron a Alemania para aprender sobre construcción de túneles. FOTO: MANUEL VELASQUEZ/ANADOLU AGENCY/GETTY
LA LISTA DE LECTURAS DE UN MAFIOSO
Cuando el Chapo fue capturado en enero y se publicó el video de octubre, yo estaba en Italia, donde estoy protegido en todo momento debido a las amenazas contra mi vida debido a mi primer libro, Gomorra, sobre la mafia italiana. Los Arma dei Carabinieri (policías militares) de Italia, que siguen celosamente la pista de cualquier cosa que tenga que ver con mi seguridad, me despertaron en medio de la noche para avisarme sobre la filmación.
Admito que mi primera reacción fue de sorpresa. ¿El Chapo tenía tanta prisa por huir que no tocó nada, o quería dejar pistas? No me hacía muchas preguntas al respecto, pero he escuchado una gran variedad de hipótesis sobre por qué mi libro estaba ahí. Una teoría se relaciona con mi aparición en la televisión mexicana: en varias entrevistas realizadas en febrero de 2014, después de la captura anterior de el Chapo, señalé la urgente necesidad de extraditarlo a Estados Unidos. Quizá su abogado consiguió el libro para ofrecerle información adicional sobre mí y lo que había escrito sobre él.
Algunas personas dicen que le preocupaban las series televisivas de CeroCeroCero, una coproducción francoitaliana que se encuentra actualmente en la etapa de redacción y que saldrá al aire en 2018. Otras personas dicen que el libro pertenecía a su hijo, que había visto mi entrevista en CNN. Otras hipótesis van desde la especulación de que Penn se lo dio, hasta la absurda insinuación de que el Chapo había sido una fuente para mi libro.
Independientemente de las teorías, sentía como si mi trabajo hubiera sido manchado, como si hubiera atraído la atención de la persona equivocada. El Chapo conoce la vida del Chapo. Conoce el poder de la cocaína. No necesita que yo le explique esas cosas. Mi libro estaba dirigido a otras personas y, sin embargo, tenía que considerar una vez más el interés natural que todos los capos tienen en conocer y controlar lo que se dice y se escribe sobre ellos. Y no sólo eso, sino que también tuve que tener en cuenta el hábito de los capos fugitivos de leer, de llevar libros con ellos, de estudiar, de escuchar música clásica. La ficción nos ha acostumbrado a la imagen de los mafiosos como animales criminales, principalmente sin educación, pero eso nunca ha sido así, y hoy, más que nunca, no es el caso.
El libro Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, y un libro de Italo Calvino fueron encontrados en el búnker de Pasquale Condello, jefe de la ‘Ndrangheta de Italia, y Francesco Schiavone, jefe de la Camorra, conocido como Sandokan, tenía docenas de ensayos sobre Napoleón. Pietro Aglieri, jefe de la Cosa Nostra sólo leía obras teológicas, principalmente de San Agustín. El camorrista Raffaele Cutolo tenía a Hobbes; La República, de Platón, y Mi lucha, de Hitler, en su celda.
Los jefes de la mafia son hombres de negocios experimentados que leen, examinan, estudian, analizan y tratan de usar la información que circula sobre ellos para formular una doble narrativa. Por una parte, debe presentarlos ante la sociedad civil como hombres que tienen toneladas de mujeres y dinero y que son obligados a tomar decisiones criminales por la maldad del mundo. Por otro lado, debe dar un mensaje enérgico e inequívoco a sus miembros y rivales por igual: soy el más fuerte y el más brutal. Castigo y busco venganza. Ellos escriben sobre mi monstruosidad, así que ustedes deben temerme.
Esa es la razón por la que, al abordar un proyecto relacionado con el poder delictivo, la primera tarea de un periodista, de un guionista e, incluso, de un director, consiste en leer. Uno no debe estudiar sólo la historia criminal, sino también y, sobre todo, las maneras en las que las mafias han aprendido a comunicarse con sus miembros y con el resto del mundo, pues las mafias se comunican y lo hacen continuamente, utilizando los canales más populares, entre ellos, las redes sociales, para generar consenso, legitimarse y aterrorizar.
No es de sorprender que el Chapo estuviera pensando en una película para contar su historia; no es de sorprender que quisiera conocer a Sean Penn, un famoso actor de Hollywood. No se trataba de vanidad, sino de su necesidad de hablar abiertamente, de contar su historia, de enviar una poderosa señal: estoy vivo. Estoy aquí. No me estoy escondiendo como una rata. Soy el más fuerte. Los jefes no quieren películas sobre ellos porque creen que pueden mejorar su imagen, sino porque saben que es la única manera de lograr que los demás los perciban claramente como los verdaderos personajes principales de este mundo. En un artículo, o durante un juicio, un jefe se reduce sólo a una dimensión. Pero en una película o en una serie de televisión, incluso cuando el protagonista es un asesino, un criminal, puede ser observado desde múltiples puntos de vista. Michael Corleone, Tony Soprano y Tony Montana son personajes principales que emocionan al público porque son complicados, fuertes y vulnerables.
FOTO: DALE, DALE, DALE…: Una piñata que representa al narcotraficante Joaquín Guzmán luce fuera de un hogar de Reynosa, Tamaulipas. FOTO: DANIEL BECERRIL/REUTERS
Cuando Rolling Stone publicó la entrevista de Penn con el Chapo, las reacciones fueron inmediatas. La primera y la más común fue el fastidio: ¿qué tiene que ver Sean Penn con la mafia mexicana? ¿Por qué él? ¿Por qué no un periodista o escritor que trabaje en estos asuntos? ¿Y por qué la actriz mexicana Kate del Castillo organizó la reunión? ¿Por qué no actuó un abogado como mediador? El deseo del Chapo de destacar y ser entrevistado y los planes para una película muestran a un hombre aparentemente vanidoso más proclive a seguir sus caprichos que a cuidar sus acuerdos de negocios.
Y, sin embargo, para cualquier persona que haya leído la entrevista, el verdadero motivo de la elección está claro: el Chapo no quería a un interlocutor difícil. Incluso a riesgo de parecer ridículo, quería contar su historia, hablar sin ser contradicho y sin tener que responder preguntas sensibles sobre la organización del Cártel de Sinaloa, sus posesiones o el código de acuerdo con el que vive.
Si me preguntas si yo hubiera entrevistado al Chapo mientras estaba fugitivo, te respondería: “Quizá sí, si hubiera tenido la verdadera oportunidad de hacerlo sin ser usado como un canal para enviar mensajes”. El error de Penn no fue hacer la entrevista, ni que se hubiera abstenido de hacer juicios. Fue haber llegado sin preparación, incapaz de hacer preguntas complicadas. Fue su falta de conocimiento.
Y esa falta de conocimiento también le impidió comprender que unirte a las filas de autores que abordan historias de la mafia no te hace una mejor persona. No te da un reconocimiento profesional o un prestigio personal. Por el contrario, te cierra puertas, y te expone a críticas continuas, siendo una de las más fuertes la de especular, exagerar e inventar.
TRATOS CON BESTIAS
La realidad del comercio mundial de la droga es tan complicada y extrema que en ocasiones parece increíble. Hoy México es el centro de este mundo, y el Chapo es su líder más famoso. Es la prueba viviente de que llamar “narcos” a los cárteles mexicanos es inexacto. Son mafias. La diferencia no es siempre clara para las personas que leen las noticias, pero puede ser definida de este modo: los gánsteres están motivados por el dinero; los mafiosos desean construir un sistema de poder (en el que el dinero no es más que una herramienta).

VIAJAR TRANQUILO: En el escape de julio, el Chapo descendió a través de un agujero en la ducha de su celda, y condujo una motocicleta liviana sobre rieles a través del túnel. Sus ingenieros volaron a Alemania para aprender sobre construcción de túneles. FOTO:MARCO UGARTE/AP
Comprender la diferencia es un paso importante para entender por qué el Chapo está interesado en saber lo que el mundo dice, piensa y escribe sobre él, así como por qué la entrevista concedida a Penn tenía un inmenso valor para él. Por qué estaba interesado en producir una película, algo que pudo haber puesto en riesgo su capacidad de permanecer fugitivo. Por qué, a través de su abogado, le había pedido a Patrick Radden Keefe que colaborara en una biografía. El escritor y periodista se negó, y en un texto publicado en The New Yorker, reflexionó en un punto fundamental: él necesitaba la libertad de poder hablar acerca de Joaquín Guzmán Loera, el hombre, y no sobre el Chapo, es decir, sobre el mito.
Esta diferencia es importante, especialmente con respecto a la función que Estados Unidos podría tener, pero que no tiene, en la lucha contra el crimen organizado. Con frecuencia, los gobiernos son llevados a actuar por la presión de la opinión pública, pero en Estados Unidos la opinión pública no tiene ni idea cuando se trata de comprender este fenómeno delictivo. Los estadounidenses tienen una visión parcial de las mafias y el tráfico de drogas porque en Estados Unidos, a diferencia de México o Italia, no matan periodistas, no matan sacerdotes, no matan jueces. Y esto crea una percepción pública de la mafia como una organización simplemente teatral, que no representa una amenaza para la democracia ni tiene el poder sobre la vida y la muerte.
El peor error que puedes cometer es creer que los capos de la mafia son sólo una maquinaria de guerra o personajes folclóricos, porque al hacerlo los subestimas. La economía criminal es una economía ganadora; el comercio de la droga totaliza más de 300 000 millones de dólares al año en todo el mundo, así que estos capos habitan la cima misma de la pirámide. En Estados Unidos, el derramamiento de sangre no tiene la misma escala que el de México; los asesinatos son principalmente internos, pero los señores de la droga contaminan el sistema económico:
En 2012, HSBC, el gigante de la banca, aceptó pagar una multa de 1920 millones de dólares por lavado de dinero vinculado con los cárteles de la droga. Entre 2007 y 2008, HSBC México trasladó 7000 millones de dólares a la filial estadounidense del banco; gran parte de ese dinero provino del cártel de Sinaloa.
En 2009, Antonio María Costa, director ejecutivo de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen, dijo que había señales claras de que durante la crisis financiera mundial, muchos bancos se salvaron gracias al capital líquido proveniente del tráfico de drogas.
En 2010, el Wachovia Bank aceptó pagar 160 millones de dólares (como resultado de una confiscación y multa) a las autoridades federales de Estados Unidos por no aplicar los protocolos adecuados contra el lavado de dinero y permitir transacciones vinculadas con el tráfico de drogas. Wachovia, al igual que HSBC, fue usado por el Cártel de Sinaloa para blanquear cientos de millones de dólares.
El objetivo de los capos de la droga es reinvertir los ingresos provenientes del tráfico de drogas en actividades legales. Y el sistema bancario estadounidense está totalmente indefenso contra esta agresión.
Adicionalmente, existe una relación directa entre la supervivencia de los cárteles de la droga en Centro y Sudamérica y la estrategia de ejecución de la ley en Estados Unidos. Considérese la historia del hijo del Mayo que, en contraste con los vástagos del Chapo, parece ser el único que posee las características de un jefe mafioso. Vale la pena conocer su historia, precisamente porque se relaciona con Estados Unidos.
HOYO NEGRO: Agujero por el que huyó el peligroso narcotraficante. FOTO: EDUARDO VERDUGA/AP
Hasta su arresto en 2009, Vicente Zambada Niebla, conocido como el Vicentillo, era un miembro prominente del Cártel de Sinaloa hasta que fue extraditado a Estados Unidos, en 2010, para enfrentar cargos de tráfico de drogas. Una vez allí empezó a hacer afirmaciones pasmosas. Por ejemplo, habló de la existencia, desde finales de la década de 1990, de un acuerdo entre la Administración para el Control de Fármacos (DEA) y el Cártel de Sinaloa, en el que el organismo antidrogas presuntamente garantizó la inmunidad de los jefes del cártel a cambio de información sobre sus rivales.
El juicio contra Zambada fue retrasado muchas veces y, al final, el reo negoció un acuerdo de reducción de pena, declarándose culpable y recibiendo una reducción en su sentencia (que podía disminuirse a apenas a diez años, en comparación con cadena perpetua) a cambio de no refutar una sentencia de confiscación de más de 1370 millones de dólares y prometer colaborar con las autoridades estadounidenses. Su relato sobre el acuerdo establecido en la década de 1990 nunca me convenció completamente, pero si la DEA adoptó un acuerdo de inmunidad con Zambada y el Cártel de Sinaloa, ello querría decir que Estados Unidos esencialmente aceptó permitir que el cártel operara tranquilamente en México mientras no causara disturbios en el territorio estadounidense. Este es el tipo de lógica imperfecta conocida como “pozo envenenado”, es decir, envenenarnos los pozos de México para obtener agua limpia en Estados Unidos.
Los sucesos que rodean la estancia del Vicentillo en Estados Unidos exigen reflexionar cuidadosamente sobre el futuro del Chapo si es extraditado. En primer lugar, incluso si sus abogados no presentan una querella, la extradición tomará al menos seis meses, un periodo en el que México ciertamente no sería el lugar más seguro para vigilar a un criminal de su calibre: podría escaparse otra vez, o podría caer víctima de alguna lucha interna tras las rejas. Luego, si es extraditado, Estados Unidos tendría que demostrar su capacidad para manejar al Chapo, darle un juicio justo y mantenerlo seguro en prisión.
Aún más importante sería evitar que siguiera dirigiendo el cártel desde su celda. Las autoridades estadounidenses también tendrían que resistir la tentación de llegar a un acuerdo, de perseguir la paz nacional a expensas de combatir el tráfico de drogas en México. No será fácil, pero es esencial evitar hacer un pacto de esta naturaleza con el Chapo, comprender que una vida de crimen, una vida en fuga, una vida dedicada a no confiar en nadie y siempre estar listo para sacrificar a cualquiera, incluyendo a sus propios hijos, transforma a un hombre en algo extremadamente peligroso y decididamente inhumano.
EL FUGITIVO: El autor italiano Roberto Saviano ha estado bajo protección policiaca desde que entró de incógnito en su pueblo natal de Nápoles y el área circundante para escribir sobre la ‘Ndrangheta. FOTO: TIZIANA FABI/AFP
¿EL FIN DE QUÉ?
Poder inmenso, bienes infinitos: todo esto se ha acabado para el Chapo, al menos por ahora. En enero se publicó otro video, filmado esta vez en otro de sus escondites. Una cámara de video nos muestra los lugares donde el capo mexicano pasó sus últimos momentos en libertad. Él no aparece en la toma. En la toma hay hombres armados, disparos de armas, gritos, resuellos y una confusa emoción. Otra vez. La cámara de video se precipita frenéticamente por todas partes para mostrar todas las salidas; nada se puede dejar al azar. Y luego, otro video, muy breve: el Chapo, con el pecho descubierto, es trasladado desde un automóvil al helicóptero que lo llevará de vuelta a la prisión.
El número uno del Cártel de Sinaloa está otra vez en cautiverio. No sabemos por cuánto tiempo, pero podemos seguir los movimientos realizados por su cártel, el cual debe reorganizarse, y hacerlo rápido. ¿Quién sucederá al Chapo? ¿Su mano derecha, el Mayo? ¿Y los hijos del Chapo simplemente se sentarán a ver cómo esto ocurre, o darán inicio a una sangrienta lucha?
¿Y qué podemos hacer? ¿Cuál es nuestro papel en todo esto? Observar, estar alerta, prestar atención y nunca dejar de hacer preguntas y buscar respuestas. Insistir en que todo sea puesto bajo la luz pública porque es en las sombras, en las áreas grises, donde se firman los más terribles pactos.
EL AUSENTE: Seis meses después de que el Chapo se fugó de la prisión del Altiplano, fue recapturado luego de una incursión en un complejo de Los Mochis, Sinaloa. Logró escapar, pero fue atrapado en una autopista cercana. FOTO: EDUARDO VERDUGO/AP
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