Durante el periodo de 2016 a 2021 en México perdieron la vida 5,099 mujeres por causas relacionadas con la atención obstétrica. Esta cifra equivale a un promedio de aproximadamente 850 muertes por año o dos al día. Entre las principales casusas destaca la hemorragia obstétrica, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define como la pérdida de sangre de 500 mililitros o más después del parto (dar a luz) y 1,000 mililitros después de la cesárea, esto en un lapso de 24 horas.
Aunque ha habido mejoras significativas en las últimas décadas aún persisten desafíos. Pero ¿a qué se debe este problema de salud pública? “Tenemos más especialistas, más ginecobstetras en el país, pero se concentran en zonas urbanas y mucha de la mortalidad materna ocurre en zonas rurales“, comenta Rodrigo Ayala Yáñez, ginecobstetra y director general del Centro de Investigación Materno Infantil del Grupo de Estudios al Nacimiento (CimiGen)”.
“Un gran problema en estas áreas es la infraestructura. Lamentablemente, la paciente de un medio rural no tiene acceso a muchas pruebas de diagnóstico. Los médicos maternos fetales no llegan ni a mil a nivel nacional. Hay pocos especialistas para atender a una población tan grande, además de que se necesita un equipo adecuado”, añade el médico especialista en entrevista con Newsweek en Español.
Las entidades con más defunciones maternas son: Estado de México, Chiapas, Ciudad de México, Jalisco, Veracruz y Puebla. En relación con lo mencionado por el doctor Ayala Yáñez, a tenor del portal de estadística en línea Statista, existe más de un millar de ginecobstetras, pero en establecimientos particulares.
“Otro problema es la disponibilidad de bancos de sangre, pocos hospitales cuentan con ellos cuando la hemorragia es la principal causa de muerte. Nosotros podemos reemplazar mucho volumen con soluciones fisiológicas, pero va a haber un momento donde la mujer requiera sangre. Ahora, sobre las causas, en segundo lugar está la preeclampsia (caracterizada principalmente por una hipertensión arterial). Y luego encontramos otras tantas como los desprendimientos placentarios”, agrega el especialista.
En 2016 se estableció el 9 de mayo como el Día Nacional de la Salud Materna y Perinatal. Lo anterior, con el propósito de concienciar acerca de la importancia del cuidado de la salud y la prevención de enfermedades durante el embarazo, el parto y posparto.
LA IMPORTANCIA DEL CONTROL PRENATAL
Sin embargo, la responsabilidad también recae en las mujeres desde los controles prenatales, no solo en los profesionales de salud. El problema es que llegan a consulta cuando ya están embarazadas, explica por su parte María Georgina García Martínez, pediatra y presidenta del Clúster Médico de Jalisco.
“Cuando una pareja planea tener un bebé debe tener un control de salud, tanto el hombre como la mujer, porque eso tiene un impacto importante en un aspecto que hoy llamamos epigenética (el estudio de los cambios en la función de los genes que son hereditarios y que no se pueden atribuir a alteraciones de la secuencia de ADN)”, agrega la también colaboradora de Unicef.
En una primera consulta se da el diagnóstico de embarazo, seguido de un interrogatorio completo (antecedentes familiares, genéticos y personales) para saber si la paciente está expuesta a un factor de riesgo. Para alguien de 18 a 35 años que está saludable, las citas de atención prenatal, por lo general, se programan de la siguiente manera: cada cuatro o seis semanas durante las primeras 32 semanas; cada dos o tres semanas durante las semanas 32 a 37; y semanalmente desde la semana 37 hasta el parto.
DAR A LUZ: SEGUIMIENTOS Y ALIMENTACIÓN
“La teoría dice que la mujer debe tener 12 seguimientos (antes de dar a luz), pero si al menos acude a ocho revisiones podremos detectar de manera oportuna alguna anomalía. Un problema común que tenemos, por ejemplo, es el desarrollo de la diabetes durante el embarazo, algunas le llaman diabetes gestacional. Sin embargo, lo que la ciencia dice es que esta mujer ya tenía una precondición y el embarazo lo detona y hace que se exprese”, indica García Martínez.
Durante el embarazo se recomienda que las mujeres se realicen un examen general de orina y un urocultivo para la detección oportuna de algún tipo de infección de vías urinarias, ya que estas son de las principales causas de aborto, parto prematuro y sepsis, según datos de la OMS.
La alimentación saludable durante el embarazo es indispensable para el correcto desarrollo del bebé, por lo que se recomienda evitar el consumo de alimentos chatarra, altos en contenido calórico, grasas saturadas, grasas trans, sodio y azúcares. De igual manera, se aconseja tomar ácido fólico como suplemento adicional para reducir el riesgo de defectos congénitos.
“Se recomienda que los hombres también tomen ácido fólico porque mejora muchísimo la carga espermática, no solo la cantidad, sino la calidad”, acota el director general de CimiGen.
LOS PRIMEROS MIL DÍAS DE VIDA
A diferencia de los hombres, cuando las mujeres nacen vienen con una cantidad asignada de folículos en sus ovarios (aproximadamente 1 millón). Pero al llegar a la pubertad esa cifra se reduce a 300,000, de los cuales solo 300 serán ovulados en los años reproductivos.
La edad óptima para buscar un embarazo, desde el punto de vista biológico, es entre los 25 y 30 años. Después de esta última cifra, la cantidad y calidad de los óvulos disminuye, de acuerdo con la estadounidense Mayo Clinic. A partir de los 35 años “hay un mayor riesgo de tener complicaciones relacionadas con el embarazo que pueden llevar a un parto por cesárea”.
—¿Cómo pueden las políticas gubernamentales y los programas de salud pública contribuir a la reducción de la mortalidad materna, pero también a incentivar a las mujeres a que acudan al médico si están planeando tener un bebé? —preguntamos a la doctora García Martínez.
—De nada sirve que haya un centro de salud si no lo atienden. Aquí en Jalisco detonamos una política pública que se llama “Los primeros mil días de vida” y ha dado un excelente resultado.
“Estamos bajando considerablemente la muerte materna. También hay una invitación a cumplir con la ley y que se permita a las mujeres tener esos espacios de lactancia”, añade.
RECOMENDACIONES DESPUÉS DE DAR A LUZ
Esta política busca, junto con todos los sectores sociales, asegurar el acceso a la salud de las mujeres en edad reproductiva (12 a 49 años), especialmente durante el embarazo, parto, y puerperio; así como el sano crecimiento y desarrollo físico, cognitivo, del lenguaje, emocional y social de los menores en los primeros mil días de vida.
Mientras tanto, la Secretaría de Salud indica que, durante el puerperio, que es el periodo aproximadamente de 40 días en el que el cuerpo de la mujer regresa a sus condiciones normales después del parto, se recomienda realizar estos cuidados: descansar por lo menos seis horas al día, realizar actividad física ligera, como caminar, de manera gradual; e ingerir tres comidas al día y tomar líquido de manera abundante.
Asimismo, el despacho gubernamental aconseja revisar el sangrado genital y mantener la higiene en la zona; no tener relaciones sexuales; acudir a la consulta de control puerperal o vigilancia puerperal a los siete y 30 días después del parto. Además de evitar escaleras y levantar peso y, finalmente, seguir las recomendaciones del médico para el baño. N