El pasado 23 de septiembre, mientras se preparaba para un concierto, Andrés Martínez —el Versero Mayor— falleció en su querida Zamora, Michoacán. Lo escuché tocar por primera ocasión, junto a su hermano Arturo, en la Feria Internacional del Libro de Bogotá hace 15 años. Volví a verlos durante mi visita al Festival Internacional de Poesía en Zamora. Yo llevaba el cabello largo hasta los codos y Andrés Martínez ya lo tenía todo blanco. Nos conocimos en Bogotá —le dije y levanté mi copa para brindar por el reencuentro—. Pasamos esa tarde hablando de mi ciudad natal y de mi bello país enfermo de violencia.
Me narró con entusiasmo sus recorridos por la ciudad vieja y de su visita al Café Pasaje para hablar con la mesera que conoció a Jorge Eliécer Gaitán. Esa noche, Los Verseros interpretaron “La Candelaria”, una bella rola —como le dicen en México a las canciones— que compusieron en homenaje a Colombia. La amistad se fortaleció y en 2010 les produje un disco de poemas musicalizados llamado Por si alguien llega. Luego fui parte del equipo que invitó al grupo a Nueva York, donde tocaron con éxito en lugares como Terraza 7, The City College of New York y el Instituto Cervantes.
Andrés Martínez era un hombre apasionado por la palabra poética y las causas justas. La música de su grupo se identifica con el llamado canto nuevo que surgió en la década de los 70. Con una marcada raíz latinoamericana, Los Verseros crearon un tipo de música de la tierra, es decir, una música tan natural como auténtica, tan mestiza como social; una música lírica, irónica y sincera como el mismo Andrés Martínez.
UN HOMENAJE A ANDRÉS MARTÍNEZ
El pasado 30 de septiembre el Colegio de Michoacán le rindió un homenaje al Versero Mayor. Ahora, su hermano Arturo canta por los dos. Con el nudo en la garganta por la partida inesperada de Andrés, envié un video de despedida y continué con los preparativos del noveno Festival de poesía de las Américas en Nueva York.
The Americas Poetry Festival of New York 2022 —como se le dice en inglés— fue el noveno festival multilingüe que organicé junto a los poetas y profesores Yrene Santo y Carlos Velásquez-Torres. Auspiciado por The City College of New York, la universidad en que enseñamos, con el respaldo del Instituto Cervantes de Nueva York, de la Casa natal del poeta Walt Whitman y el Consulado de Argentina, este festival ha reunido a más de 200 poetas de más de 25 países que escriben poesía en lenguas tan variadas como el maya quiché, el quechua, el griego, el árabe, el portugués, el creole, el farsi, el esloveno, el gallego, el holandés, el inglés y —por supuesto— el español en toda su diversidad.
Aunque la lengua franca del festival es el inglés, la organización se ha caracterizado por celebrar la pluralidad y las lecturas se hacen siempre en una multitud de idiomas representados por los autores invitados y por el público. Los poetas que visitan la ciudad por cuatro días de octubre crean redes de amistad y colaboración mediadas por la poesía.
UN FESTIVAL DE POESÍA
El festival y su conferencia de escritores han generado un gran número de traducciones, lecturas paralelas y proyectos de creación colectiva. Además de las lecturas de poemas, TAPFNY ofrece un espacio de encuentro académico en el que se han discutido temas como la relación entre poesía y tecnología, la relación entre poesía y otras artes como la pintura y el teatro. También se ha hablado de la poesía en otras profesiones como la medicina y la arquitectura; hemos discutido el difícil tema de la traducción de poesía; de poesía y su relación con la memoria histórica.
Este año, la doctora Abeer Abdel Hafez nos habló sobre los 150 años de Martin Fierro y de la reciente traducción que hizo al árabe. Este año, el Festival de Poesía de las Américas evocó la memoria de Andrés Martínez, el Versero Mayor, iniciando los eventos principales con su música.
En este mundo de capitalismo poshumano, el ejemplo de Los Verseros, y la persistencia de nuestro festival de poesía multilingüe nos inspiran a seguir adelante invitando al mundo a levantar la voz y bajar las armas. Al fin, como decía Andrés Martínez, aquí todos “arrieros somos y en la verseada andamos”. N
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Carlos Aguasaco es escritor, académico y profesor en The City College of New York. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.