Mientras en 2013 la aprobación de la gestión del
presidente Enrique Peña Nieto se encontraba por arriba del 50 por ciento, tras la fuga de Joaquín Guzmán Loera, la aprobación ciudadana del presidente de México se encuentra en su nivel más bajo, de acuerdo a la encuesta dada a conocer este viernes por el diario del periódico Reforma, con un 34% de aprobación ciudadana.
El diario capitalino lanzó la siguiente cuestión: “¿Aprueba
o desaprueba la forma como Enrique Peña Nieto está haciendo su trabajo como
Presidente?”
Entre los ciudadanos la aprobación es de sólo el 34 por
ciento, mientras que el porcentaje de desaprobación llega al 64 por ciento por
los recientes hechos en el país –sumados a los ocurridos durante los años en
que ha gobernado-.
Tanto hombres como mujeres muestran el mismo nivel de
rechazo a la administración de EPN (65 por ciento ellos, 63 por ciento ellas).
Jóvenes de 18 a 29 años, considera que el presidente no está
haciendo del todo bien su trabajo (68 por ciento); casi mismo caso de personas
de entre 30 a 49 años, los cuales tienen un nivel de desaprobación del 67por
ciento. Mientras q ue ñps adultos
mayores sólo 43% dice que ahí la lleva.
En cuanto a las regiones del país, es en el centro del país
en donde peor le va (68 por ciento lo desaprueba). Región occidente y sur
tampoco le va muy bien (61 y 87 por ciento respectivamente) y sólo en el norte
es donde su nivel de desaprobación se “aligera”: 58 por ciento .
Todo el nivel de rechazo que se vierte sobre el Ejecutivo en
esta encuesta realizada del 23 al 26 de julio se explica por -entre muchas
otras cosas- la reciente fuga de Joaquín “El Chapo Guzmán”, tema que EPN –a
juicio del respetable- o ha sabido tratar y además evidencia el nivel de
corrupción que la ciudadanía percibe del gobierno:
“¿Cómo calificaría la forma como el Gobierno federal está
tratando la fuga de “El Chapo”?”: 79 por
ciento de los encuestados respondió “mal”. El 87 por ciento de los consultados cree que “El
Chapo” Guzmán contó con la ayuda de funcionarios para fugarse de la prisión y
40 por ciento cree que no se actuará contra ninguno de los funcionarios que
pudieran estar involucrados en este hecho.
Otros asuntos sobre los que se les preguntó a 1200 mexicanos
adultos fueron los siguientes (todos con porcentajes desfavorables): Educación
44 por ciento, Salud 45 por ciento, Pobreza 61 por ciento, Empleo 64 por
ciento, Seguridad 68 por ciento, Economía 69 por ciento, Corrupción 76 por
ciento, Política Interna 53 por ciento, Política Externa 46 por ciento .
Como calificación final (en la clásica escala del 0
al 10) el público le da un 4.7 al presidente.
¿Y en Latinoamérica?
Por su parte hace unos días Consulta Mitofsky dio a conocer
la apreciación de los
21 mandatarios de América, donde México ocupa una evaluación
muy baja y la evaluación que los mexicanos hacen del presidente Enrique Peña
Nieto muestra que 39 por ciento lo aprueba, ubicándose en el lugar 12 de este
ranking.
El primer lugar de aprobación lo tiene, con 89 por ciento,
el mandatario de República Dominicana, Danilo Medina, seguido del presidente de
Bolivia, Evo Morales, con 75 por ciento y en tercer lugar se encuentra el
mandatario panameño Juan Carlos Varela con 63 por ciento, quienes están
ubicados con una calificación alta, según Mitofsky.
Otros dos mandatarios con calificación alta son Rafael
Correa, de Ecuador (61 por ciento) y el nicaragüense Daniel Ortega, con 57 por
ciento, mientras que con una evaluación de niveles de popularidad media
(porcentajes menores al 54 por ciento y mayores al 45) están cinco mandatarios:
Tabaré Vázquez, de Uruguay, con una aprobación del 52 por ciento.
En la séptima posición se ubican empatados con 47 por ciento
de aprobación los ciudadanos de sus respectivos países, Juan Orlando Hernández,
de Honduras, y Salvador Sánchez Cerén, de El Salvador, y en su primera
inclusión en este ranking Raúl Castro, de Cuba.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aparece en el
décimo lugar, con 46 por ciento, cerrando la evaluación de popularidad media,
abandonando la posición que anteriormente tenía de evaluación baja (porcentajes
menores a 45 por ciento pero superiores a 35 por ciento) consideramos niveles
de popularidad baja, en la que se ubican solo dos de 21 mandatarios: En el
lugar 11 está la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, con
una aprobación de 40 por ciento y el presidente mexicano Enrique peña Nieto,
con 39 por ciento, se ubica en el lugar 12.
Con menos de 34 por ciento de la aprobación de sus
gobernados están nueve mandatarios: Stephen Harper, de Canadá, quien abandona
el último lugar del ranking y se coloca con 32 por ciento en el puesto 13,
mientras que en el lugar 14 se encuentra Otto Pérez, de Guatemala, con 30 por
ciento de la aprobación de sus gobernados.
En el lugar 15 está la chilena Michelle Bachelet, aprobada
por 29 por ciento y quien tuvo una vertiginosa caída de 20 puntos en
comparación con el último ranking de 2014 que la ubicaba entre los mandatarios
con aprobación media. El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, cae a la
posición 16, con una evaluación muy baja del 28 por ciento.
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, con 26 por ciento
de aprobación ciudadana disminuye 16 puntos porcentuales y se ubica en la
posición 17 y el paraguayo Horacio Cartes se ubica en la posición 18 del
ranking de mandatarios con una evaluación muy baja del 25 por ciento. Luis
Guillermo Solís Rivera, de Costa Rica, está en el lugar 19, con una evaluación
muy baja con un acuerdo del 20 por ciento, mientras que en Perú, el presidente
Ollanta Humala sólo tiene el 17 por ciento de popularidad y se ubica en el
lugar 20, en tanto que la brasileña Dilma Rousseff es aprobada por sólo el 10
por ciento de los brasileños y ocupa el último lugar de la evaluación.
Respecto a esta evaluación, Mitofsky recalca que la
aprobación ciudadana puede no ser el reflejo de su gestión sino sólo la manera
en que la población la percibe y que se forma por componentes sociales e
históricos y advierte que como toda encuesta de opinión, los datos presentados
reflejan el estado de ánimo y las percepciones de la población al momento de la
aplicación de las entrevistas.
Y puntualiza que no pretenden ser pronósticos, predicciones
o vaticinios, todas las preguntas sin excepción son sólo un indicador de la
situación presente en el momento de llevar a cabo el levantamiento de las
entrevistas, nada garantiza que los resultados del presente informe sean los
que prevalezcan a través del tiempo.
(Co0n información de Reforma y La Crónica de Hoy)