Curioso caso el del Tuzobús en Pachuca, Hidalgo, que aún no comienza a dar servicio y ya tiene detractores.
Curioso porque no sabemos cómo afectará la vida de los que vivimos en la zona metropolitana de la capital hidalguense, pero ya hay convencidos de que la puesta en marcha del sistema de transporte público será no sólo un fracaso, sino que desgraciará a los usuarios.
Y no se trata de los memes, o las críticas personales a un proyecto novedoso, sino la creación de páginas en redes sociales contra el Tuzobús, o el llamado de presuntos universitarios para protestar contra al transporte desde una semana antes de que comience a operar.
¿De veras hay personas que ya saben qué ocurrirá a partir del 16 de agosto? ¿Acaso los ejemplos en otras ciudades no permiten ver las posibilidades de un servicio mejor? Quienes han viajado al extranjero llegan hablando maravillas del transporte colectivo, pero muchos de ellos son los primeros en ponerse en contra cuando de implantarlo en su ciudad se trata.
Temo, por experiencia, que muchas de estas protestas sean más bien oportunidades de grupos para intentar mover el panorama político antes del informe del gobernador y, mirando hacia el futuro, sacar raja en cuanto a posiciones partidistas y electorales se refiere rumbo a 2016.
No tengo una bola de cristal para adivinar el futuro, pero creo que lo menos que debemos hacer es conceder el beneficio de la duda a un sistema de transporte que, en el papel, parece que servirá para mejorar la calidad de vida de los vecinos de Pachuca y sus alrededores. Es cuestión de esperar.