DE POLÍTICA Y ALGO MÁS
Una anécdota personal surge a colación. Recuerdo hace unos años estar platicando con un par de amigos del trabajo sobre la exitosa serie House of Cards, el afamado “thriller político”. Emocionados, comentábamos las intrigas y las perversidades que se dan en el ámbito de la ambición por el poder, donde los fines justifican los medios. Una persona de mayor edad escuchó sobre lo que platicábamos y a bocajarro dijo: “Esas son fábulas, en México se viven cosas peores, aquí mataron a Colosio”. Callamos y asentimos. Era verdad.
Hace unas semanas salió una encuesta anticipada para la sucesión presidencial donde la sorpresa era que el único con posibilidades reales de plantarle cara a una alternancia al gobierno actual era nada más ni nada menos que Luis Donaldo Colosio Riojas, alcalde de Monterrey, hijo de Luis Donaldo Colosio, un joven al que la perversidad política le arrebató a sus padres, con un crimen que cambió muchas vidas y se cree que el destino de México.
Yo mismo sufrí ese cambio a través de mi padre: Manuel Jiménez Guzmán, amigo y colaborador del entonces candidato presidencial, que toda su vida mantuvo como uno de sus mayores orgullos y honores el haber estado tan cerca de una persona que pudo haber llevado a nuestro país a un nivel de desarrollo que hoy ya no podemos ni imaginar. La muerte de Colosio se vivió en mi casa como la muerte de un familiar y, desde entonces, en las paredes del estudio de mi papá siempre ocuparon un sitio destacado las fotografías enmarcadas de él junto a su amigo.
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De forma sorpresiva, Movimiento Ciudadano se consolida como una tercera vía, con el joven Colosio de abanderado, al que se le ve como un político serio, sobrio, profesional, concentrado con su cargo público actual, queriendo demostrar con los hechos su valía y la fuerza de su estirpe, o en palabras de su padre: “El gobierno no nos dará el triunfo: el triunfo vendrá de nuestro trabajo, de nuestro esfuerzo, de nuestra dedicación”. Pareciera que México como nación reconoce que está en deuda con Colosio, y el inconsciente colectivo así lo refleja.
Se escuchan voces preocupadas haciendo conjeturas futuristas bajo el escenario de que, si Colosio decidiera ir solo, le restaría una gran cantidad de votos a la alianza opositora y que el beneficiado sería el partido en el poder. Hay quien lo acusa de ser aliado del presidente, otros tuvieron el nervio de reclamarle que no estuviera en el PRI, como si Colosio les debiera algo.
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Recordemos que el presidente Andrés Manuel López Obrador se ofreció a dar amnistía a Mario Aburto a cambio de que expusiera con libertad los motivos por los cuales mató a Colosio, un crimen que muchos señalan como de Estado y que ni el más ingenuo podría pensar que fue pensado por un asesino en solitario. El asesinato de Colosio aún le duele a México, a la gente, y lo más sano para la nación sería conocer la verdad.
Bien dicen que las encuestas son fotografías del momento, y lo que la fotografía revela es que Colosio vive, que el factor es real, que Luis Donaldo Colosio Riojas tiene brillo propio y tiene muchas posibilidades de, cuando él lo decida, culminar el sueño de su padre, porque Colosio veía un México y ahora México ve a Colosio. N
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Carlos Jiménez Rodríguez, liberal, librepensador, 34 años de edad, licenciado en cine y televisión, maestro en administración pública, columnista, se ha desempeñado como servidor público en la Ciudad de México y como asesor legislativo en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.