Los dueños de los jales deben retribuir el grave daño que han causado a los pachuqueños durante más de 500 años de explotación minera, y una forma de indemnizar sería destinar esos terrenos a la creación de bosques enfocados al deporte y la recreación, previo tratamiento, consideró Marco Antonio Moreno Gaytán, líder de la Sociedad Ecologista Hidalguense (Sehi).
El activista ambiental advirtió que de otra manera, esas grandes extensiones -en caso de trasladar los jales a Epazoyucan- se convertirán en espacios abiertos para la especulación inmobiliaria y colocar hasta más de 4 mil viviendas, con sus consiguientes riesgos.
Moreno Gaytán detalló que durante más de 400 años esos jales han provocado daños a la salud de los pachuqueños, ante la ausencia de regulación de los materiales allí depositados.
Además, planteó que aun cuando son residuos industriales que tuvieron procesos con elementos químicos como el mercurio, ácidos, cianuro y demás, no existen medidas de mitigación que impidan que en temporadas de lluvias sean canalizados a pozos que impidan mayor daño.
“Cualquier producto químico como los descritos, tienen un efecto al tener contacto con el agua y eso nunca fue observado por la Semarnat o la Profepa. Esto queda mostrado con el sólo hecho de visitar los grandes cerros sin un sistema de drenajes que impidan que los escurrimientos lleguen hasta el sistema de drenaje doméstico”, dijo.
El ecologista citó la existencia de distintos estudios realizados por investigadores de la UNAM en los cuales fundamentan la toxicidad de estos polvos, debido a esas cargas químicas que no desaparecen con el paso de los años, tal como han querido suponer.
Incluso, planteó que al moverse de cualquier forma se removerá la peligrosidad de esas finas tierras que son producto de los trabajos mineros y que en su mayoría fueron aprovechadas a través del método de cianuración.
Moreno aseguró que es necesario que los dueños de esas tierras muestren alguna reciprocidad con los pachuqueños, “que siempre hemos sufrido de conjuntivitis, por los finos polvos que vuelan con el aire; que han padecido los encharcamientos con jales de los sistemas de drenaje; que han absorbido los ácidos cuando llueve en zonas pobladas como Puerta de Hierro, la Moraleja o bien en el propio estadio Hidalgo”.
Antes de permitir que esas dos grandes extensiones sean utilizadas para edificar zonas habitacionales, dijo Marco Moreno que deberían ser remediadas bajo distintos métodos que les permitan convertirse en áreas de recreo, luego de sellar los polvos con métodos que ya existen en el mercado”.
El envío de los jales a Epazoyucan únicamente les generará beneficios económicos y provocará daños ambientales a las más de 400 hectáreas de tierra que serán donde se realice el aprovechamiento parea sustraer el oro y plata que contienen.