La corrupción y el sobreconcesionamiento del agua impiden el manejo adecuado de este recurso en la frontera norte y esto es causa de tensión entre México y Estados Unidos, expuso el especialista en gobernanza del agua, Alfonso Andrés Cortez Lara, investigador del Colegio de la Frontera Norte (Colef).
“Lo de la corrupción no es un asunto gratuito, es porque se han dejado de regular las aguas en nuestro país. En la frontera norte, en Tijuana y Mexicali, hay un descontrol en la regulación del agua por parte de la Conagua”, aseguró en un panel virtual que se llamó Agua, tensión en la frontera México-Estados Unidos, por el suministro y manejo del recurso natural, organizado por la plataforma periodística CONNECTAS.
En el mismo evento participó Diana Aranguré, integrante del movimiento cívico Mexicali Resiste, quién asentó que la corrupción proviene desde el gobierno y responde a intereses privados.
“Las decisiones que toma Conagua vienen a responder siempre a las industrias, a las corporaciones y no a las necesidades de las comunidades”, dijo la activista.
Opinó que esto ha provocado una mayor participación de la sociedad en movimientos como el que integra, pero advirtió que en la lucha se enfrentan riesgos.
“Las personas que hemos decidido defender el territorio, defender el agua somos perseguidos, incluso buscan la manera de encarcelarnos; la persona que habla, que lucha, teme por su vida”, aseguró.
Para Alfonso Cortez, la forma en que se maneja la Comisión Nacional del Agua (Conagua) representa un problema que se arrastra desde administraciones pasadas y que a la fecha no se han logrado subsanar.
“Prácticamente todas nuestras aguas subterráneas, que es otra de las fuentes importantes de la frontera, están en estatus de sobreexplotación”.
Las fallas de orden institucional con las que opera Conagua, anotó, quedaron en evidencia recientemente con la dificultad que enfrentó el estado de Chihuahua para entregar a Texas la aportación pactada en el Tratado de la Distribución de las Aguas Internacionales, el cual data de 1944, y que debe ser de un volumen quinquenal de cerca de 2 mil 158 millones de metros cúbicos.
Para subsanar estas fallas, consideró necesario ajustar las políticas agropecuarias.
“Conagua debe coordinarse mejor con la Secretaría de Agricultura para un mayor control en la entrega de concesiones […] No puede andar dando permisos de agua al ton y son. Casi 9 de cada 10 litros se van a la agricultura”.
En su opinión, tampoco deberían ser entregadas a una industria de las características de Constellation Brands, la empresa productora de cerveza, vinos y licores que buscó instalarse en Mexicali.
Para incrementar el abasto del agua, Alfonso Cortez propuso privilegiar proyectos más viables y económicos como las plantas de tratamiento de agua, por encima de plantas desalinizadoras de agua de mar, que solo causan tensión en grupos y regiones, además de generar contaminación en el medio ambiente.
En su participación, Alfonso Mancera del Centro de Investigación y Docencia de Chihuahua, subrayó la necesidad de cambiar el marco normativo nacional pues opinó que no funciona.
“[Es] lo que ha provocado ese acaparamiento, sobreconcesiones y concentración del agua en pocas manos, pocos grupos de poder, tanto en el campo como en la ciudad”, acotó.