Las condenas internacionales se multiplicaron este viernes después del anuncio de la destrucción de la histórica ciudad asiria de Nimrud en Irak, un nuevo ataque del grupo yihadista Estado Islámico (EI) considerado por la Unesco como un “crimen de guerra”.
A pesar de la creciente presión de las fuerzas iraquíes y la coalición internacional encabezada por Washington contra los yihadistas, el EI destruyó el jueves Nimrud, una inestimable joya arqueológica, una semana después de destrozar tesoros arqueológicos en el museo de Mosul.
Los yihadistas comenzaron a destruir con excavadoras este sitio arqueológico situado a una treintena de kilómetros al sureste de Mosul, según el ministerio iraquí de Turismo. “No sabemos hasta qué punto fue destruida” la ciudad, dijo un responsable gubernamental que pidió el anonimato.
Al Azhar, una de las instituciones teológicas más prestigiosas del islam sunita con sede en Egipto, instó a “salvar a las naciones árabes e islámicas de sus demonios”, mientras que, para la reina Rania de Jordania, el EI son unos “locos” que buscan regresar “a la época medieval”.
La Casa Blanca, cuya aviación encabeza una coalición contra los yihadistas en Irak y en la vecina Siria, expresó su indignación por la demolición “incompresible” de restos históricos en Irak, “incluyendo los recientes ataques en Nimrud”.
“Salvajismo”
Las estatuas imponentes, imposibles de transportar, son las que se destruyen, según los expertos.
El gran ayatolá Alí al Sistani, la principal autoridad chiita de Irak, estimó que estas destrucciones eran la prueba del “salvajismo, barbarie y hostilidad [de los yihadistas] hacia los iraquíes”, en un discurso leído por un asistente en Kerbala (centro).
“Su plan es destruir el patrimonio iraquí”, afirmó un arqueólogo iraquí de la universidad Stony Brook de Nueva York, Abdelamir Hamdani, para quien el próximo blanco de los yihadistas podría ser Hatra, un emplazamiento con 2.000 años de antigüedad y que también está inscrito en el catálogo de la Unesco.
Una parte de los impresionantes frisos y estatuas colosales de toros alados con cabezas humanas de Nimrud fueron a parar a varios museos en diferentes países a lo largo del siglo XIX.
La comunidad internacional condenó firmemente las destrucciones pero parece relegada a un rol de simple observador, ya que no puede actuar en los territorios controlados por el EI, lamentó el experto de la Unesco Stuart Gibson.
“En el pasado hemos presionado a la población local para que reconozca el valor inestimable de su patrimonio y la necesidad de protegerlo”, agregó Gibson, quien dijo que lamentablemente ahora la gente está agotada y aterrorizada.