Decenas de miles de manifestantes marcharon este sábado de manera pacífica en ciudades de todo Estados Unidos por la muerte de George Floyd a manos de la policía, que atizó un debate sobre la desigualdad que sufre la comunidad negra.
Las protestas se multiplicaron desde Nueva York a Los Ángeles, pero la más impactante sucedió en Washington, donde miles de personas rodearon las calles cercanas a la Casa Blanca.
“Sin justicia no hay paz”, clamaron los manifestantes que se reunieron cerca de la Casa Blanca, delante del monumento de Lincoln y ante el Capitolio para protestar por la muerte el 25 de mayo en Minneapolis de Floyd, un hombre negro que fue asfixiado por un policía blanco.
A cinco meses de las elecciones presidenciales y en un momento en que Estados Unidos todavía lucha contra el coronavirus, la muerte de Floyd abrió el debate sobre la brutalidad policial y las desigualdades que sufren los ciudadanos negros, agudizadas por la pandemia, que mostró que padecen tasas superiores de mortalidad y desempleo.
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“Mucha gente piensa en el racismo y piensa en cosas como el KKK”, dijo a la AFP Chris Wade, un profesor negro de 29 años en relación al grupo supremacista blanco. “Hoy el racismo es la falta de oportunidades y de recursos”, afirmó en una protesta cerca del Capitolio.
En Washington, bajo un sol de plomo y sobre 30ºC de temperatura, los manifestantes -la mayoría de ellos con mascarillas- fueron asistidos por voluntarios que entregaban agua o desinfectante de manos, en un ambiente principalmente festivo.
Había un importante dispositivo policial y varios helicópteros volaban sobre la ciudad.
Miles de personas salieron a la calle, según constataron periodistas de la AFP y numerosos manifestantes portaron camisetas negras con el mensaje “No puedo respirar”, las últimas palabras de Floyd que quedaron grabadas en un video que desató la ola de indignación.
En Filadelfia una multitud se congregó ante el Museo de Arte de la ciudad y en Nueva York, Miami, Chicago o Los Ángeles se congregaron miles de personas este sábado, en una jornada en la que también hubo manifestaciones en Londres, Pretoria, París, Berlín y Sídney, entre otras ciudades.
Pero las manifestaciones en Washington fueron las más grandes desde el comienzo del movimiento de protesta. A ellas se unió la alcaldesa demócrata Muriel Bowser –enfrentada con el presidente Donald Trump después de que el lunes el mandatario ordenara reprimir una protesta frente a la Casa Blanca–.
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“Hoy el dolor es tan crudo que puede resultar duro mantener la fe”, tuiteó el candidato presidencial demócrata Joe Biden. “Pero la nuestra es una unión por la que vale la pena luchar”.
“No puedo entrar”
Tras ser homenajeado en Minneapolis el jueves, este sábado Floyd fue despedido en Raeford, Carolina del Norte, su estado natal, donde las autoridades ordenaron colocar las banderas a media asta.
Sus restos fueron recibidos por una multitud que lo ovacionó con el puño en el alto y miles de personas hacían fila para despedirlo, protegidas por sombrillas en un día de calor tórrido en el sur de Estados Unidos.
Las hermanas de Floyd, LaTonya y Zsa-Zsa Floyd dijeron a los reporteros que no ingresarían para el homenaje.
“No puedo entrar, verlo tendido en un ataúd, me volvería loca para siempre”, dijo LaTonya.
La familia de Floyd acudió a la ceremonia vestida de blanco y LaTonya destacó también que espera que esta movilización impida que haya más casos de brutalidad policial. Mi hermano “está haciendo un cambio mayor para el mundo”, agregó.
En medio de las movilizaciones, aumenta el debate en Estados Unidos sobre la represión de las protestas, las más importantes desde la década de 1960, la época de la lucha por los derechos civiles.
La difusión de unas imágenes en Buffalo, Nueva York, que mostraban a un policía empujando a un anciano y un contingente de agentes pasando por al lado mientras el hombre sangraba por los oídos provocó indignación y dos agentes fueron suspendidos.
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También en Indianapolis la policía investiga un video que muestra a oficiales golpeando a una mujer con sus bastones y lanzándole gas pimienta.
Aunque, por otro lado, en Seattle las autoridades anunciaron una prohibición temporal del gas lacrimógeno y en Dallas policías marcharon en solidaridad con los manifestantes.
Esta serie de protestas plantea uno de los grandes desafíos a la presidencia de Trump. El mandatario condenó la muerte de Floyd pero también se refirió a los manifestantes como “matones” y “terroristas” y ha sido acusado de exacerbar las tensiones.
Una agrupación de derechos humano interpuso una demanda contra Trump después de que las fuerzas de seguridad dispararan gas lacrimógeno contra una protesta pacífica.
“¡Ley y orden!”, tuiteó el presidente estadounidense en la noche del sábado, para después añadir que la multitud en Washington fue “mucho más pequeña” de lo que se esperaba.