Jóvenes empresarios israelíes acuden en masa a Alemania.
Cuando Elad Leshem se graduó con una maestría en administración de empresas hace dos años, de inmediato fundó una compañía. Hasta ahora, nada nuevo. Pero Leshem, de origen israelí, inició su carrera empresarial en Alemania.
“En Berlín hay muchos recursos disponibles, incluyendo subvenciones, subsidios e incubadoras, y la ciudad todavía es relativamente barata”, explica Leshem, nacido en Tel Aviv. “Eso te permite iniciar tu negocio sin mucho capital. Eso no es posible en Silicon Valley. Y la ciudad es bárbara, con muchos jóvenes”.
Leshem, de 33 años, no es el único joven israelí que ha descubierto los tesoros de Berlín. “Cuando me mudé aquí para asistir a la universidad, la gente en casa decía: ‘¿Por qué te mudas a Alemania? Nunca iré a visitarte’,” recuerda Asaf Moses, de 31 años, un empresario de tecnología para modas oriundo de Ra’anana, en las afueras de Tel Aviv. “Pero desde entonces la cantidad de israelíes ha aumentado a un ritmo increíble. Hoy, uno puede construir fácilmente una compañía solo con israelíes altamente calificados. Berlín se ha vuelto el símbolo internacional de lo padre en vez de un símbolo del Holocausto”.
No sorprende que Israel, con sus aproximadamente 4800 compañías nuevas en un momento dado, vea que algunos de sus empresarios busquen suerte por su cuenta. En lo que concierne a Leshem, Moses y sus colegas empresarios, elegir Berlín es simplemente una cuestión de oportunidades comerciales y costo de vida, como lo es para todos los empresarios en ciernes. Algunas de las principales compañías de capital de riesgo, como Sequoia Capital y Kleiner Perkins, han invertido recientemente en nuevas compañías berlinesas, y SoundCloud, el popular servicio para compartir música fundada por dos suecos, también tiene sus oficinas allí.
Aun cuando no hay informes que cuantifiquen la cantidad de compañías nuevas, incubadoras y negocios dirigidos por israelíes, todas las escuelas reportan una creciente presencia israelí en la capital alemana. Hemdat Sagi, el agregado comercial israelí, recibe alrededor de 150 consultas de empresarios y compañías israelíes cada año. “Las compañías israelíes entienden el potencial de operar en un mercado de 82 millones de consumidores, y es lógico para ellos el tratar de penetrar en este mercado, el cual tampoco está muy alejado de Israel”, explica Sagi. “Las compañías israelíes, no solo las recién creadas, ofrecen soluciones innovadoras en varios sectores, las cuales son sinérgicas con las capacidades de la industria alemana”.
Yakov Hadas-Handelsman, embajador de Israel ante Berlín, señala que toma menos tiempo volar de Berlín a Tel Aviv que de Nueva York a San Francisco.
Entre las creaciones asentadas en Berlín está InFarm, la cual permite que la gente cultive microvegetales en interiores; Capsuling Me, que ayuda a las organizaciones a detectar su mercado con base en los perfiles en línea de sus usuarios, y Screemo, la cual permite que los públicos de conciertos elijan la siguiente canción de un grupo al votar con sus dispositivos móviles y ver el resultado aparecer en tiempo real en grandes pantallas.
Los aceleradores berlineses, que incluyen al conglomerado mediático Axel Springer’s Plug and Play, y las incubadoras ahora presentan compañías nuevas israelíes. “Los [empresarios] básicamente solo tienen que bajarse del avión y todo está montado para ellos”, dice Axel Menneking, director internacional de la incubadora, de la cual ya tiene cinco compañías israelíes en sus libros y está en busca de más. “Las grandes compañías alemanas también han empezado a acercarse a los empresarios incipientes israelíes”, añade él. “Tienen interés en apoyar esta tendencia”.
Las subvenciones y los subsidios de Berlín para los empresarios son parte de una estrategia deliberada para colocar a la ciudad como una atractiva alternativa comercial a otras capitales europeas y a la que de hecho es la capital comercial de Alemania, Frankfurt. La acción tiene sentido para esta metrópolis relativamente pobre con un producto interno bruto per cápita de US$40 000, en comparación con los US$66 000 de Londres, ya que las compañías nuevas requieren de poca inversión y Berlín ya cuenta con una fuerza laboral joven. Por su parte, Israel sigue produciendo talentosos aspirantes a empresarios. “Los israelíes aprenden habilidades muy útiles durante su reclutamiento en las fuerzas armadas, especialmente quienes sirven en las unidades de inteligencia, donde se los expone constantemente a problemas de los que no saben nada, y aun así tienen que dar con una solución”, señala Menneking. “Eso es exactamente lo que tienes que hacer en una compañía nueva”.
La Cámara de Comercio Alemana-Israelí ha ubicado la tendencia, lanzando recientemente una iniciativa llamada BETATEC (acrónimo en inglés del Comité de Tecnología e Iniciativa Empresarial Berlín Tel Aviv). El programa ayudará a los israelíes a iniciar compañías en Berlín, pero también enviará empresarios alemanes a incubadoras israelíes, donde recibirán tutorías. “La idea es que esto ayudará a la economía alemana, pero también ayudará indirectamente a la economía israelí”, dice Mickey Steiner, director de BETATEC y exdirector ejecutivo israelí del gigante alemán de software SAP. Para aumentar aún más el atractivo de Berlín, BETATEC también ayudará a las compañías israelíes a expandirse con mayor facilidad en Alemania y más allá.
Aun así, Berlín no es una alternativa del todo obvia a Silicon Valley o Londres para los ambiciosos empresarios jóvenes. “Si un israelí hace negocios con un británico o un estadounidense, por supuesto que está bien, pero son solo negocios”, señala Hadas-Handelsman. “Esto es mucho más. Los destinos de israelíes y alemanes están conectados por causa de nuestro pasado. Eso hace tan importante a la tendencia de crear empresas, y va en ambos sentidos, con alemanes yendo a Israel”.
Hadas-Handelsman espera que esto ayude a aumentar el comercio entre los dos países, uno de los cuales es la quinta mayor economía del mundo. Él acepta la naturaleza poco convencional de la tendencia, señalando que “algunas personas en Israel no la ven favorablemente”. Pero, añade él, “nosotros no tenemos nada en contra de ella; al contrario, es benéfica tanto para Alemania como para Israel”.
Los empresarios no son los únicos israelíes que se mudan a Berlín: también artistas y científicos están echando raíces allí. La ciudad ahora cuenta con restaurantes israelíes e incluso una revista israelí en línea en idioma alemán. Daniel Barenboim, el pianista y director de orquesta nacido en Argentina pero con ciudadanía israelí, es el director musical de la Ópera Estatal de Berlín. Según un cálculo, 40 000 israelíes viven en la capital alemana hoy día; en 1925, antes del ascenso del nazismo, había 160 000.
Según Steiner, la naturaleza israelí de toma de riesgos contribuye a su éxito al iniciar compañías. Es una cualidad que da a los israelíes una ventaja competitiva en Berlín, dice Leshem, quien fundó recientemente una segunda compañía después del cierre de la primera. “Los israelíes son avasalladores y ruidosos, mientras que los alemanes son más conformistas y callados”, se explaya él. “Los israelíes tienen una actitud de ‘Hagámoslo’ y menos miedo al fracaso, como la que se ve en EE UU. Cuando un israelí innova, su actitud es ‘Construyamos una compañía próspera que podamos vender por 1000 millones de euros’. Los alemanes son más concienzudos y estables. Pero en una compañía nueva, es mejor ser rápido y sucio, que lento y limpio”.
Hay una sola cosa que a Leshem no le gusta de hacer negocios en Berlín: la necesidad de hablar alemán. “Es realmente fácil iniciar una compañía aquí, y solo te cuesta 200 a 300 euros [US$270 a US$400], pero para obtener todos esos subsidios maravillosos tienes que llenar muchas formas en alemán”, dice él. “A las autoridades alemanas no les importa si eres Bill Gates. Quieren que llenes las formas en alemán”.
Otros empresarios señalan que las incubadoras de la ciudad no están (todavía) al mismo nivel que, por ejemplo, Y Combinator, de San Francisco, la cual generó Airbnb.
Moses, quien habla alemán con fluidez, dice que la habilidad con el idioma alemán es un prerrequisito para el éxito de una compañía nueva en Berlín. Él sabe de lo que habla, tras hacer crecer su compañía de tecnología para modas, FitAnalytics, la cual cofundó con un amigo alemán hace cuatro años, a tener 15 empleados, quienes trabajan en el vecindario de moda de Kreuzberg.
Pero los ingenieros israelíes sin planes inmediatos de iniciar sus propias compañías no necesitan molestarse en aprender el lenguaje. “Aquí hay tal escasez de ingenieros que conseguirás un empleo el día siguiente a que aterrices”, dice Moses. Según VDI, la Asociación de Ingenieros Alemanes, cada ingeniero de software desempleado en Alemania tiene 3.7 empleos de donde escoger. Además se debe lidiar con el rápido aumento de los costos en Berlín, sobre todo las rentas, las cuales aumentaron 2.6 por ciento el año pasado. Aun así, la renta promedio es menor a US$8 por metro cuadrado, una ganga en comparación con el rango actual de US$60 a US$120 por metro cuadrado en el centro de Londres.
A pesar de las barreras del lenguaje, Leshem, ciudadano alemán gracias a sus abuelos maternos de origen alemán y que huyeron a Palestina antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, no tiene planes de dejar Berlín. Dice sentir que está vengándose del odioso credo político que fue el responsable de la muerte de tantas personas, incluidos varios familiares. “El Berlín multicultural de hoy día es la broma de la historia a Hitler”, dice él. “El Berlín de 2014 es el opuesto feliz del Berlín oscuro de 1934”.
@elisabethbraw