El punto es desarrollar ambientes de aprendizaje ligados a la tecnología donde los niños se organicen en grupos para aprender por sí mismos.
Desde hace varios años, diferentes expertos y pensadores nos advierten de algo que es un hecho incontrovertible: el sistema educativo vigente en América Latina es obsoleto y no estimula la creatividad de los alumnos.
Ya he comentado en mi blog las ideas que al respecto tiene el especialista Ken Robinson sobre cómo las escuelas terminan con la creatividad y limitan el ingenio de los niños mientras nos impiden encontrar nuestro elemento.
La educación es un tema que me apasiona y nuevamente lo abordo, a propósito de una muy interesante conferencia que tuve la oportunidad de escuchar en el foro TED de este año: la escuela en la nube, un revolucionario proyecto del investigador en educación Sugata Mitra.
Hace 14 años, este físico y consultor tecnológico convertido en experto educativo comenzó un experimento. En ese entonces, muy pocos niños en la India tenían acceso a las computadoras, lo que motivó a Mitra a ver qué pasaría si ponía al alcance de los niños de un barrio marginado una computadora conectada a internet a la que ellos tenían acceso a través de un Hoyo en la Pared —nombre mítico con el que hoy se conoce a este experimento.
Al cabo de unas horas, estos niños marginados aprendieron a navegar y, además, empezaron a enseñar a otros el uso de la computadora. Pero no solo eso, los chicos también compartieron entre ellos algunas nociones de inglés para poder usar este aparato. Este dispositivo les abrió una fabulosa ventana al mundo previamente desconocida.
Mitra, sorprendido, amplió su experimento y encontró que si se deja trabajar libremente a los niños en equipo, ellos pueden aprender casi cualquier cosa una vez que conocen cómo investigar en internet.
La experiencia se replicó en Inglaterra, y posteriormente en otros países, y la conclusión a la que llegó Mitra es que esta forma de aprendizaje no tiene nada que ver con la condición económica de los niños, sino con la forma en que se obtiene el conocimiento en un entorno abierto.
Este nuevo ambiente de aprendizaje requiere de dos circunstancias: uno, el acceso a la tecnología —lo que nos plantea a los empresarios la necesidad de poner al alcance de la población sistemas de conectividad—, y dos, que los maestros den un paso atrás y se conviertan en poco más que en un guía en la exploración infantil.
El investigador se dio cuenta de que los niños estaban aprendiendo precisamente porque el maestro no interfería, lo que lo llevó a plantearles a los profesores su nuevo papel en este contexto: hacer las preguntas correctas a los alumnos para dejar que el aprendizaje suceda y, después, abrir una conversación sobre qué fue lo que aprendieron… y aplicar lo que llama el “método de la abuela”: permanecer detrás de ellos y alentarlos.
En conclusión, la escuela en la nube consiste en desarrollar ambientes de aprendizaje ligados a la tecnología donde los niños se organicen en grupos para aprender por sí mismos. Después se les anima a compartir ese conocimiento con sus compañeros bajo la supervisión de maestros que dejan de ser archivos de información para propiciar que sus alumnos adquieran el conocimiento por su propio esfuerzo, a través de su curiosidad natural.
Mitra recibió el Premio TED 2013, que consiste en un millón de dólares con los que pondrá en marcha su proyecto, probablemente en la India.
Hoy, que en nuestro país los políticos están poniendo mayor atención al tema de la educación, bien vale la pena tener en cuenta nuevas experiencias para no quedarnos en cambios cosméticos y visualizar lo que puede ser el futuro de una educación guiada por la curiosidad natural de la niñez. No olvidemos que ellos representan nuestro futuro y nuestra inversión más importante.
Ricardo B. Salinas es presidente y fundador de Grupo Salinas. Su sitio en internet es www.ricardosalinas.com/blog