Se confunde la palabra “identidad”, esta tiene que ver con los colores, el uniforme, el mote, la personalidad de los jugadores, el estadio, la zona y la afición. Cultura fútbolística es diferente, no todos la tienen, incluso hay clubes y selecciones que la pierden o canjean por algo que creen más valioso.
Para revisar los estilos del Real Madrid y Barcelona, dos clubes centenarios que se han robado la atención del mundo en los últimos tiempos, solo hace falta asistir a uno de sus entrenamientos o días de oficina en cada caso. Durante el último clásico de Brunete, por ejemplo, un torneo de verano infantil que se fundó hace 11 años, podemos encontrar a simple vista la piedra filosofal del FC Barcelona, esta vez se jugó en Granada y el dominante Barsa infantil salió campeón. Un espectáculo, porque niños menores de 11 años aplican exactamente los mismos conceptos y movimientos en el campo que sus mayores, incluso en ellos parecen más fáciles.
Ver al centralito largo espigado salir jugando, entregar la pelota siempre por el costado, cubrir el movimiento del lateral o jugar a dos toques es una delicia, ahí empieza el mensaje, con la pelota los rasgos culturales son los mismos; este pequeño Barsa logró posesiones de hasta 70 por ciento en algunos partidos, la arriesgaba poco, si no la veía fácil volvía a empezar. Igual que el primer equipo sufre los mismos vicios: chuta muy poco a gol y a veces choca en la última zona. Sin la pelota el parecido es aún más asombroso, la presión adelantada, la recuperación, el desmarque y la apertura por los costados es idéntica. Increíble cómo el más pequeño de los equipos oficiales del FC Barcelona juega con la misma disciplina táctica, interpretando su filosofía con la pelota y sin ella.
Solo tenían 10 años. Pues esto es cultura fútbolística. Cuesta tiempo, paciencia y cariño.
Lo que contrasta plenamente con un día cualquiera en los despachos del Real Madrid, mientras el Barsa abonaba su futuro el Madrid hacía sonar la caja registradora días antes de arrancar la temporada 2013-2014 cuando presentó su nueva camiseta. A las 10:00 los fútbolistas son citados para probarse la tela de Adidas y se uniforman, a esa hora del día el Madrid ya estaba perdiendo 18 millones confirmando que Mourinho se iba sin indemnizar al club.
Son 10:30, limusinas entran por los garajes del Bernabéu, dentro van miembros de la familia real de Dubái, sobrinos del jeque Ahmed Bin Saeed que querían conocer a Cristiano Ronaldo. A las 11:00 se firma el acuerdo con Fly Emirates, competencia de Qatar Airways, sponsor del Barsa. El Madrid acaba de recuperar vía patrocinio los 18 millones que perdió hace una hora y le sobran 22. El acuerdo por cinco temporadas roza los 200 millones.
Son las 11:15, foto protocolaria con Casillas y Ramos. Las imágenes en Facebook son compartidas por 94 000 personas. A las 11:30 los jugadores están uniformados en el campo, la prensa mundial retrata al equipo, a las 11:45 está en todos los medios, la fuerza de internet distribuye el producto. A las 11:59 su página oficial cierra la venta anticipada, la nueva camiseta del Real Madrid ya superaba 20 000 pedidos. En punto de las 12:00 la tienda del Bernabéu, en la calle Padre Damián puerta 55 del estadio, la exhibe en aparadores, el dorsal se cotiza en 100 euros. Aproximadamente 500 personas entran a las tres plantas distribuidas en 1500 metros cuadrados, el primer día de venta incluyendo en línea se calcula en 3 millones.
Sobre las 16:00 se filtra un probable acuerdo de 47 millones por el delantero uruguayo Luis Suárez. A las 18:00 el Madrid se planta ahorrándose la rescisión de Ancelotti al PSG (París Saint-Germain) por 8 millones y presiona diciendo que va por Heynckes, quien cobraría 6 millones al año. Antes de las 23:00 planteaba ofrecer hasta 80 millones por Bale. El Madrid cerró el día moviendo operaciones por 363 millones. ¿Alguien duda todavía de cuáles son las diferencias entre el Madrid y el Barsa?
Ambos equipos se han enfrentado en las pujas por los fútbolistas más caros del mundo, sin embargo, el arrasador modelo financiero del Madrid lo ha convertido en el club que más dinero gasta en el mundo. El cheque por Bale superó aquel que Real Madrid pagó por Cristiano al United: 96 millones. La cifra, sin embargo, fue maquillada para no herir el ego del portugués, a quien los libros del fútbol todavía asientan como el traspaso más caro de la historia. Millones más o menos, los críticos vuelven a lanzarse contra un modelo que cada temporada gasta más, pero también deberían analizarlo, cada año ingresa más.
Contablemente el Madrid es un éxito. Aun en tiempos de crisis pudo rebajar su deuda (123 millones) y convertirse en la organización deportiva con más ventas en todo el mundo (514 millones). Ni la NFL, NBA, MLB o la Premier League tienen una franquicia que genere tanto dinero. Los gestores de este club incrementan los beneficios netos cada ejercicio, algo que los analistas de fútbol ven como pecado. Para explicar mejor la historia financiera de Bale recordemos el 30 de junio del 2009; Florentino Pérez y Alfredo Di Stéfano presentan en un acto circense dentro del Bernabéu a Kaká. Entonces el brasileño era la gran figura, a los 65 millones que pagaron sumemos 10 millones de sueldo por temporada y la cesión de un porcentaje por derechos de imagen. Redondeando, Kaká costó algo así como 110 millones, pero cuatro años después sale del club escondido en un automóvil blanco de regreso a Milán con precio de saldo. Nadie lo extrañará porque nunca jugó, pero Kaká igual que Bale o antes Beckham… representa el modelo: precios escandalosos, sobreventa de expectativas, tráfico de ilusiones, publicidad, viralidad, exposición mediática, explotación comercial indirecta y fenómeno fan. Si Florentino gasta 100 millones en Bale es porque piensa ingresar 150. Fútbolísticamente su gestión será una ruina, pero financieramente podría ser la mejor.
Algo que Cristiano Ronaldo confirmó oficialmente cuando Florentino Pérez lo volvió el fútbolista mejor pagado de la historia, este dato se agrega al de fútbolista más caro de la historia. Ambos títulos financieros recaen sobre el mismo jugador, un portento físico y del mercado. Sin discusión, el Real Madrid ha recuperado cada centavo invertido en su estrella, el negocio es redondo. La marca CR7 genera 44 millones de dólares al año, 23 en salario y 21 en patrocinio con Nike, Armani, Castrol, Time Force, Herbalife y PES; pero de estos el Madrid apenas recibe un porcentaje por derechos de imagen, a cambio utiliza la figura de Cristiano como una poderosa herramienta de comunicación, a los 60 millones de seguidores en Facebook hay que sumarle 21 millones en Twitter, 2 millones de seguidores en Instagram, 1.3 millones en MySpace y 162 000 suscriptores en YouTube. El enorme canal de comunicación que se ha desarrollado alrededor suyo lo convierten en el deportista más activo y solicitado en las redes sociales, estamos hablando de que con un solo mensaje, CR7 impacta diariamente a millones de aficionados en cualquier parte del mundo. Los más de 200 goles que ha marcado con el Madrid valen mucho, pero sin ninguna duda lo que el Madrid está pagando es penetración e influencia.
Después viene Messi y les siguen Wayne Rooney, Kun Agüero, Didier Drogba, Yaya Touré, Neymar, Fernando Torres, Falcao, Ibrahimovic, Carlos Tévez, Steven Gerrard y Thiago Silva. Las cifras del fútbol, a pesar de ser el deporte más visto, siguen lejos de la NBA, NFL y MLB, las ligas norteamericanas continúan siendo el gran motor de la industria deportiva mundial. Cuando en 2018 termine el contrato de CR7 con el Real Madrid, la MLS tendrá un nuevo jugador franquicia.
Pero este famoso modelo que convirtió al Real Madrid en la organización deportiva con más ingresos en la historia y hasta hace poco, el mejor club del siglo XX, no solo fue puesto en evidencia internacional por el Barsa, ahora también localmente, está siendo superado por Atlético de Madrid: el equipo ribereño que vivía por los rincones de la ciudad y que desde la corte se jactaba en usar como bufón. Pero entre 2009 y 2013 ese Atlético levantó dos veces la Europa League, dos ves la Supercopa de Europa y una Copa del Rey en el Bernabéu; que en los mismos años vio una Liga, una Copa y una Supercopa de España. Sin embargo, el saldo que mejor explica el éxito y fracaso de ambos modelos no es ese, sino el hecho que el Atlético alcanzara esos cinco títulos aun vendiendo cada año a su máxima figura: Forlán, Kun Agüero, De Gea, Diego y Falcao, mientras al otro lado del Manzanares el desfile de jugadores es catalogado como el gasto más grande del fútbol universal: 830 millones en cinco años.
Durante ese lustro se reprodujo también una comunidad impropia de la cultura del Real Madrid; a la luz de Facebook, Twitter, los medios en línea, los millones de Florentino, el mesianismo de Mourinho y los bíceps de Cristiano, nació el “Neomadridismo”, un grupo de choque digital cuyos miembros no identificados con pilares del club son incapaces de reconocer los triunfos ajenos, respetar al rival, rescatar a Casillas, su viejo capitán, o confundir las lanzas de los blasones madridistas con empuñaduras de guerra. La reiterada crisis del Madrid no es deportiva, mucho menos económica, es social. Mientras Barsa y ahora Atlético triunfan defendiendo más que nunca sus principios fundadores, cantera y barrio, el Madrid fracasa con el suyo: el dinero.