Miles de iraquíes, entre ellos altas autoridades del país, pidieron venganza el sábado en Bagdad en el funeral del poderoso general iraní Qasim Soleimani, que murió en el ataque de un dron estadounidense.
“Muera América” gritó la multitud, tanto en la capital como en las ciudades santas chiitas de Kerbala y Nayaf, donde también se rindió homenaje al jefe de la milicia iraquí aliada de Teherán, Abu Mehdi Al Muhandis, que murió en el mismo ataque.
Por temor a posibles represalias, la coalición internacional antiyihadista, liderada por Estados Unidos, redujo sus operaciones y reforzó la seguridad de sus bases en Irak, informó un funcionario estadounidense.
Asimismo, la OTAN anunció la suspensión de las misiones de entrenamiento de las fuerzas de seguridad iraquíes que luchan contra el Estado Islámico.
El audaz asesinato de ambos caudillos militares representó una escalada sin precedentes en el pulso que mantienen Washington y Teherán en Oriente Medio desde hace décadas, y la comunidad internacional seguía lanzando llamamientos a la calma.
China invitó a Estados Unidos a “no abusar de la fuerza” y el Vaticano pidió “reducir la tensión” en la región.
Horas después del ataque del viernes, que también le costó la vida a un comandante iraquí de los paramilitares proiraníes de Hashd Al Shaabi, Estados Unidos anunció el despliegue de 3,000 a 3,500 soldados adicionales en la región.
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En la madrugada del viernes se registró un nuevo ataque en el norte de Bagdad contra un convoy de Hashd Al Shaabi, una coalición paramilitar proiraní que forma parte de las fuerzas de seguridad de Irak, indicó una fuente policial.
Pero un portavoz de la coalición antiyihadista encabezada por Estados Unidos aseguró a la AFP que “no se había llevado a cabo ninguna incursión estadounidense ni de la coalición”.
Antes el coronel Myles Caggins, hablando únicamente en nombre de la coalición, dijo que esta “no había llevado a cabo ataques al norte de Bagdad en los últimos días”.
Soleimani era el líder de la fuerza Al Quds, el artífice de la estrategia militar de Irán en Oriente Medio, y además un experto en la lucha contra el yihadismo.
Irán, que prometió “una dura venganza en el lugar y el momento adecuados”, convocó al encargado de negocios de Suiza en Teherán, representante de los intereses de Washington.
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Según el contralmirante Alí Fadavi, comandante en jefe adjunto de la Revolución, Washington transmitió a través de ese diplomático suizo un mensaje:”si quieren vengarse, vénguense proporcionalmente a lo que hemos hecho”.
Los estadounidenses no están en posición de “decidir” la respuesta de Irán, replicó el responsable militar.
“Dura venganza”
El ataque cerca del aeropuerto pulverizó dos vehículos y dejó un total de diez muertos, cinco iraquíes y cinco iraníes.
Este sábado, los ataúdes fueron transportados en camionetas blancas al barrio de Jadriya, que bordea la ultrasecurizada Zona Verde de Bagdad, escoltados por la multitud bajo una nube de banderas blancas de Hashd y amarilla de las brigadas de Hezbolá, su facción más radical.
Las camionetas entraron luego en la Zona Verde, donde se sitúa la embajada de Estados Unidos que fue atacada el martes por partidarios del Hashd. Pero la multitud permaneció en las puertas de la Zona.
El primer ministro iraquí, Adel Abdel Mahdi, Hadi al Ameri, jefe del grupo pro-Irán en el parlamento, Faleh al Fayyadh, jefe oficial del Hashd, el exprimer ministro Nuri al Maliki y los líderes de las facciones chiítas estuvieron presentes en el funeral en la Zona Verde.
Los 10 cadáveres fueron trasladados luego a Kerbala y Nayaf, dos ciudades santas chiítas, al sur de la capital, para las últimas oraciones antes del entierro de Muhandis y el traslado nocturno del cuerpo de Soleimani a Irán.
Allí, Qasem Soleimani será enterrado el martes en su ciudad natal de Kerman (centro), tras tres días de ceremonias de homenaje.
El guía supremo iraní, Alí Jamenei, y el presidente iraní, Hasán Rohani, que prometieron vengar su muerte, visitaron por separado a la familia Soleimani el viernes para presentar sus condolencias.
Para justificar la orden de matarlo, el presidente estadounidense Donald Trump afirmó que había actuado para “detener” una guerra y aseguró que Soleimani estaba planeando ataques “inminentes” contra diplomáticos y militares estadounidenses.
El asesinato del general iraní ocurrió dos días después del ataque a la embajada durante la procesión funeraria de 25 combatientes de una facción del Hashd asesinados en un bombardeo estadounidense en Irak el domingo, en represalia por los ataques con cohetes contra instalaciones estadounidenses en Irak, en los que murió un contratista.
Acto de guerra
Estados Unidos cometió un “acto de guerra” contra Irán, afirmó el embajador iraní ante Naciones Unidas, Majid Takht Ravanchi. “Sin duda habrá una venganza, una venganza dura”.
Tras esta escalada sin precedentes, Irak teme convertirse, según los expertos, en un campo de batalla de sus dos aliados, Irán y Estados Unidos, enemigos jurados.
La muerte de Soleimani generó un consenso contra Estados Unidos en un Irak desgarrado desde hace más de tres meses por una revuelta popular contra el poder y el control de Irán.
Los diputados se reúnen el domingo y podrían denunciar el acuerdo irako-estadounidense que enmarca la presencia de 5,200 soldados estadounidenses en suelo iraquí.
El jefe de la diplomacia catarí, Mohamed ben Abderrahmane Al-Thani, acudió a Teherán este sábado.