Es una familia oriunda de Aguascalientes y en las calles, lleva música y alegría a transeúntes a pesar de vivir una realidad complicada por la falta de trabajo y una enfermedad que lejos de discapacitarlos, ha logrado desarrollar su sentido auditivo.
Tres hijos, mamá y papá han tenido que sortear una historia de cáncer que les ha llevado a perder su vista a cambio de seguir viviendo.
En ruta por las calles de la ciudad desarrollan su capacidad musical en busca de una moneda, mientras que el jefe de familia, busca trabajo estable para mantener a sus hijos y a su compañera de vida.
“Desde siempre hemos sido músicos, a todos les inculqué el gusto por el arte a pesar de nuestras condiciones”, cuenta Alejandro Martínez, el papá de los chicos talentosos que sin vista nos deleitan con su arte musical en el centro de esta ciudad.
Dice además que desde que los pequeños estaban en el vientre de su esposa, ya conocían de música clásica y grandes piezas magistrales pues él se encargó de hacerles sentir el amor por los sonidos mágicos.
La historia no termina así, su esposa es fotógrafa, representante invidente de que los límites no existen, incluso, han expuesto su trabajo creado desde el más profundo sentido artístico que un ser humano pueda tener.