A las 12:15 llegamos a Las Caballerizas, sede que ha albergado el festival Hipnosis en 2018 y 2019. Un lugar rodeado de árboles y montañas en el que se puede respirar aire fresco acompañado de una agradable sensación de estar conviviendo con la naturaleza. Esta edición empezó contundente, con un sonido bien cuidado por parte de los ingenieros de audio, haciendo que Sei Still, la primera banda que se presentó en el festival, no solo se escuchara perfecto, sino que además pusiera en alto la bandera mexicana, ya que estos jóvenes fueron la primera banda nacional en subirse al escenario.
Kraut del más puro es lo que Sei Still puso en la mesa, un género nacido en Alemania a finales de los años 1960, y que para quienes iban llegando al festival fue la forma perfecta de adentrarse en el ritual musical que apenas iniciaba, lleno de sintetizadores, invitados especiales y ritmos monótonos característicos de este género. Un deleite.
The Darts, banda estadounidense integrada por cuatro mujeres con un gusto notable por el punk, fue la encargada de continuar con la música. Siempre da gusto la inclusión de bandas femeninas en un festival de rock, pues se rompe con esa vieja idea de que el rock es de y para hombres.
Un bazar de marcas independientes se extendía en una de las orillas del festival, donde se podía comprar desde mercancía oficial de las bandas y el festival, hasta ropa vintage, joyería y lentes, sumándole a la experiencia una actividad divertida para los que quisieran adquirir algún recuerdo.
Tajak fue la segunda banda mexicana que se subió al escenario, y fue genial. Pareciera que Hipnosis la eligió precisamente por su capacidad de hipnotizarnos a todos con sus repetitivos y psicodélicos sonidos, combinando elementos del drone, shoegaze y definitivamente algo de stoner, todo mezclado en un sonido perfecto para el momento.

Foto: Jaime Fernández
A The Holydrug Couple, una banda chilena, por la situación en la que se encuentra su país todos recibimos con mucho cariño. Una bandera de Chile en la que se leía “No estamos en guerra” se elevó en el público, y la comunión latinoamericana unida por el amor y la paz se sintió durante este concierto.
La lluvia y el lodo no fueron la excepción en esta edición del Hipnosis, de hecho, fueron parte importante del ambiente, pero el público ya sabía a lo que se aventuraría esa noche. Botas de lluvia, impermeables, gorros y rompevientos dominaron los outfits de este día, a diferencia de muchos otros festivales en donde parece que la ropa es lo más importante para los asistentes, aquí sobrevivir a la lluvia era lo fundamental.
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Crumb continuó con el show, con una voz angelical esta banda nos fue llevando a lo largo de su set, que rompió un poco con lo que llevábamos escuchando, ya que su sonido es bastante más tranquilo, reflexivo y relajado. Eran alrededor de las cinco de la tarde, y mientras esta banda tocaba, muchos de los asistentes aprovechaban para comer en la zona de foodtrucks que también estaba ambientada con DJs y una carpa con mesas para sentarse a disfrutar de la comida.
Para muchos lo mejor de Hipnosis 2019 fue la banda japonesa Kikagaku Moyo, que derritió cerebros con su espectáculo. Desde los ambientes sonoros más relajados y melódicos, hasta unos solos majestuosos de sitara inmersos en un universo de guitarrazos poderosos y ejecutados a la perfección.
Increíble curaduría de bandas, de momentos, el orden en el que fueron apareciendo las bandas, la decoración y demás detalles que hicieron que esta edición fuera muy disfrutable.

Foto: Jaime Fernández
Si algo destacó por su nivel de oscuridad fue definitivamente la banda Uncle Acid and the Deadbeats, que a las siete de la noche invocó a los espíritus de la lluvia y los relámpagos. También una de las bandas que más se hicieron presentes en el festival. Se comentó por muchos entre bromas y risas nerviosas de un posible pacto con el diablo de esta banda, pues el año pasado, en el festival Desert Daze, de California, se presentaron diciendo: “Somos Uncle Acid and the Deadbeats y estamos aquí para arruinar su noche”. Posteriormente comenzaron a tocar y una tormenta eléctrica se apoderó de los cielos al grado de que, cuando terminaron de tocar, se tuvo que cancelar el festival… ¿Coincidencia o pacto con el diablo?
El Hipnosis 2019 no fue una excepción, ya que, antes de tocar, la lluvia había cesado y al instante en el que esta oscura banda inició, se desató la tormenta. El público hipnotizado y sin moverse de su lugar a pesar de la lluvia, no paró de mover la cabeza bajo el agua hasta que el “Tío Ácido” dejó de tocar, y de nuevo las teorías macabras salían a la luz, ya que en ese instante que la última reminiscencia de guitarra dejó de sonar, la lluvia paró… increíble y terroríficamente.
Otra de las cosas que definitivamente le dieron un plus a las presentaciones de las bandas fueron los sublimes visuales de Bob Mustachio, una leyenda del arte en vivo durante conciertos.
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Varias fogatas ya estaban prendidas y después del ritual de oscuridad le tocó el turno a Mild High Club de hacer lo que mejor hacen: relajar a la audiencia con una master class de sintetizadores, solos de piano y una combinación de géneros maravillosa, desde elementos jazzísticos, hasta psicodelia suave y envolvente. Unos de los momentos más mágicos del festival sin duda.
Para los que no sabían, Mild High Club tiene un disco colaborativo con la gran banda King Gizzard and the Lizard Wizard, que por cierto fue parte fundamental del Hipnosis 2018. Y algo que disfrutamos mucho fue que Mild High nos regaló melodías de este disco titulado “Sketches of Brunswick East”, como si fuera una continuación del Hipnosis 2018, dejándonos algo de King Gizzard como sabor de boca después de su deliciosa participación.
Por fin dejó de llover, y a pesar de que el tremendo lodazal es algo que no te permite sentarte en el piso a relajarte, una sensación de comodidad se apoderó de todos los que poco a poco nos fuimos quitando nuestros impermeables.
The Claypool Lennon Delirium es un fenómeno que muchos espectadores no podían creer desde que Hipnosis anunció el cartel de esta edición. ¿Qué posibilidades hay de que Les Claypool, el famosísimo y virtuoso bajista de la banda Primus, haga una banda con el hijo de John Lennon y Yoko? y además que vengan por primera vez a tocar a México… Muchos conocemos sus discos, pero poderlos escuchar en vivo fue algo maravilloso, de las cosas que más disfruté de la noche definitivamente.
Con un toque de comedia, burlas y cotorreo, este par no dejó que la gente estuviera quieta. La combinación de majestuosos riffs de bajo, con una técnica impecable de guitarra por parte de Sean Ono Lennon, fue una verdadera sorpresa. No es que uno espere poco del hijo de John, con esa sombra gigante por ser hijo de un Beatle, pero verdaderamente podemos estar seguros de que su padre estaría orgulloso de su ejecución en la guitarra.
Stereolab, los profesores, las leyendas, después de una década de no tocar, en febrero de 2019 regresaron a los escenarios y por primera vez en la historia a México. Algo que puede ser muy bonito para los espectadores es ver a una banda donde los integrantes te doblan la edad. No solo a gran parte del público, sino también a la mayoría de las bandas y no solo edad, sino experiencia. Un concierto nostálgico y lleno de avant-pop, kraut y repetición, con melodías que conviven entre ellas y te ponen a bailar con armonía y tranquilidad. La hermosa voz de la francesa Laetitia Sadier que con sus 51 años de edad imponía formalidad, seriedad y concentración se combinaba casi mágicamente con los varios sintetizadores que nos mantuvieron a todos felices durante su presentación estelar de una hora y media.
Y qué mejor que cerrar el festival con un show poderosísimo. Fu Manchu, banda formada en 1985 con otro nombre, y que en 1990 cambió al actual. Una combinación de punk o casi hardcore punk con stoner es lo que dio final al escenario principal, con un set brutal, fortísimo y lleno de energía para terminar de agotar las piernas de los asistentes. Solo podemos pensar que fue una gran adición de última hora al cartel del Hipnosis 2019.
Al tiempo que tocaba Fu Manchu, en el escenario principal tocó en el segundo escenario la tercera y última banda mexicana encargada de cerrar el festival. Punta Diamante, una bomba atómica de afrobeat, desde el más puro, hasta lo más experimental, a veces casi rayando en el free jazz y en otros momentos en el mambo. Guitarras, batería, congas y demás percusiones, saxofones, bajo, órganos y teclados… Increíble manera de despedirse del Hipnosis, con sonidos mexicanos tropicales que pusieron a bailar a la gran mayoría.