Las personas que tienen un perro tienen mayores probabilidades de contar con una mejor salud cardíaca, descubrieron científicos en un nuevo estudio.
En la investigación, publicada en la revista Mayo Clinic Proceedings participaron 1,769 personas de entre 25 y 64 años de edad, residentes de la ciudad de Brno, en la República Checa. Los participantes tenían un corazón sano, y proporcionaron diferentes datos, como su índice de masa corporal, su alimentación, sus niveles de actividad física, su consumo de tabaco, su presión sanguínea, sus índices de colesterol y su concentración de glucosa en sangre en ayunas. Del total de participantes, alrededor de 42 por ciento tenían una mascota: 24 por ciento tenían un perro, mientras que 17.9 tenían otro tipo de animal.
Para estudiar a los participantes, el equipo utilizó la prueba del sistema de puntuación de la Asociación Estadounidense del Corazón, en la que se analizan siete factores modificables de riesgo de salud cardiovascular. Dichos actores son la presión sanguínea, el índice de colesterol, la concentración de glucosa en sangre, el nivel ejercicio, la alimentación, el peso y el consumo de tabaco.
Las personas que tienen un perro como mascota tuvieron mayores probabilidades de hacer ejercicio y de tener una alimentación y un nivel de glucosa en sangre ideales, en comparación con quienes no tenían una mascota canina. Sin embargo, también presentaron mayores probabilidades de fumar. Aun así, en términos generales, obtuvieron una mayor puntuación en la prueba de salud cardiovascular.
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No obstante, los autores advirtieron que: “Los mayores índices de tabaquismo entre los dueños de perros atenúan la asociación entre tener un perro como mascota y la SCV [salud cardiovascular].”
Este estudio se suma a las pruebas existentes en las que se relaciona tener un perro con una mejor salud mental y física.
Andrea Maugeri, coautor del estudio e investigador del Centro Internacional de Investigación Clínica del Hospital de la Universidad de St. Anne en Brno y en la Universidad de Catania, en Italia, comentó en una declaración: “En general, las personas que son dueñas de cualquier tipo de mascotas tuvieron mayores probabilidades de realizar una mayor actividad física, tener una buena alimentación y un nivel ideal de glucosa en sangre.
“Los mayores beneficios de tener una mascota los presentaron quienes son dueños de un perro, independientemente de su edad, género y nivel educativo”.
De acuerdo con Maugeri, el estudio indica que tener un perro puede ser una manera útil de mejorar la salud cardíaca, si ello alentaba al propietario a hacer más ejercicio.
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Tales intervenciones podrían ser una manera importante de afrontar la prevalencia de las enfermedades cardíacas. En Estados Unidos, este tipo de enfermedades son la causa principal de muerte, cobrando alrededor de 610,000 víctimas mortales cada año. Esto equivale a uno de cada cuatro fallecimientos, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades.
Francisco López-Jiménez, investigador principal y Presidente de la División de Cardiología Preventiva de la Clínica Mayo de Rochester, dijo que el hecho de tener un perro se había relacionado anteriormente con una mejor salud mental y con un menor sentimiento de soledad; se cree que ambos factores reducen el riesgo de sufrir un ataque cardíaco.
En un estudio publicado el año pasado en la revista BMC Psychiatry, en el que se analizaron 17 artículos existentes, se llegó a la conclusión de que tener una mascota puede aliviar los síntomas de la enfermedad mental.
En otro artículo publicado en 2017 en la revista Scientific Reports también se encontró una relación similar entre tener un perro como mascota y un menor riesgo de enfermedad cardiovascular, así como un riesgo más bajo de muerte en general.
Tove Fall, veterinaria y catedrática de Epidemiología Molecular de la Universidad de Uppsala en Suecia, y coautora del artículo publicado en Scientific Reports, declaró a Newsweek: “Este estudio es interesante debido a que analiza la combinación de distintos factores de riesgo cardiovascular, y no solo factores de riesgo individuales.
“Una de las limitaciones del estudio es que es transversal, lo que significa que no se investigó si los perros o los factores de riesgo ocurrieron primero, es decir, podría ser que las personas que ya tienen un estilo de vida saludable sean más propensas a tener un perro”.
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Al preguntársele si las personas deberían tener un perro para mejorar su salud, señaló que: “En relación con tener un perro como una intervención en el estilo de vida, pienso que es importante señalar la perspectiva del bienestar del animal, y solo aquellas personas que tengan el interés y la capacidad de ser buenas dueñas de perros deberían considerar la posibilidad de obtener uno”.
La doctora Deborah Wells, directora del Centro de Conducta Animal de la Queen’s University en Belfast, Reino Unido, declaró a Newsweek: “En general, esta área de investigación carece de estudios longitudinales robustos, en los que se vigile la salud de las personas desde el punto de vista de la adquisición de su nueva mascota. El diseño transversal adoptado en la mayoría de los estudios hace que sea difícil inferir la causa y el efecto y, en relación con esto, la investigación actual presenta las mismas limitaciones metodológicas”.
Philippa Hobson, enfermera cardiaca de alto nivel de la Fundación Británica del Corazón, declaró a Newsweek: “Independientemente de si una persona tiene una mascota o no, la actividad física beneficiará su salud de muchas formas diferentes. Puede ayudarle a disminuir el riesgo de sufrir una cardiopatía, ayudarle a controlar su peso y reducir su presión sanguínea y sus índices de colesterol. Incluso puede mejorar su salud mental. El solo hecho de dedicar 10 minutos diarios a dar la vuelta a la manzana es bueno para la salud cardíaca”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek