A través de votación unánime el Cabildo de Pabellón de Arteaga decidió reformar su legislación para eliminar el empleo de envases de unicel y popotes en el municipio, medida que se suma a la prohibición de bolsas plásticas no biodegradables adoptada en meses anteriores.
El alcalde Cuauhtémoc Escobedo Tejada señaló que la administración 2017 – 2019 ha hecho patente su esfuerzo para salvaguardar el medio ambiente, y añadió que lo mismo ocurrirá en el periodo entrante de gobierno.
Entre los proyectos ya materializados está el nombramiento de área natural protegida a 4 mil 500 hectáreas de terreno, la sanción al maltrato animal, la declaratoria del municipio como Nicho Ecológico del Mezquite y la creación del Instituto Municipal de Biodiversidad y Protección Ambiental.
Esta dependencia destacó la importancia de la prohibición del unicel, pues tanto su fabricación como su utilización son grandes contribuyentes a los índices de contaminación.
En Pabellón de Arteaga los residuos de este material provienen principalmente del uso temporal para alimentos. Una vez utilizados, los materiales de unicel se depositan en los contenedores, sin embargo, al ser un material ligero, se dispersa, lo que en muchos casos provoca afectaciones a la estética urbana y al suelo. Los fines de semana hay un aumento de este tipo de residuos, y
otro más considerable durante las fiestas decembrinas. Cualquier reunión con amigos o familiares emplea vasos y platos desechables al ser una opción muy práctica y económica, sin embargo, nunca se toma en cuenta el alto impacto que causan al ambiente.
Los popotes son plásticos que como el unicel se usan unos cuantos minutos y después se convierten en basura, la cual tarda casi 800 años en degradar. Se estima que un restaurante puede llegar a desechar 45 mil popotes al año, mientras que una persona durante su vida puede llegar a generar más de 30 mil popotes.
Muchos de estos residuos terminan en el mar o en sitios recónditos, en contacto con la fauna silvestre, y al ser un material desconocido se confunde con alimento, causando en los animales problemas en sus tractos digestivos, respiratorios, de movilidad y muchas veces la muerte.
El Instituto Municipal de Biodiversidad y Protección Ambiental también manifestó que la prohibición de unicel redunda en beneficios para la salud humana, pues el petróleo el componente esencial en su fabricación.
El unicel segrega toxinas al cambiar de temperatura, ya sea hacia lo frío o lo caliente. Estas toxinas se mezclan con el alimento o bebida que se vierte en los recipientes y posteriormente son ingeridas por las personas.
Son distintas las afecciones a la salud que esta práctica puede traer. Encontramos probabilidades de contraer cáncer y mutaciones genéticas, hasta desarrollar alteraciones en el sistema inmunológico y hormonal, o envenenamiento por gas al incinerarlo. Quemar un vaso de unicel produce ácido cianhídrico potencialmente venenoso para el humano.
El uso de este tipo de materiales es nocivo para la salud y el medio ambiente. Se recomienda
evitar su compra y pensar en las consecuencias de su consumo. Todos somos responsables de
cuidar al planeta.