El pectus excavatum es la anormalidad congénita más común de la caja torácica con una incidencia estimada de uno en 400 nacimientos vivos y es cinco veces más prevalente en varones que en hembras. Pectum excavatum se caracteriza por el hundimiento de la caja torácica en la parte anterior. El cuadro clínico se presenta con el tercio inferior del esternón y los cartílagos centrales hundidos. Muchas veces se nota al nacer, pero si es progresivo se hará más evidente en la pubertad.
Aún no se conoce de algún defecto genético que cause esta condición. No obstante, se ha observado un patrón de herencia, debido a que aproximadamente un tercio de los pacientes con pectum excavatum tienen familiares con esta condición. Estos casos están frecuentemente asociados a condiciones con anomalías en el tejido conectivo tales como: Marfan, el síndrome de Ehlers-Danlos y el síndrome de Noonan. El 21 por ciento de los casos presenta escoliosis mientras que el 11por ciento de los pacientes tendrán historial familiar de escoliosis.
Las personas empiezan a tener cambios en la fisiología de su cuerpo principalmente en el sistema respiratorio y circulatorio. Durante el crecimiento puede deberse a la limitación del movimiento en la caja torácica. Esto también puede causar varias enfermedades del corazón dependiendo la severidad del hundimiento por ejemplo arritmias, fatigas, una disminución en la capacidad cardiopulmonar, etc. A nivel pulmonar estos pacientes también pueden presentar una disminución de su fuerza espiratoria y capacidad vital.
Para el tratamiento kinésico se requiere un trabajo interdisciplinario constituido por médicos ortopedistas, endocrinólogos, pediatras, personal de enfermería especializado, terapistas ocupacionales.
Fortalecimiento muscular y movilidad
La práctica de ejercicios de fortalecimiento debe seguir una progresión, las cargas utilizadas inicialmente deben ser las del peso del paciente. La movilidad debe ser diaria, a una velocidad lenta para dar tiempo a que se relajen los músculos. Deben evitarse la movilización pasiva dada la fragilidad ósea. En aquellos casos cuya deformidad impida la colaboración activa del paciente, se podrá realizar de forma pasiva o activo-asistida. El entrenamiento con pesas debe ser con cargas livianas y progresivo, evitando generar algún tipo de palanca, también se pueden realizar levantamientos del cuerpo con los brazos, cuidando codos y muñecas.
Trabajo postural y propioceptivo
El ejercicio consiste en el aprendizaje de la postura, así como estimular la sensibilidad, se puede aprovechar la terapia respiratoria en el manejo de la adquisición de posturas. Los ejercicios frente al espejo permiten autocontrol postural.