Un grupo de investigadores han descubierto una especie “única” de cangrejo de 95 millones de años de antigüedad, la cual arroja nuevas luces sobre la historia evolutiva de los crustáceos.
Un equipo internacional, encabezado por el paleontólogo Javier Luque de la Universidad de Yale, encontró a este inusual espécimen, bautizado como “Callichimaera perplexa”, en Colombia, junto con otros fósiles bien preservados en rocas que datan de mediados del período cretáceo (ocurrido hace 90 a 95 millones de años).
Entre los fósiles se encontraban numerosos camarones y otros crustáceos marinos, pero el Callichimaera fue, por mucho, el más intrigante, de acuerdo con los investigadores. Ellos describen a este animal en un estudio publicado en la revista Science Advances.
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“Callichimaera perplexa es el cangrejo más raro, y más lindo, descubierto hasta la fecha”, declaró Luque a Newsweek. “En cierta forma, es como el ‘ornitorrinco’ del mundo de los cangrejos. Es una hermosa quimera que verdaderamente nos deja perplejos, como su nombre lo indica. Este nuevo descubrimiento es uno de los hallazgos de fósiles más emocionantes realizados en los trópicos en la última década. Revela una rama perdida desde hace mucho tiempo en el árbol genealógico de los crustáceos, la cual nunca antes había sido vista”.
Además, fue el primer artrópodo (miembro de un numeroso grupo de animales que comprende las langostas, los cangrejos, las arañas, los ácaros, los insectos, los centípodos y los miriápodos) en desarrollar miembros natatorios semejantes a remos desde la desaparición de los “escorpiones marinos” hace más de 250 millones de años, de acuerdo con Luque. Además, la característica forma de su cuerpo “expande la definición académica” de lo que es un cangrejo.
El extraño animal era muy pequeño, aproximadamente del tamaño de una moneda de 2.5 cm de diámetro, y tenía grandes ojos compuestos sin cuencas, garras curvadas, partes bucales semejantes a piernas, una cola expuesta y un cuerpo largo, rasgos característicos de las larvas de los cangrejos. Los investigadores señalan que el animal pudo haber retenido varios rasgos larvales mediante un proceso que pudo haber llevado a la evolución de nuevos planos corporales.
“Callichimaera nos da pistas sobre la manera en que las formas nuevas pueden evolucionar mediante la retención y la amplificación de rasgos larvales en adultos miniaturizados durante su desarrollo”, señaló Luque.
“Solemos concebir a los cangrejos como animales grandes con anchos caparazones, garras fuertes, ojos pequeños montados sobre largos pedúnculos y una pequeña cola plegada bajo el cuerpo. Pues bien, Callichimaera desafía todas estas características de los crustáceos y nos obliga a repensar nuestra definición de lo que constituye un cangrejo”, dijo en una declaración.
El inusual plano corporal de la especie recién descubierta proporcionó la inspiración para su nombre, que deriva de la palabra “quimera”, una criatura mitológica que tenía partes del cuerpo de más de un animal.
El conjunto de fósiles en el que se encontró al Callichimaera fue descubierto por azar en 2005, cuando Luque era estudiante de licenciatura en geología en Colombia.
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“Durante una expedición al campo, un amigo y yo realizamos mapas geológicos de un área de los Andes”, dijo. “Tras un largo día de caminar por las montañas, nos sentamos en una colina para descansar. Ya estaba a punto de anochecer, y decidí usar mi martillo una vez más para revisar las rocas en las que estábamos sentados. Fue ahí que descubrí una capa en la roca con cientos de fósiles de criaturas marinas, la mayoría de ellas, crustáceos de distintas formas y tamaños, y entre ellas, la ‘hermosa quimera’ que hoy es el centro de nuestro estudio”.
“La rocas de las que provienen los especímenes fueron depositadas en la mitad del período preclásico en un mar interior relativamente poco profundo y estrecho que corría desde Venezuela y Colombia hasta Perú y Bolivia”, señaló. “Es por ello que encontramos fósiles marinos en rocas que actualmente se encuentran en medio de los Andes”.
En total, los investigadores recolectaron más de 70 especímenes individuales de Callichimaera, entre los que había machos, hembras, bebés y adultos. A pesar de su pequeño tamaño, los fósiles estaban preservados “con exquisito detalle”, incluso en partes corporales como sus antenas, sus apéndices sexuales, sus partes bucales, e incluso sus grandes ojos.
“Es muy emocionante que, aún hoy, sigamos encontrando ramas completamente nuevas del árbol genealógico, provenientes de un pasado distante, especialmente en regiones como los trópicos que, a pesar de que actualmente son grandes focos de biodiversidad, son lugares de los que sabemos muy poco en relación con su diversidad pasada”, afirmó Luque.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek