Al regresar a la Tierra desde la Estación Espacial Internacional, el astronauta canadiense Chris Hadfield comentó cómo tomar la decisión correcta es vital en ambientes de alta presión, diciendo:
La mayoría de las veces, en realidad solo tienes una oportunidad para hacer la mayoría de las cosas cruciales, y las consecuencias son la vida o la muerte.
La humanidad se prepara para una nueva era espacial: las misiones tripuladas a Marte ya no son un sueño lejano, y las empresas comerciales podrían abrirse a la posibilidad de que personas visiten otros planetas sin ser astronautas. Entender cómo la gravedad afecta la manera en que tomamos decisiones nunca había sido más apremiante.
Todos los organismos vivos en la Tierra han evolucionado bajo un campo gravitatorio constante. Esto es debido a que la gravedad siempre está allí y es parte del entorno de nuestro mundo tal como lo percibimos: no podemos verla, olerla o tocarla. No obstante, la gravedad tiene un papel fundamental en el comportamiento humano y la cognición.
El sistema nervioso central no tiene sensores “especializados” para la gravedad. Más bien, la gravedad es inferida a través de la integración de varias señales sensoriales en un proceso denominado gravicepción. Este involucra la visión, nuestro sistema de equilibrio y la información de las coyunturas y los músculos.
Unos órganos sofisticados en el oído interno son especialmente importantes en este proceso. Bajo la gravedad terrestre, cuando nuestra cabeza está recta, unas piedras pequeñas —los otolitos vestibulares— se equilibran perfectamente en un fluido viscoso. Cuando movemos la cabeza, por ejemplo para mirar hacia arriba, la gravedad hace que el fluido se mueva y esto dispara una señal que le informa al cerebro que nuestra cabeza ya no está recta.
La exposición por largos periodos a la gravedad cero, como sucede durante las misiones espaciales, lleva a varios cambios estructurales y funcionales en el cuerpo humano. Aun cuando la influencia de la gravedad cero en nuestras funciones físicas ha sido investigada, sus efectos en la toma de decisiones todavía no se entiende del todo. Dadas las limitaciones técnicas y el lapso esperado de unos cuantos minutos en las comunicaciones con la Tierra si vamos a Marte, es esencial conocer cómo afecta la gravedad alterada la forma en que la gente toma decisiones.
Novedad versus rutina
En resumen, el comportamiento humano es un intercambio constante entre la explotación de opciones familiares pero poco óptimas y la exploración de alternativas nuevas y potencialmente más redituables. Por ejemplo, en un restaurante puedes explotar el elegir tu pastel de chocolate habitual, o puedes explorar y probar el tiramisú que no has comido antes. Así, la explotación implica un comportamiento rutinario, mientras que la exploración implica opciones variadas.
Investigamos si las alteraciones en la gravedad afectan la elección entre el comportamiento rutinario y novedoso. Les pedimos a los participantes que viniesen al laboratorio y produjesen secuencias de números tan azarosamente como fuera posible. Cada vez que oían un pitido, necesitaban decir un número entre uno y nueve. Lo importante era que no había tiempo para pensar o contar, solo para decir un número. Críticamente, esta tarea requiere que nuestro cerebro suprima las respuestas rutinarias y genere respuestas novedosas, y se la puede considerar una representación del comportamiento adaptativo exitoso.
Pero ¿cómo cambia esto bajo la influencia de la gravedad? Manipulamos cómo los otolitos sienten la gravedad mediante cambiar la orientación de los cuerpos de los participantes con respecto a la dirección de la gravedad terrestre al pedirles que se acostaran. Cuando estamos de pie y rectos, nuestro cuerpo y nuestros otolitos son congruentes con la dirección de la gravedad, mientras que cuando nos acostamos son ortogonales (en ángulos rectos).
Esta es una manipulación de laboratorio muy eficiente, lo que nos permite imitar las alteraciones de las señales gravitatorias que llegan al cerebro. En realidad, es una manera mejor de estudiar los efectos de la gravedad que enviar a alguien al espacio. Esto se debe a que cuando estamos en el espacio, también somos afectados por la ingravidez, la radiación y el aislamiento, y puede ser difícil diferenciar cuál efecto tiene la falta de gravedad por sí sola.
Nuestros resultados indican que acostarse sí parece influir en la forma en que la gente toma decisiones, pues los participantes batallaron para generar números al azar. Esto indica que la gente, por lo tanto, es menos proclive a generar comportamientos novedosos en la ausencia de gravedad.
Esto podría ser importante para planear las misiones espaciales reales. Los astronautas están un ambiente extremadamente desafiante, en el cual las decisiones se deben tomar rápida y eficientemente. Una preferencia automática por la rutina o por opciones estereotipadas podría no ayudar en la resolución de problemas complejos, e incluso podría poner en riesgo la vida.
Los resultados se suman a las investigaciones que sugieren que la gente también sufre cambios en la percepción y la cognición cuando está en condiciones que imitan la gravedad cero. La ausencia de gravedad puede ser profundamente perturbadora, y tiene el potencial de comprometer el grado de rendimiento de muchas maneras. Esto sugiere que los astronautas podrían beneficiarse con algún tipo de entrenamiento para mejorar la cognición y así ayudarles a superar los efectos de la gravedad alterada en el cerebro, lo cual aseguraría misiones espaciales tripuladas exitosas y seguras.
Elisa Raffaella Ferrè es una alta profesora numeraria de psicología en la escuela Royal Holloway de la Universidad de Londres.
Este artículo se publicó originalmente en The Conversation y se publica aquí bajo una licencia de Creative Commons. Lee el artículo original aquí.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek