DESPUÉS de dirigir la Agencia Internacional de Energía Renovable durante los últimos ocho años con una visión privilegiada, como persona enterada, de la transición energética, me he convencido de que está cobrando forma una nueva realidad geopolítica. El resultado será un mapa de geopolítica energética que se verá fundamentalmente diferente del que ha dominado en los últimos cien años.
Mientras que la industrialización alimentada con carbón del siglo XIX y el petróleo motivó a las naciones a hacer alianzas en el siglo XX, una revolución silenciosa de las renovables transformará la política del siglo XXI.
La historia sin contar de las renovables es que están transformando el sistema mundial de energía a una velocidad que nadie predijo. En años recientes, los avances tecnológicos y la caída en los precios han hecho que las renovables compitan comercialmente de forma real. Las tendencias de precios sugieren que, para 2020, el costo promedio de la electricidad generada con fuentes solares y eólicas será igual al precio más bajo de los combustibles fósiles.
Los otros factores cruciales en esta revolución silenciosa son el acuerdo sobre el imperativo de contrarrestar el cambio climático, llevando a ambiciosos objetivos de energías renovables, y la opinión pública mundial, la cual cada vez más apoya las renovables.
https://newsweekespanol.com/2018/10/pirolisis-plasma-frio-plasticos/
Al momento, alrededor de 80 por ciento de la población mundial vive en países que son importadores netos de energéticos. En el futuro, la producción de energía se dispersará. Las fuentes renovables, como la energía hídrica, la bioenergía, la solar, la geotérmica y la eólica, están disponibles de alguna forma en la mayoría de los países. Mientras que la ubicación de las reservas de combustibles fósiles fue azarosa y desigual, el acceso a la energía renovable se difundirá mucho más equitativamente.
En una economía con energía renovable, la mayoría de los países será capaz de lograr niveles más altos de independencia energética: tendrán mayor seguridad energética y más libertad para decidir sus prioridades estratégicas. En un mundo en el que más de 1,000 millones de personas todavía no tienen acceso a la electricidad, los beneficios al estilo de vida de esta potencial seguridad energética nueva no pueden subestimarse.
Los actores sagaces ya han aprovechado la oportunidad de no solo asegurar sus reservas futuras de energía, sino también de convertirse en nuevos líderes de este sector. China se ha colocado en la primera posición para ser la superpotencia mundial de la energía renovable. Es el productor, exportador e instalador más grande en el mundo de paneles solares, turbinas eólicas y vehículos eléctricos, y representó más de 45 por ciento de la inversión mundial en energía renovable en 2017. En Europa, Alemania generó 40 por ciento de su electricidad mediante fuentes renovables en 2018.
Por supuesto, los giros en la producción de energía no cambiarán drásticamente por sí solos las relaciones internacionales. Pero “el arte de gobernar la energía” ya no tendrá la misma potencia.
En los años por venir, los exportadores de combustibles fósiles verán una disminución en su alcance e influencia mundiales, a menos de que puedan reinventar sus economías para la Nueva Era Energética. En los últimos 50 años, algunos países han usado su posición como uno de los principales exportadores mundiales de petróleo y gas para ejercer una influencia política en su vecindario próximo y más allá. Los cuellos de botella energéticos, como el estrecho de Ormuz en la salida del golfo Pérsico, han sido vulnerables a la violencia miliciana, la piratería y los estallidos bilaterales. En fecha tan reciente como noviembre de 2018, Estados Unidos ha ejercido su fuerza sobre las reservas mundiales de petróleo mediante sanciones a Irán, aunque con un limitado éxito a corto plazo.
Los líderes mundiales en la Nueva Era Energética podrían sorprendernos. Varios países ya han hecho transiciones impresionantes. Países como Dinamarca generan más de la mitad de su energía con renovables. La electricidad de Costa Rica se generó enteramente con renovables por 300 días en 2017. Los sistemas de electricidad de Alemania y Portugal se alimentaron enteramente con renovables durante varios días el año pasado.
También podrían surgir nuevas geografías de comercio energético. Las rutas de embarques se harán menos importantes; los países con la mejor conectividad, redes e “infraestructura eléctrica” (tendido eléctrico, instalaciones de almacenamiento e interconexiones virtuales) tendrán la ventaja estratégica al controlar las rutas de provisión de energía. La Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda de China, que busca conectar Asia, África y Europa a través de infraestructura, es importante en este sentido. Los países también podrían buscar integrar sus redes con las de países vecinos como en la propuesta Superred de Asia.
Pero la transformación energética no está desprovista de riesgos que pueden resonar en la política internacional. La caída del sistema convencional de energía generará tensiones —como tensiones sociales, desempleo en algunas industrias de energía convencionales y riesgos financieros— que necesitarán ser manejadas con eficacia. La demanda de los minerales esenciales para las tecnologías renovables, como cobalto y litio, podría provocar tensiones o conflictos. Por ejemplo, más de 60 por ciento del cobalto mundial se origina en la República Democrática del Congo.
Aun así, los beneficios de la Nueva Era Energética superarán los desafíos. Con la desaparición del arte de gobernar la energía, los contornos de la política exterior cambiarán, así como la distribución mundial del poder.
Los legisladores necesitan actuar ahora para aprovechar la oportunidad de las renovables y anticiparse a los retos que presenta el futuro. La Nueva Era Energética ayudará a conformar un mundo muy diferente, y todo país tiene el potencial de beneficiarse.
—
Adnan Z. Amin es director general de la Agencia Internacional de Energía Renovable.
—
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek