Migrantes centroamericanos llegaron a Tijuana, ciudad fronteriza con Estados Unidos donde varias personas escalaron la valla que divide ambos países.
Las personas ya eran esperadas por soldados y oficiales estadounidenses que vigilaban la zona, de acuerdo a AFP.
Se estima que un grupo de casi un centenar de transexuales y algunos homosexuales llegó a la ciudad de Tijuana del estado de Baja California el domingo; el martes arribaron otros 350 migrantes y este miércoles otra cifra similar, todos integrantes de la gran caravana.
Un grupo de 350 migrantes centroamericanos llegó el martes a la frontera de México con EEUU donde ya los esperaban oficiales y soldados #AFP pic.twitter.com/oiccgTy6KO
— Agence France-Presse (@AFPespanol) November 14, 2018
Emocionados, corrieron a la playa de Tijuana a bañarse y metían la cabeza entre las rejas metálicas de la frontera para divisar su destino soñado.
Dos saltaron la alta valla metálica que divide a ambos países y escribieron en la arena del lado estadounidense la palabra “catracho” que significa hondureño, y a los pocos minutos se regresaron a territorio mexicano.
El objetivo de los migrantes es que el gobierno estadounidense les otorgue el estatus de refugiados debido a la extrema violencia y pobreza que viven en sus países, pero para lograrlo deben cruzar por un acceso oficial, de acuerdo con un decreto firmado por el presidente Donald Trump.
“Siento emoción porque es un anhelo poder llegar aquí después de cruzar todo México”, comentó Lester Velázquez, 39 años, originario de Comayagua, Honduras, donde trabajaba como albañil, soldador y barbero.
Lester y otros migrantes observan el cerro Nido de Las Águilas, por donde cruza parte del cerco metálico que divide a México de Estados Unidos.
🇲🇽 Central American migrants arrive in Tijuana, at border with US.
📸 @GmoAriasC #AFP pic.twitter.com/ZShT9sotnP— AFP Photo (@AFPphoto) November 14, 2018
“Espero hacer lo mismo o lo que se pueda en el otro lado”, añade al ser cuestionado sobre sus planes en caso de cruzar al país vecino.
A cientos de kilómetros de allí, el grueso de la caravana que salió el 13 de octubre de la ciudad hondureña de San Pedro Sula aceleraba el paso por el estado de Sinaloa.
Por primera vez desde que iniciaron su periplo, los migrantes no pasaron la noche en un campamento.
Tras sortear muchos obstáculos, llegaron al atardecer del martes a la garita carretera de La Concha, en el estado de Sinaloa, donde hay un gran estacionamiento para los tráileres de carga que van de paso.
Ese espacio, con sanitarios y luz eléctrica, pudo servirles de campamento, pero los migrantes prefirieron enfrentar el intenso frío nocturno de esta zona de México, con fuerte presencia del narcotráfico, para continuar su ruta al norte.
Su próxima escala es Navojoa, Sonora, un vasto estado fronterizo con Estados Unidos.
Llegar cuanto antes
“Queremos llegar cuanto antes, lo más rápido posible, tenemos más de un mes fuera de nuestro país”, dijo a la AFP Saúl Rivera, un salvadoreño de 40 años, de los primeros en llegar a La Concha y en trepar a uno de los numerosos buses que consiguió un sacerdote activista.
Orquestando la complicada logística del operativo junto a la policía local, el sacerdote Miguel Ángel Soto aseguró que el trayecto hasta Navojoa, de más de nueve horas, es “el más largo que han emprendido en autobús” desde que empezó la caravana.
Tras recorrer unos 2.500 km desde Honduras, los migrantes amanecieron el miércoles viajando en los buses que salieron toda la noche desde La Concha.
Ante la inminente llegada de la caravana, Estados Unidos cerró parcialmente con barricadas y alambre de púas las garitas fronterizas de San Ysidro y Otay Mesa, que conducen a California.
El 9 de noviembre, Trump decretó el fin de los pedidos de asilo para quienes ingresen ilegalmente Estados Unidos, en un intento de disuadir a los centroamericanos de cruzar.
“Trump puede poner lo que quiera poner, pero para Dios no hay obstáculos ni para nosotros”, desafió Rivera, quien era albañil y chofer en El Salvador.
Pese a su fe, el sacerdote Soto es menos optimista: “Van determinados pero no van a pasar. Se va a hacer un cuello de botella en Tijuana, y no están preparados para recibir tanta gente”.
“Queremos trabajar”
Trump ha calificado a los migrantes de “criminales” y acusa a la caravana de impulsar una “invasión”. Para contenerlos dispuso el envío de hasta 9.000 soldados a su frontera sur.
Victor de León, un guatemalteco que ya está en Tijuana, dijo que “el 99% somos gente de bien”. “Que Donald Trump se dé cuenta de la necesidad real que tenemos, que no es de venir a hacer daño. Es encontrar una oportunidad que en México, que en nuestros países se ha negado.”
La caravana llegó a sumar 7.000 integrantes según Naciones Unidas, pero muchos claudicaron en el camino reduciéndose a 6.011 (incluyendo 902 menores) que arribaron a Guadalajara, según autoridades locales.
Además de hondureños, se sumaron migrantes de Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá, Perú y Venezuela.
Cabe señalar que la primera gran caravana le siguen a la distancia otras dos, con unos 2.000 migrantes cada una.
El pentágono justifica militarización
El jefe del Pentágono, James Mattis, justificó el miércoles el envío de tropas a la frontera con México, considerando que el despliegue adicional de efectivos es “necesario” para reforzar la seguridad en la zona.
“Creo que es muy claro que el apoyo a la policía de frontera y a la Patrulla Fronteriza es necesario en este momento”, dijo el secretario de Defensa a los reporteros que lo acompañaban a la Base Camp Donna, en Texas.
La operación, inicialmente llamada “Patriota fiel”, es “absolutamente legal”, insistió. “Esta es claramente una misión moral y ética para apoyar a nuestras fuerzas en la frontera”.