El nuevo satélite de la NASA brindará a los científicos la mejor imagen jamás creada sobre la cantidad y la celeridad del incremento de los mares.
El mes pasado, cuando el huracán Florence asoló el territorio de Estados Unidos, la lluvia y el viento no fueron los únicos responsables del daño. El creciente nivel del mar contribuyó a que las mareas de algunos estuarios alcanzaran hasta 6 metros de altura. El nivel del mar ha crecido alrededor de 3 milímetros anuales durante los últimos 20 años, y eso ha repercutido en las inundaciones costeras. ¿Cuánto más aumentará el nivel del mar en las próximas décadas?
Los polos norte y sur son lugares idóneos para buscar la respuesta. La fusión del hielo en Groenlandia y el Antártico es una causa importante del aumento de los mares; y Groenlandia, por sí sola, tiene suficiente hielo para elevar el nivel en casi 6.5 metros. La pérdida de hielo en el Polo Norte podría obstruir la Corriente del Golfo, precipitando una helada intensa en el norte de Europa y Escandinavia: escenario plasmado en la película de ciencia ficción de 2014 El día después de mañana. “No ocurriría de manera tan drástica como en el filme”, informa Thorsten Markus, físico que estudia el hielo polar en el Centro de Vuelos Espaciales Goddard de Greenbelt, Maryland. “Pero es la idea general. Si se interrumpiera la circulación, todo cambiaría de manera impresionante”.
Newsweek habló con Markus, científico del proyecto ICESat-2 de la NASA. Lanzado en septiembre, ese satélite mide el hielo polar rebotando rayos láser contra la superficie de la Tierra, y sus lecturas de elevación tienen una precisión equivalente al ancho de un lápiz.
—¿Cómo contribuye ICESat-2 a entender el aumento del nivel marino?
—Su propósito principal es medir la altura de los témpanos, así como la altura de las capas de hielo que cubren Groenlandia y el Antártico. Si entendemos mejor esos procesos, mejoraremos nuestras predicciones a futuro. La única manera de hacer predicciones precisas es mediante la vigilancia continua y la obtención de datos.
—¿Cómo compara este satélite con su predecesor?
—El ICESat original disparaba un rayo de luz único 40 veces por segundo, lo que nos permitía hacer mediciones de la superficie terrestre cada 170 metros. El láser de ICESat-2 está dividido en seis rayos y dispara 10,000 pulsos por segundo, de manera que produce escaneos cada 74 centímetros de superficie. Son datos de una densidad enorme.
—¿Cuál es la diferencia entre un témpano y una capa de hielo?
—Los témpanos se forman cuando se congela el agua del mar. El hielo flota libremente y puede resistir una temporada o un poco más. Las imágenes satelitales nos han dado una idea muy clara de su cobertura, pero no hemos podido determinar el espesor.
“Las capas de hielo, como las de Groenlandia y el Antártico, son completamente distintas. Tienen kilómetros de espesor, y solo se forman con las nevadas. Al caer, la nieve se compacta con el tiempo, formando hielo. Las capas de hielo fluyen lentamente río abajo a lo largo de varias décadas y, finalmente, se fracturan pedazos que forman icebergs. Si el sistema es estable, la cantidad de precipitación de nieve será igual a la cantidad de hielo que se desprende.
—¿Las capas de hielo son estables en estos momentos?
—No. Pierden gran cantidad de masa cada año. Solo en Groenlandia se pierden 250 gigatoneladas al año. Casi la tercera parte del crecimiento marino observado se debe a la fusión de las capas de hielo; de modo que, si se pierden, el nivel del mar aumentará. Eso amenazará las zonas costeras, como Florida.
—¿Qué ocurre cuando se funden los témpanos que flotan en el mar?
—No repercuten en el nivel marino, porque forman parte del océano —es como el hielo que se derrite en un vaso—, pero pueden modificar los patrones climáticos y atmosféricos más allá de los polos. El hielo marino es blanco, por lo que refleja la luz del sol. Al fundirse ese hielo, el océano oscuro absorbe más energía solar, lo cual incrementa la temperatura global y esta, a su vez, precipita una mayor fusión de los icebergs y las capas de hielo. El agua de mar se dilata al calentarse, de manera que lo que sucede en las regiones polares es crítico para nuestro clima, nuestras ciudades y nuestro [producto interno bruto] en general.
—
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek