Un estudio reciente publicado en la revista Current Biology el 15 de mayo podría haber resuelto un misterio genético que desconcertaba a los científicos desde hace décadas: ¿por qué los gatos naranja son tan singulares, y qué hay detrás de su distintiva coloración dorada?
Aunque estos felinos son populares entre los amantes de los gatos por ser amigables, energéticos y carismáticos, la verdadera rareza de los gatos pelirrojos está en su genética única, según revelaron investigadores de la Universidad de Stanford.
UNA MUTACIÓN EN EL MUNDO ANIMAL
El equipo de científicos liderado por Christopher Kaelin, genetista de Stanford, descubrió una mutación genética específica del cromosoma X responsable de la coloración naranja. Se trata de una deleción de 5,076 pares de bases, una alteración que no se ha identificado en ningún otro animal conocido, ni siquiera en los gatos salvajes ancestros de los domésticos actuales.
La mutación fue hallada en una región no codificante del ADN, entre dos sitios vinculados al gen Arhgap36, involucrado en una vía hormonal clave en los mamíferos. Aunque este gen nunca se había asociado con la pigmentación, los experimentos demostraron que, debido a esta deleción, Arhgap36 se activa en las células pigmentarias, suprimiendo la producción de pigmento negro y generando en su lugar el color naranja.
“Es una excepción genética que se detectó hace más de cien años, y ese rompecabezas comparativo es lo que nos motivó a investigar el color naranja ligado al sexo”, explicó Kaelin.
¿SON MACHOS LA MAYORÍA DE LOS GATOS NARANJA?
La clave está en la genética sexual de los gatos. Los machos tienen un solo cromosoma X, por lo que si portan la mutación, serán completamente naranjas. Las hembras, en cambio, necesitan heredar la mutación en ambos cromosomas X (uno de cada progenitor), algo menos frecuente. Por eso, las gatas naranjas suelen tener patrones calicó o carey, combinando naranja, blanco y negro.
UN LEGADO MILENARIO
Los científicos creen que esta mutación ocurrió una sola vez durante la domesticación del gato y luego se propagó a través de la cría selectiva. Según Kaelin, la misma mutación ha sido identificada en todos los gatos naranjas analizados en una amplia área geográfica, lo que sugiere un origen común y antiguo.
“Sabemos que es una mutación bastante antigua porque hay representaciones de gatos calicó en el arte chino del siglo XII”, afirmó Kaelin.
Los hallazgos podrían incluso ayudar a los genetistas a rastrear la historia evolutiva de los gatos domésticos, según el profesor Hannes Lohi, experto en genética veterinaria de la Universidad de Helsinki, quien no participó en el estudio.
IMPLICACIONES MÁS ALLÁ DEL COLOR
Aunque aún no se ha establecido un vínculo entre la personalidad de los gatos naranjas y esta mutación genética, los investigadores no descartan que futuros estudios puedan explorar si existe alguna conexión entre el color del pelaje y ciertos comportamientos.
“Creo que los gatos naranjas han convencido a sus dueños de que son diferentes, pero todavía no nos han convencido a nosotros”, bromeó Kaelin.
Para los genetistas, este descubrimiento abre nuevas preguntas: ¿cómo puede una deleción fuera de un gen alterar tan profundamente la expresión genética? ¿Podrían existir mutaciones similares en otros animales —incluso humanos— que hasta ahora han pasado desapercibidas?
“Queremos entender no solo esta mutación específica, sino también cómo ocurren estos mecanismos en general. Quizás muchas condiciones genéticas en humanos aún no tienen mutaciones identificadas porque no comprendemos todos los caminos posibles que una mutación puede tomar”, concluyó Greg Barsh, coautor del estudio y profesor emérito de Stanford.
Este hallazgo no solo ilumina el misterio detrás del carisma genético de los gatos naranjas, sino que también podría revolucionar la forma en que entendemos la expresión genética y su relación con los rasgos físicos y conductuales. Un recordatorio más de que, en genética, lo que no vemos puede ser tan importante como lo que está a simple vista. N