En el algoritmo de TikTok también hay violencia. No la que se muestra explícita, sino la que se filtra disfrazada de promesas laborales, música popular y emojis que forman un nuevo lenguaje criminal. Un estudio reciente del Colegio de México (Colmex) documenta cómo el crimen organizado ha encontrado en esta red social un canal efectivo para reclutar jóvenes, promover su cultura e infiltrarse en la vida cotidiana digital.
El informe, titulado Nuevas Fronteras en el Reclutamiento Digital, detectó 100 cuentas activas que promueven actividades delictivas, principalmente desde México y Centroamérica. A través de “ganchos” como ofertas de trabajo con alojamiento y sueldos atractivos, los cárteles apuntan a sectores vulnerables: madres solteras, estudiantes y jóvenes sin oportunidades.
Una narrativa criminal viral
Detrás de los corridos tumbados y los hashtags aparentemente inocentes se esconde una estrategia sistemática. El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) encabeza la ofensiva, usando perfiles que repiten patrones visuales y lingüísticos: emojis de gallos (en referencia a su líder “El Mencho”), ninjas, cascos militares y hasta pizzas con letras “ch” (relacionadas al “chapizza”, ligado al Cártel de Sinaloa).
Los hashtags revelan la estética narca que permea el contenido: #trabajoparalamaña, #frasesbélicas, #4letras, #ElSeñorDeLosGallos. Junto a estos, música de artistas como Peso Pluma, Fuerza Regida o Chalino Sánchez acompaña escenas de lujo, camionetas blindadas y símbolos como la Santa Muerte o el diablo rojo.
Pero la estética no es inocente. Construye una identidad aspiracional, una narrativa de “vida peligrosa pero poderosa”, que para muchos jóvenes sin alternativas puede ser tan seductora como engañosa.
Más allá del algoritmo: reclutamiento real
Los efectos ya se sienten en el mundo físico. El caso del rancho Izaguirre, en Jalisco, donde fueron reclutados jóvenes mediante falsas ofertas de trabajo en redes, marcó un punto de quiebre. Incluso el secretario de Seguridad federal, Omar García Harfuch, reconoció públicamente que los cárteles usan TikTok, videojuegos y chats para “cazar” talento joven.
En marzo de 2024, se cerraron 39 cuentas vinculadas al crimen organizado, pero el fenómeno continúa expandiéndose. El estudio del Colmex —en colaboración con la Universidad de Northeastern— advierte que las redes sociales ya no sólo son espacios de entretenimiento: son también campos de batalla simbólicos y de reclutamiento.
Cultura narco 2.0
No todos los usuarios que suben videos con esta estética pertenecen al crimen organizado. Muchos sólo replican sonidos virales o imitan poses populares. Sin embargo, el riesgo está en la normalización de una identidad criminalizada, donde ser “belicoso” es cool y portar armas es un símbolo de estatus.
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La investigación advierte que el entorno familiar y escolar juega un rol clave para contrarrestar este fenómeno, pero también demanda al Estado crear estrategias de prevención digital más efectivas. No basta con cerrar cuentas: hay que entender por qué un joven decide hacerse visible para el narco en una red social. N
Con información de Animal Político.