En medio de una grave sequía en el norte de México y una creciente disputa por el agua entre México y Estados Unidos, un grupo de ambientalistas trabaja arduamente para revitalizar el delta del río Colorado, una región históricamente rica en biodiversidad, pero actualmente degradada por décadas de sobreexplotación y desvío de agua.
RESTAURACIÓN ECOLÓGICA EN EL DELTA DEL COLORADO
Del lado mexicano, gran parte del cauce del río Colorado es hoy un lecho seco. Sin embargo, organizaciones binacionales como el Sonoran Institute han llevado a cabo durante más de 20 años un proceso de restauración ambiental en el bajo Colorado, desde la frontera hasta el Golfo de California.
En lugar de arbustos invasores, se han plantado álamos y sauces nativos, reforestando más de 260 hectáreas. “Si le damos un poquito de agua y cuidado a ciertas secciones del río, podríamos recuperar ambientes perdidos”, afirma Enrique Villegas, director del programa del delta del Sonoran Institute.

ESCASEA EL AGUA EN EL RÍO COLORADO
El río Colorado nace en las montañas Rocosas de Estados Unidos y atraviesa siete estados antes de llegar a México. Sin embargo, cuando cruza la frontera, la mayor parte de su caudal ya ha sido consumido por ciudades y campos agrícolas estadounidenses.
Según Marco Antonio Samaniego, académico de la Universidad Autónoma de Baja California, las ciudades del norte mexicano dependen totalmente de la nieve que cae en las Rocosas. “No vivimos de lo que llueve en Tijuana, vivimos de lo que nieva en esas montañas”, explicó.
Este escenario ha generado tensiones diplomáticas recientes, después de que Estados Unidos negara a México una solicitud de agua adicional, fuera del marco del tratado binacional de distribución del río Colorado. “El problema es que hay más agua repartida de la que realmente existe”, resume Villegas.
LA FAUNA REGRESA AL DELTA DEL RÍO COLORADO
Pese a las dificultades, los esfuerzos de restauración ya muestran resultados visibles. En 2014, por primera vez en décadas, se permitió liberar agua desde una presa en la frontera, lo que estimuló el germinado natural de árboles nativos.
Hoy, especies como el castor, que habían desaparecido, han regresado. También han vuelto numerosas aves migratorias, como la tarabilla petirrojo, el papamoscas bermellón y el cuclillo piquigualdo, este último en peligro de extinción.
El área de Laguna Grande, uno de los principales puntos del proyecto, se ha convertido en un oasis de biodiversidad, con humedales llenos de vida, rodeados por campos áridos. “Literal, tenemos ya un bosque en medio del desierto”, comenta Villegas.

EL CAMBIO CLIMÁTICO Y EL AGUA EN EL NORTE DE MÉXICO
Para los agricultores como Cayetano Cisneros, el cambio es evidente. “Antes sembrábamos maíz, algodón, y no sufríamos por el agua. Hoy ya no alcanza”, lamenta.
Ante el avance del cambio climático, los ecologistas insisten en la urgencia de cambiar los hábitos de consumo de agua, tanto en las ciudades como en el campo. “Todos podemos mejorar nuestra conciencia hídrica. La sequía es apenas un aviso”, advierte Villegas. N
(Con información de AFP)