El coleccionismo es una práctica que va más allá de la simple adquisición de obras de arte u objetos valiosos; es un acto de preservación, un compromiso con la cultura y una forma de diálogo con el pasado, presente y futuro del arte. En México el coleccionismo ha evolucionado como un reflejo de las dinámicas sociales, culturales y económicas del país, aunque aún hoy son pocos los mexicanos que hacen del coleccionismo un modo de vida y de promoción del arte.
Desde las colecciones privadas de familias reconocidas hasta los modernos espacios dedicados al arte contemporáneo, el coleccionismo ha sido una pieza clave en el desarrollo del panorama artístico nacional.
Actualmente, instituciones y fundaciones privadas juegan un papel central en la descentralización del arte, llevando propuestas innovadoras a comunidades fuera de los grandes centros culturales como Ciudad de México. Un ejemplo de ello es la Fundación Calosa, con sede en Irapuato, Guanajuato. Esta organización no solo promueve el arte mexicano, sino que también busca acercar a las personas al coleccionismo a través de programas educativos y exposiciones de primer nivel.
En una conversación con Lorena Chávez, una de sus fundadoras, exploramos sus orígenes, retos y logros, y cómo su pasión por el arte se ha convertido en un motor para transformar su comunidad.
—¿Qué los llevó a interesarse en promover el coleccionismo?
—Nosotros empezamos porque nuestros hijos están involucrados en el arte; lo estudiaron, a eso se dedican, y siempre nos ha gustado. La familia de mi marido también ha apoyado muchísimo la educación en México desde hace años. Comenzamos buscando arte para nuestra casa, algo diferente, y gracias a un amigo que nos introdujo a ferias de arte, nos atrapó el mundo del arte moderno y contemporáneo.
“Desde entonces —continúa— hemos tomado cursos y desarrollado una colección que refleja nuestros gustos, con un énfasis especial en artistas mujeres. Esto dio pie a la creación del Espacio Calosa, donde mostramos nuestras piezas para que la gente las disfrute y aprenda de ellas”.
—¿Cómo es tener un espacio fuera de la Ciudad de México, que suele centralizar el arte?
—Es algo que hacemos con mucho orgullo porque somos de Irapuato. Además, estamos en un punto estratégico entre Guadalajara y Ciudad de México, con acceso internacional desde el Bajío. Este espacio nos ha permitido acercar el arte contemporáneo a una región que carecía de estas propuestas. En estos ocho años hemos visto un cambio significativo: los museos locales están incluyendo más arte contemporáneo, y esto ha sido en parte gracias a nuestro trabajo.
—¿Cuál es el mayor reto de no estar en Ciudad de México?
—No lo vemos como un reto, sino como una oportunidad. Hemos trabajado para cambiar la escena local y fomentar un corredor de arte que beneficie a toda la región. La respuesta de la gente ha sido positiva, y estamos orgullosos de contribuir al desarrollo cultural de Guanajuato.

—¿Qué opinan sobre comprar arte de artistas de nuestra generación?
—Creemos que apoyar a los artistas vivos es fundamental. Comprar arte no solo es un acto estético, sino también una forma de respaldo al arduo trabajo e investigación que implica. También es posible coleccionar con presupuestos accesibles; recientemente tuvimos una exposición de un colectivo joven de Guanajuato que demostró la frescura y creatividad del arte emergente.
¿Cuáles han sido los principales logros de la fundación hasta ahora?
—La exposición de Chiharu Shiota que inauguraremos pronto es un ejemplo de cómo podemos traer arte de clase mundial a nuestra comunidad sin costo alguno. También hemos conectado con muchos espacios emergentes que están impulsando la escena artística en Guanajuato.
—¿Cómo ven el futuro del coleccionismo en México?
—El coleccionismo tiene un gran potencial, pero es necesario educar y acercar a más personas a este mundo. Coleccionar no tiene que ser costoso; con la guía adecuada cualquier persona puede comenzar una colección que le aporte valor estético y emocional.
—¿Qué actividades ofrece el Espacio Calosa?
—Nuestro espacio está abierto al público con exposiciones de primer nivel y un programa educativo que incluye talleres, catas de vino y actividades para niños y artistas —finaliza Lorena Chávez—. Todo esto sin costo porque nuestro objetivo es acercar el arte a más personas.
EL ARTE COMO MOTOR DE CAMBIO
La misión principal de la Fundación Calosa es clara: democratizar el acceso al arte y educar a través de él. Inspirados por sus hijos y por una pasión compartida, los fundadores han creado un espacio que desafía la centralización cultural de México, promoviendo el coleccionismo como una herramienta de transformación social. Desde Irapuato, este proyecto es referencia y un modelo a seguir, demostrando que el arte puede florecer y enriquecer cualquier rincón de México.
CHIHARU SHIOTA
La exhibición “The Soul Journey”, de la artista japonesa Chiharu Shiota, transforma el espacio en una experiencia sensorial única, tejiendo hilos de conexión entre la memoria, el cuerpo y las emociones humanas. Sus instalaciones monumentales, construidas con redes de hilos, invitan a reflexionar sobre el vínculo entre lo tangible y lo intangible. La exposición estará abierta al público de forma gratuita durante los próximos meses en el Espacio Calosa, en Irapuato, Guanajuato. N
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