El “nearshoring” la palabra de moda, sin embargo, es una vieja historia para México. El concepto se refiere a la relocalización de toda o parte de la producción de las empresas a un lugar cercano a su consumidor final, reduciendo costos y evitando problemas logísticos. En México tenemos más de 60 años realizando estos procesos para el mercado de Estados Unidos, sin embargo, en los últimos años se ha redescubierto este término por factores asociados al proceso de desconexión de China y el impulso al “reshoring” (relocalización) de los Estados Unidos.
Desde la firma del TLCAN en 1994 el comercio transfronterizo entre México y los EE. UU. se aproximaba a los 100,000 millones de dólares, hoy supera los 800,000 millones. En 1994 el 70% de las exportaciones de México a EE. UU. eran productos manufacturados, hoy supera el 90%. Hoy México representa el principal socio comercial de los Estados Unidos, con aproximadamente un 16% del total de su intercambio comercial, comparado con China que se aproxima actualmente al 11%. La participación de China en las importaciones de EE. UU. ha aumentado significativamente desde 1994, pero se ha estabilizado en los últimos años. A diferencia la participación de México en las importaciones de EE. UU. Se ha mantenido relativamente constante. En el 2020 China representaba el 15% y México el 14%, en 2010 13.5% y 9.4% respectivamente, en el 2002 el 10% vs el 15% y en 1995 el 5.4% vs el 13.2%.
La relocalización de la manufactura en Estados Unidos tomo fuerza desde finales de los años 90 y principios de los 2000, impulsada por factores como el aumento de los costos laborales en China (aproximadamente un 300% en los últimos 20 años), la mayor automatización y los cambios en las políticas comerciales y las preferencias de los consumidores. Esta tendencia se vio aún más acelerada por las interrupciones en las cadenas de suministro causadas por el tsunami de Japón, las cuotas de importación y la pandemia del COVID-19, lo que llevó a más empresas a considerar traer la producción de regreso a Estados Unidos.
La desconexión de las cadenas de suministro de manufactura de China representa un desplazamiento del 5% al 10% de su producción, con Vietnam y las áreas circundantes como principales beneficiarios. La relocalización de la manufactura en los Estados Unidos se mantiene en un nivel bajo del 1% al 2%, pero los sectores estratégicos, como los semiconductores, podrían experimentar un mayor movimiento. Sin embargo, la automatización es un factor que impulsa más notablemente el crecimiento de la manufactura en los Estados Unidos, estimándose en un 2% al 3% anual. El McKinsey Global Institute predice que la automatización de la manufactura podría desplazar hasta 800 millones de empleos a nivel mundial para el 2030, pero también crear 950 millones de nuevos empleos en distintos sectores.
Así que el “nearshoring” no es nada nuevo para México y deberíamos estar enfocados en más allá de este concepto. Debemos estar construyendo una relación comercial transfronteriza enfocada en la GENERACIÓN DE VALOR. Según INEGI en 2022 el Valor Agregado de Exportación de la Manufactura Global (VAEMG) registró un monto equivalente a 15.6 % del valor total de la producción de la industria manufacturera, ligeramente superior al de 2013 estimado en 12.5%. En 2022 las ramas que más aportaron al VAEMG fueron la fabricación de automóviles y camiones con el 24.8 % y la fabricación de partes para vehículos automotores con el 18.2 %. En contraste la fabricación de computadoras y equipo periférico, fabricación de equipo de audio y video, fabricación de material desechable de uso médico, dental y para laboratorio, y artículos oftálmicos contribuyeron con solo el 3.6 %, cada uno. Estos porcentajes de valor agregado son demasiado bajos, la pregunta es que podemos hacer pare incrementar nuestra participación de valor agregado.
La respuesta, propongo, está en una integración transfronteriza del talento, de nuestro capital intelectual. Enfocarnos en fortalecer los ecosistemas de educación superior, investigación y desarrollo tecnológico, generación de conocimiento y emprendimiento de alto impacto. Según la Oficina de Estadísticas Laborales de EE. UU., se proyecta un déficit de 6 millones o más de ingenieros entre 2016 y 2026. Esto significa que la demanda superará la oferta actual de graduados y talento disponible. Enfoquemos nuestros esfuerzos en sectores estratégicos como semiconductores y bioingeniería, donde la co-innovación depende de una colaboración amplia de talentos. ¡El “nearshoring” debe ser prueba superada! N