Julien Devaux, un apasionado cineasta y artista belga, aterrizó en México procedente de su tierra natal en 2006 con un sueño en mente: crear un documental que explorara la vida y obra de su compatriota Francis Alÿs. El resultado fue el conmovedor documental titulado “Amplios detalles, tras las huellas de Francis Alÿs” (2006), un retrato que funde magistralmente el arte de Alÿs con el vibrante corazón de la Ciudad de México, todo visto a través de los ojos de un extranjero que, con el tiempo, se ha convertido en un verdadero mexicano.
Este mismo fenómeno se ha repetido en la propia vida de Julien Devaux, quien, después de tantos años en México, ha producido otro documental titulado “Del hilo a la trama, de París a México, el tapiz en el arte contemporáneo” (2022). En esta obra apreciamos a un Devaux que se siente más arraigado a México y que teje con la cámara una trama de arte y cultura en el espacio y el tiempo entre México y París.
El documental “Trazo por trazo, de Jean-Baptiste Chardin a Mélissa Pinon” (2012) nos introduce en la talentosa pintora figurativa Mélissa Pinon y en su relación con “La Raya”, de Jean-Baptiste Chardin, en el Museo del Louvre. La colaboración entre ellos se convierte en un reflejo mutuo, donde Devaux se convierte en sujeto de su propia creación artística, un juego de espejos que revela el poder transformador del arte a la manera de “Las Meninas”, de Diego Velázquez.
“Ella me dijo: ‘Si me filmas, entonces te pinto’; y yo le respondí: ‘Si me pintas, te filmo’”, cuenta Devaux en entrevista con Newsweek en Español.
TESTIMONIO DE LA EVOLUCIÓN DE JULIEN DEVAUX
En los tres documentales se percibe una danza constante entre el arte contemporáneo y la tradición, entre el pensamiento y la creación, y entre el pensar y el hacer. Estos filmes nos invitan a explorar capas de significado y nos sumergen en un viaje emocional a través de la edición y la imagen. Cada obra es una ventana a una nueva realidad, un testimonio de la evolución de Devaux desde el cine hacia el arte, desde Europa hacia México.
Durante el programa del Tomo 007 de “Trámite, buró de coleccionistas”, en la ciudad de Querétaro, Julien Devaux presentó estos tres trabajos. “Estos documentales sobre arte son un cuerpo de obra de 20 años. Es como una especie de minirretrospectiva y me interesa bastante ver la evolución de mi trabajo, porque, aunque no lo planeé como una trilogía, sí hay temáticas e intereses comunes entre lo tradicional y lo contemporáneo. Las tres son bastante atemporales y relatan también mi evolución personal en los dos continentes”, asegura.
Devaux y “Trámite, buró de coleccionistas” comparten un objetivo en común: hacer accesible el arte contemporáneo para cualquier persona de cualquier rincón del mundo. “Cuando presenté en Francia la de Francis Alÿs, había en el público una pareja: ella era panadera y él, un chofer de camión y llegaron al azar, les encantó y al final me dijeron, ‘¿Sabes qué? El día de mañana vamos al museo, por primera vez’. Si una película logra despertar y cambiar la forma de ver, aunque sea de una persona, entonces ha logrado cumplir su papel”.
CURIOSO Y MUY CREATIVO
La historia de Julien Devaux lo ha llevado a una búsqueda de la expresión artística a través de distintas disciplinas. Ser un artista multidisciplinario no es sencillo y, aunque pueda significar no especializarse completamente en una sola técnica, abre un abanico de posibilidades para explorar, ser curioso y muy creativo.
Cuenta él mismo: “A lo largo de mi historia evolucioné desde la edición —que es la forma en la cual pienso los proyectos—, hacía la cámara y después hacia la dirección. Pero mi punto de partida siempre es la edición”. A partir de la práctica del documental sobre arte, Devaux evolucionó hacia el videoarte, en solitario y en colaboración con otros artistas. Así, su mirada conserva cierta curiosidad en el hecho de multiplicar las disciplinas que le permite ser espontáneo.
También es un artista multidisciplinario que intenta pintar con la cámara, los encuadres y los desencuadres, experimentando siempre desde el acto de filmar. Su trabajo es una reflexión sobre la vida y el arte, y su sensibilidad única le permite explorar nuevas dimensiones de la creación cinematográfica. Para Julien hay intenciones claras a la hora de hacer su trabajo, pero dice que el resultado depende también del material obtenido al filmar. “Ese material es, de alguna forma, tu nueva realidad y a partir de ahí trabajas y piensas adaptándote a lo que tienes”, explica sobre su proceso.
Tanto en su trabajo como documentalista como en el de videoartista, la influencia de sus estudios en historia del arte se hace sentir, sobre todo en aquellos encuadres que hacen referencia a pinturas famosas y en ese constante interés al arte a través de la cámara.
CUATRO HUELLAS IMBORRABLES
En sus colaboraciones busca entender y convertir las ideas de los demás artistas en imágenes filmadas, en donde Devaux se mueve constantemente. Cuando se le pregunta sobre su colaboración más significativa, menciona cuatro proyectos que han dejado una huella imborrable en su corazón. Cada uno de ellos fue una aventura única que lo llevó a lugares remotos y a la exploración de temas profundos. Desde las calles de Kabul hasta el desierto de Irak y las selvas amazónicas, estos proyectos le permitieron descubrir la belleza y complejidad del mundo, al igual que lo hacen sus documentales para quienes tienen la suerte de experimentarlos.
“Son dos de Francis Alÿs y dos de Melanie Smith que fueron experiencias fantásticas. Con Alÿs fuimos a Afganistán, a filmar un retrato de Kabul a través de un juego donde hay dos niños que se persiguen con rollos de cine que se deshace y se rehace. Con Melanie pasamos un mes en el fondo de la selva Amazónica en Brasil y otro en el desierto de Atacama en Chile buscando enseñar el fracaso de la utopía capitalista en distintos contextos de naturaleza y frente a la sobrevivencia de la mirada animal”.
Julien Devaux, con su mirada sensible de artista y curiosidad de creador, crea documentales atemporales que continúan vigentes aún 15 años después de haber salido a la luz. “No hago pelis de moda, pero hay una temática de fondo que resiste al tiempo”.
Sus documentales son más que películas: son ventanas hacia el alma del arte y la humanidad. Su deseo de transformar la vida de al menos una persona a través de su trabajo es un testimonio de su compromiso con la exploración artística y la conexión emocional con el público. N