¿Nunca te acuerdas de dónde dejaste las llaves? ¿Quieres memorizar información para un examen escolar o una presentación en el trabajo? Si bien la memoria es fundamental para muchas de nuestras actividades cotidianas, a veces es difícil “entrenar” al cerebro para recordar información específica. Y aunque ciertos factores pueden entorpecer este proceso mental, por suerte disponemos de ejercicio y algunas estrategias para fortalecer la memoria.
“Podemos desarrollar la memoria mediante la neuroplasticidad; es decir, la flexibilidad que el cerebro conserva a lo largo de la vida”, dice a Newsweek la Dra. Tara Swart Bieber, médica y neurocientífica del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés).
La neuroplasticidad permite que el cerebro reorganice las vías de comunicación neuronal y cree conexiones nuevas, dos procesos que son la base del aprendizaje y la memoria.
Según los expertos del Queensland Brain Institute —institución australiana de investigación neurocientífica—, la memoria obedece a la activación de vías neuronales específicas, las cuales, dependiendo de la frecuencia con que se usen, pueden fortalecerse o debilitarse a lo largo del tiempo.
Dado que la memoria está integrada por circuitos, a menudo es más fácil recordar algo que hemos asociado con otros estímulos. Por ejemplo, si tu mamá siempre usó un perfume específico durante tu infancia, sin duda pensarás en ella cada vez que percibas el mismo aroma, aun cuando aspires la fragancia de manera aislada.
¿CÓMO FUNCIONA EL EJERCICIO CONOCIDO COMO PALACIO DE LA MEMORIA?
Puede parecer de lo más obvio, pero esos recuerdos asociativos son herramientas muy útiles para memorizar información nueva. Al respecto, Swart Bieber comenta que un gran ejercicio mental que puedes practicar para mejorar tu memoria es una técnica conocida como el “palacio de la memoria”, también llamada el “método de los loci” (o método de los lugares; del latín locus/loci: lugar/lugares).
Popularizado en las novelas de Sherlock Holmes, dicho sistema funciona de la siguiente manera: empieza por visualizar un lugar que conozcas bien. Podría ser tu casa, tu oficina, la calle donde creciste o cualquier sitio que puedas visualizar con toda claridad en tu mente.
A continuación, recorre mentalmente ese espacio y, mientras te desplazas, crea un mapa en el que señalarás puntos clave específicos, enumerándolos conforme te aproximes a cada uno de ellos. Por ejemplo, la sala de tu casa, la escalera hacia la segunda planta, una mesita lateral en el pasillo, tu cama, la mesita de noche, la ventana de tu cuarto, etcétera.
La siguiente parte es crítica: asigna un fragmento de información a cada uno de esos puntos clave ya numerados. Toma en cuenta que no basta asignar datos, sino que debes identificar “vínculos memorables” entre cada uno de esos puntos clave.
Digamos que quieres recordar la lista del supermercado. Primero, cruzas por la sala de tu casa hacia la escalera y notas que la alfombra está muy polvorienta: bolsas para la aspiradora. Al llegar al pie de la escalera, topas con un montón de ropa sucia: jabón para lavadora.
Subes por la escalera y, al llegar al pasillo superior, ves una mesita lateral con un platito lleno de migajas: pan. Te acercas a la puerta del dormitorio, miras hacia la cama y encuentras tu taza favorita en la mesa de noche: café.
ES ÚTIL PARA RECORDAR LISTAS O BLOQUES DE INFORMACIÓN
Cabe aclarar que no es necesario que las asociaciones sean coherentes; lo único que importa es que tengan sentido para ti. Una vez que hayas asignado información a todos los puntos clave, vuelve a recorrer tu palacio de la memoria para consolidar cada una de las asociaciones. Cuanto más repitas este ejercicio, más fuertes serán tus asociaciones y memoria.
Esta estrategia tiene especial utilidad para recordar listas o bloques de información. Sin embargo, si lo que quieres es recordar en dónde dejaste las llaves, tal vez lo más aconsejable es que pongas atención en lo que haces.
“Siempre es más fácil recordar cuando prestamos atención, de modo que, si quieres recordar algo, fíjate bien en lo que haces e ignora cualquier otra cosa que pueda distraerte en ese momento”, aconseja Swart Bieber.
También debes tomar en cuenta que el estilo de vida y el entorno afectan la memoria. Hablamos de factores como el estrés, la falta de sueño, una dieta poco saludable, la deshidratación, el sedentarismo e, incluso, la costumbre de hacer varias cosas al mismo tiempo, todo lo cual afecta negativamente la memoria, puntualiza Swart Bieber.
“Los fundamentos de la salud cerebral que contribuyen a mejorar la memoria incluyen: duración y calidad del sueño; una dieta saludable que aporte suficientes verduras y aceites omega-3; una buena hidratación; actividad física; y manejar el estrés”, concluye Swart Bieber. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)