De estudiar sociología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a ser una de las cantantes mexicanas más versátiles de Latinoamérica, Guadalupe Pineda Aguilar está por cumplir 50 años en la industria musical. En ese tiempo ha sido un referente del panorama contemporáneo por incursionar en géneros como trova, baladas, rancheras, boleros e, incluso, ópera.
Para celebrarlo, el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, ubicado en Ciudad de México, abrirá sus puertas para un concierto único el próximo 30 de septiembre. Acompañada de su fuerza interpretativa y luciendo sus ojos marrones, la cantante jalisciense seducirá al público con grandes éxitos como “Coincidir”, “Yolanda” y “Jacinto Cenobio”. Además, cantará algunos temas de su repertorio de música mexicana y ranchera, en donde honra sus raíces, y de su más reciente sencillo, un homenaje al cantautor Armando Manzanero, con las interpretaciones “Esperaré”, “Ahora que te vas” y “Por debajo de la mesa”, entre otras.
“Es un evento que tendrá muchas sorpresas; un concierto preparado especialmente para regresar a este histórico lugar. La primera vez que me presenté en el Teatro de la Ciudad fue como en 1987-1988. Soy la cantante que tiene el récord de presentaciones de teatro lleno, 11 en total, cuando se le cambió de nombre al recinto”, comenta en entrevista con Newsweek en Español la ganadora del Grammy a la Excelencia 2017.
Para Guadalupe Pineda, de casi 70 años, reconocida por su versatilidad musical, la trova representa su composición poética predilecta para entonar. Creció escuchando a Pablo Milanés, Violeta Parra, Silvio Rodríguez, Los Folkloristas y a Óscar Chávez. Empero, su vasto repertorio también incluye a Carlos Gardel, José Alfredo Jiménez, Edith Piaf, Charles Aznavour y Bizet, por mencionar algunos.
“TRASCENDÍ DE LUGARES PEQUEÑOS A GRANDES AUDICIENCIAS”, DICE GUADALUPE PINEDA
“La trova me dice mucho de mis años de estudiante en la UNAM, pero tampoco puedo olvidar que vengo de una familia mexicana donde el campo, montar a caballo, las rancheras y boleros eran parte diaria de lo que escuchábamos. Ya tengo esas raíces. No puedo dejar atrás mis comienzos cuando cantaba muy joven temas como ‘Gracias a la vida’ que, por supuesto, voy a cantar, porque es una melodía icónica en mi vida y carrera”, afirma vía telefónica.
Sobrina del Charro de México, Antonio Aguilar, “Lupita” —nombrada así por su familia— no siempre abarrotó escenarios y tampoco escaló a nivel internacional tan pronto. Para presentarse en países como Francia, Alemania y Estados Unidos mantuvo una fórmula singular: resiliencia y constancia, compuesta por talento. Inició su camino cantando en pequeños foros al mismo tiempo que estudiaba sociología.
Sin embargo, un tema en particular la catapultó a ser reconocida: pasó de ganar 30 pesos a ser acreedora de grandes galardones. Por ejemplo, es la única mexicana en ser incluida y reconocida en colecciones musicales mundiales como El Buddha Bar de Francia y la Colección Montecarlo, en Italia. Aunado a esto, se ha presentado en Argentina, Colombia, Costa Rica, Emiratos Árabes, España, Estados Unidos, Francia, Guatemala, Irlanda, Italia y Puerto Rico.
—¿Qué representa la canción “Yolanda” en tu vida? —preguntamos.
—Me abrió las puertas. No esperé que se fueran a vender tan pronto un millón de discos en 1984. Fue una bendición porque defendí ese proyecto. Algunas disqueras escuchaban mi voz y me decían: ‘Nos gusta, pero tienes que cantar este otro tipo de cosas’.
“Pego tantísimo, le debo tanto a ‘Yolanda’ porque pude trascender de lugares chiquitos donde estaba, ganando unos cuantos pesos y la cena: café y tacos, a grandes audiencias”, relata sobre el tema original del autor cubano Pablo Milanés, quien se inspiró en su esposa para crear uno de sus éxitos más resonados.
—¿Te hubiera gustado terminar tu carrera universitaria en la Facultad de Ciencias Políticas?
—Cuando mi padre me dijo, igual a mis cinco hermanos, que teníamos que estudiar una carrera universitaria, pues era un compromiso. Me gustaba todo lo que fuera humanidades, pero a la par de estar estudiando me descubrí en el canto, aunque lo sabía desde niña. La primera canción que canté con mi familia fue ‘Los laureles’.
“Cuando estaba en la universidad me fui muy pequeña de mi casa y tenía que trabajar para sobrevivir, entonces empecé a cantar y dejé la carrera”, agrega.
Para Guadalupe Pineda la música no tiene edad, ni fronteras e idiomas; es universal y catártica. “Llegar al escenario es volcarme, surge una Lupita que no imaginan”.
Dice ser descrita como alguien tranquila y dulce, pero en cuanto pisa un auditorio se convierte en una mujer pasional, fuerte y entregada. Y así nos lo resume en una frase: “Es la mejor manera que tengo de comunicarme con el mundo”.
HOMENAJE A ARMANDO MANZANERO
Actualmente ha grabado más de 30 discos, algunos de los cuales llegaron a ser de oro y de platino, así como editados en otros idiomas y latitudes como Japón. Entre los artistas con quien le gustaría volver a colaborar está Mercedes Sosa, una importante cantante de música folclórica argentina que falleció hace más de una década.
“Al final de su vida tuvimos una gran amistad. Me invitó a cantar al Teatro Colón en Buenos Aires. Luego me invitó a Nueva York, también en Guadalajara. Regresaría el tiempo para volver a estar con ella; teníamos unas pláticas telefónicas largas y maravillosas”, recuerda Guadalupe Pineda, llena de nostalgia.
Otro de sus inestimables amigos, a quien hoy le rinde un sentido homenaje, es a Armando Manzanero Canché, con un EP titulado Guadalupe canta a Manzanero. Al respecto, narra que hace varios años tanto ella como el compositor mexicano intercambiaron canciones y diálogos para armar algo juntos. La idea era un disco donde ambos cantarían, pero por distintas razones no se concretó y después arribó la pandemia de covid-19.
“Ya no se logró, pero ya tenía estos cuatro temas. Estaban muy avanzadas las maquetas y decidí terminarlo porque me lo debía a mí y al maestro Manzanero”, concluye. N