Las emisiones de carbono generadas por los incendios en Canadá alcanzaron niveles sin precedentes y a finales de julio eran más del doble del anterior récord anual de 2014, según datos del observatorio europeo Copernicus publicados este jueves 3 de agosto.
“Actualmente las emisiones totales de los incendios forestales en Canadá son de aproximadamente 290 megatones (de carbono), mientras que el récord anterior registrado en 2014 fue de 138 megatones”, indica Copernicus en un boletín.
La cifra para 2023 refleja por el momento solo las emisiones desde el comienzo del año e incluso en lo esencial desde principios de mayo, cuando los incendios comenzaron a devastar el país, pero la temporada de incendios aún no termina.
“Las emisiones de los incendios en las zonas boreales suelen alcanzar su punto máximo a finales de julio o principios de agosto, por lo que el total seguirá aumentando durante algunas semanas más”, advierte Mark Parrington, científico del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de Copernicus.
Canadá, que por su situación geográfica se calienta más rápidamente que el resto del planeta, se enfrenta en estos últimos años a fenómenos meteorológicos extremos cuya intensidad y frecuencia aumentan por el cambio climático.
LOS INCENDIOS EN CANADÁ ALCANZAN MÁS DE 12 MILLONES DE HECTÁREAS
Al 30 de julio, el país estaba devastado por más de 990 incendios, de los cuales 613 se consideraban fuera de control. Hasta la fecha, más de 12 millones de hectáreas se han quemado este año, un total muy superior a todo lo que el país ha conocido.
Los incendios en Canadá han causado estragos, que incluso Nueva York y otras partes de Estados Unidos fueron cubiertos con una niebla apocalíptica. El humo causado por el fuego alcanzó el noreste de este país y se extendió hacia el oeste hasta Chicago y hacia el sur hasta Atlanta, llevando a la Agencia de Protección Ambiental a emitir alertas sobre una zona con más de 100 millones de personas.
La espesa capa tóxica envolvió la Estatua de la Libertad y los rascacielos de la Gran Manzana de un brillo entre naranja y café, retrasó vuelos y forzó el aplazamiento de eventos deportivos. Las mascarillas, vestigios de la pandemia, aparecieron de nuevo en las calles.
“Huele como si alguien estuviera haciendo una barbacoa”, dijo Nicha Suaittiyanon, una turista tailandesa de 30 años, con los ojos llorosos en junio pasado. N
(Con información de AFP)