El húmedo invierno de California, en Estados Unidos, premió este año al estado con un exuberante florecimiento que cautivó a turistas y locales. También podría haber sido una excelente noticia para las abejas.
Sin embargo, los apicultores dicen que las bajas temperaturas y los cielos grises que han predominado en parte del oeste de Estados Unidos desalientan a los insectos. Si el sol no aparece pronto, la abundante cosecha de miel que aguardaban puede no materializarse.
“A las abejas no les gusta volar cuando está frío y húmedo”, explica el apicultor Jay Weiss al levantar la tapa de una de sus colmenas en Pasadena, en la que se amontonan miles de insectos.
“Frío y húmedo” es relativo, pero con el termómetro en Los Ángeles sin pasar de los 20 ºC la mayor parte de los días, y un manto de nubes cubriendo su famoso cielo azul, el clima no luce californiano este año. Días nublados en mayo y junio no son inusuales en California, pero este 2023 el clima ha permanecido gris desde el diluvio que azotó al estado durante el invierno (boreal).
Una serie de ríos atmosféricos (corrientes de humedad a gran altitud) avanzaron hacia el oeste de Estados Unidos y lanzaron miles de millones de galones de agua a una región que había sido castigada por una dura sequía durante dos décadas.
Los embalses que habían disminuido a niveles alarmantes se alimentaron y las orillas de los ríos se expandieron. Las constantes precipitaciones fueron recibidas con alegría por los operadores de los servicios hídricos, así como por residentes cansados de ver sus céspedes resecos y de las restricciones del uso del agua.
LAS ABEJAS MORÍAN DE HAMBRE DENTRO DE SU COLMENA
Pero las abejas pasaron aprietos, incapaces de alzar vuelo con tanta lluvia. “Tenía colmenas saludables y fuertes, pero dos meses después las abejas morían de hambre dentro de la colmena”, comenta Weiss.
“Perdí cinco colmenas durante el invierno. Los apicultores del sur de California no están acostumbrados al mal clima”, agrega en entrevista con la AFP.
Cuando la lluvia paró en abril, las colinas explotaron en un mar de anaranjado, amarillo, morado y blanco: la alfombra colorida era tan imponente que podía ser vista desde el espacio.
La abundancia debería haberse convertido en un banquete para las abejas, una vasta reserva de néctar y polen que debería haber alimentado las colmenas y recompensar a los apicultores. Pero mayo fue grisáceo y junio comenzó sombrío.
Joe Sirard, del Servicio Meteorológico Nacional, dijo que el cielo nublado es normal en esta época del año. “Estamos en los dos meses más nublados en el sur de California, lo que mantiene las temperaturas frías”, dijo a la AFP.
“LA SUPERFLORACIÓN EN CALIFORNIA PUEDE AUMENTAR ESTE AÑO”
El fenómeno es causado por el agua fría del océano que mantiene bajas las temperaturas del aire alrededor de la costa, la llamada capa marina. “Normalmente, las nubes de la capa marina vienen de noche y se dispersan entre la mañana y la tarde”, aunque pueden permanecer durante todo el día.
La próxima semana debe continuar igual, pero el sol se impondrá en julio y agosto, la mayor parte del verano meteorológico. Es una buena noticia para las abejas, quienes finalmente podrían salir y deleitarse entre todas esas flores.
Si el sol sale, Weiss, un exmago profesional que cambió de ramo y abrazó la apicultura hace unos veinte años, espera cosechar hasta 45 kilos de miel en cada una de sus colmenas. También producirá jabones, bálsamos labiales y ungüentos a partir de la cera, todo impregnado con el delicioso aroma de la dulce confección de las abejas.
La superfloración puede aumentar significativamente este año, dice Weiss. Siempre y cuando los insectos tengan su momento: ni muy caliente, ni muy frío. “Cuando lleguemos a julio las temperaturas pueden aumentar bastante, con lo que dejarían de producir miel”, precisa el apicultor. “Así que yo diría que tenemos unas seis semanas para que esto ocurra”.
“Pero cuando comienzan a producir miel, es increíble lo rápido que todo sucede”.