Cuando se coloca un cacahuete dentro de un vaso lleno de cerveza, dicha legumbre cae al fondo, pero luego vuelve a subir e inicia un “baile” que ha mantenido intrigados desde siempre a los científicos. Sin embargo, el misterio ha sido resuelto.
El investigador brasileño Luiz Pereira, principal autor del estudio, explicó a AFP que le sorprendió descubrir que los meseros en Buenos Aires depositaban unos cacahuetes (o maní) en la cerveza. Los cacahuetes pesan más que el líquido que los acoge, así que naturalmente caen al fondo. Pero enseguida vuelven a subir, y luego van oscilando, un fenómeno que puede durar hasta que la cerveza pierde su gas.
EL FENÓMENO DE LOS CACAHUATES EN LA CERVEZA
El estudio, publicado este miércoles 14 de junio en Open Science de la Royal Society, podría tener implicaciones para ciertas extracciones de mineral, o para el comportamiento del magma terrestre. El fenómeno se explica porque el cacahuete atrae y retiene diminutas burbujas del dióxido de carbono que gasifica la cerveza.
Esas burbujitas provocan el ascenso del cacahuate. Al entrar en contacto con el aire, estallan, y el proceso vuelve a reproducirse. “Las burbujas se forman mejor en torno al cacahuete que en las paredes del vaso”, explicó Pereira, investigador en la universidad alemana de Ludwig Maximilian, en Múnich.
LA GASIFICACIÓN
Su equipo de físicos internacionales (con expertos provenientes de Alemania, Gran Bretaña y Francia) descubrió que cuanto mayor es el ángulo entre la superficie del cacahuete y la burbuja, más rápidamente se forma ésta. Pero la clave está en que la burbuja no debe ser demasiado grande, máximo del orden de 1.3 mm.
A medida que la experiencia avanza, y siempre y cuando el cliente no se beba la cerveza, o se coma los cacahuetes, podrá comprobarse que el proceso se va repitiendo mientras perdure la gasificación. Un proceso similar se produce, según el estudio publicado en la revista, cuando se inyecta aire para separar y capturar el hierro del mineral que lo retiene.
LA CIENCIA CONTINUARÁ EXPLORANDO EL FENÓMENO
“El hierro se engancha más fácilmente a las burbujas, mientras que los demás minerales caen al fondo”, explica el texto. Y lo mismo sucede con la magnetita, que consigue subir a las capas superiores del magma de la corteza terrestre, a pesar de que es más denso.
A causa del ángulo de contacto con las burbujas de gas, creen los investigadores, el mineral “rebota” y vuelve a subir. Pereira explicó que por el bien de la ciencia, los científicos continuarán “experimentando con las características de diferentes cacahuetes y cervezas”.