Viktoria sufrió presiones para hacerse un pasaporte ruso por parte de las tropas de Moscú que controlan la localidad donde vive en el este de Ucrania, un medio utilizado por Rusia para reforzar su control sobre los territorios ocupados.
Esta mujer, de 43 años y que prefiere no dar su apellido, vive en un pueblo del Donbás ocupado por el ejército ruso, que controla buena parte de estas regiones del este de Ucrania.
Denuncia que soldados rusos prácticamente la obligaron a obtener documentos legales de Rusia. “No quería para nada hacerlo”, asegura Viktoria, quien dice que quería seguir siendo “una ciudadana de Ucrania”.
Pero cuando intentó registrar una casa y un coche, las autoridades locales afines a Moscú de su pueblo le exigieron papeles rusos. Entonces, empezó a traducir sus certificados de nacimientos y matrimonio en ucraniano, pero no pudo terminar esos trámites, ya que en enero se fue de su localidad para ir a vivir a una zona en manos del ejército de Kiev.
El hecho de utilizar los pasaportes como un medio de presión no resulta una táctica nueva por parte de Rusia. Moscú distribuye documentos de este tipo a los habitantes del sur y el este de Ucrania desde 2014, cuando anexionó la península de Crimea y grupos locales prorrusos se hicieron con el control de territorios del Donbás. Lo mismo hace en regiones separatistas de Georgia o Moldavia.
MECANISMO DE PRESIÓN DESDE FEBRERO DE 2022
Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, este mecanismo de presión se intensificó, sobre todo a partir de septiembre cuando Moscú anexionó las cuatro regiones ucranianas que ocupa parcialmente en el este y el sur.
Según expertos y habitantes entrevistados por la AFP, las autoridades prorrusas de esas zonas exigen documentación rusa para efectuar trámites de la vida diaria, como obtener un trabajo o ayudas sociales o tener acceso a la salud pública.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, firmó en abril un decreto que exige a los ucranianos de los territorios anexados tener o pedir la nacionalidad rusa. En el caso de que se opongan a ello, los tratarán como extranjeros que necesitarán un permiso de residencia, si no quieren que los expulsen.
Desde entonces, “se forman filas de espera delante de las oficinas de entrega de pasaportes”, explica Aliona, de 40 años, en una entrevista telefónica con la AFP.
“Mis amigos fueron allí recientemente y a las ocho de la mañana ya había 48 personas que esperaban delante de la oficina de pasaportes. La gente empezó a hacer cola durante la noche”, afirma esta trabajadora en una tienda.
Antes, Aliona ya había obtenido un pasaporte de la república autoproclamada de Donetsk, pero “ahora hace falta un pasaporte ruso para todo”. Rusia indicó a finales de noviembre que había distribuido unos 80,000 pasaportes en las regiones anexadas, y controladas parcialmente, de Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón.
“RUSIA QUIERE BORRAR LA IDENTIDAD UCRANIANA”
Las oenegés ucranianas consideran que la obtención de papeles rusos es una estrategia de supervivencia para buena parte de las poblaciones afectadas.
“Sabemos que la gran mayoría de estas personas piden estos documentos bajo amenaza”, afirma Mijailo Fomenko, abogado de la asociación Donbass SOS.
“Quieren borrar la identidad ucraniana”, añade Alena Lunova, de la oenegé Zmina.
Según Serguéi Gaidai, gobernador afín a Kiev de la región de Lugansk, controlada casi en su totalidad por el ejército ruso, Moscú utiliza el arma de los pasaportes para justificar su objetivo de proteger a los rusos de Ucrania, uno de los argumentos dados por Putin para justificar la ofensiva bélica en territorio ucraniano.
La Unión Europea advirtió que no reconocerá los pasaportes repartidos por Rusia en las regiones ucranianas ocupadas, es decir, mantendrá la misma posición que con los territorios separatistas prorrusos de Georgia. N
(Con información de AFP)