En los años recientes hemos sido testigos de la progresiva crisis de la democracia en distintos puntos del planeta. Incluso, en algunos países donde se suponía que esta se había consolidado, en su lugar proliferan gobiernos con tintes autoritarios, populistas o extremistas, sean de derecha o izquierda.
Aquella tan sonada tesis de Francis Fukuyama sobre el “fin de la historia”, en la que se sostenía el triunfo del orden democrático, liberal y de mercado parece cada vez más distante. Hoy muchos gobiernos democráticos están a la deriva y, con ellos, la lógica del mercado propia del liberalismo económico que le acompaña se ve amenazada.
Hoy la teoría del péndulo se reafirma sistemáticamente en muchos procesos nacionales e internacionales. Esa idea del péndulo que refiere dinámicas de un extremo a otro, ya sea en el espectro político, modelos económicas o en decisiones de carácter gubernamental, se evidencia día con día. Los vaivenes son la tónica recurrente.
Pasamos de la derecha a la izquierda, de modelos socialistas a capitalistas, de economías abiertas a férreamente nacionalistas y proteccionistas, lo cual muestra lo difícil que es encontrar posiciones intermedias.
ALTERNANCIA Y NEOLIBERALISMO
La alternancia de los modelos políticos en América Latina es claro ejemplo de esta tendencia. Recordemos cómo al cierre de la década de 1980 y durante los años 1990 del siglo pasado proliferaron gobiernos neoliberales como el de Fernando Henrique Cardoso en Brasil, Carlos Menem en Argentina, Alberto Fujimori en Perú y en México, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo.
Aquellas decisiones de carácter neoliberal llevaron a crisis sistemáticas en muchos de estos países, lo que propició el arribo de gobiernos de izquierda como los de Lula da Silva en Brasil, quien ahora recién regresa al poder; Kirchner en Argentina, Chávez en Venezuela, Correa en Ecuador y Humala en Perú por solo citar algunos.
Las promesas incumplidas de esas administraciones aunado a la crisis económica de 2008-2009 provocó progresivamente la caída de estos gobiernos con fuertes tintes populistas, lo que propició el regreso de gobiernos de derecha representados por Macri en Argentina, Sebastián Piñera en Chile, Michel Temer en Brasil y el propio Pedro Pablo Kuczynski en Perú.
Este breve regreso de la derecha en la región fue barrido de manera acelerada a consecuencia de la incapacidad mostrada en la gestión gubernamental particularmente visibilizada por la pandemia del covid-19. Esta no solo mostró la ineficiencia de las estructuras burocráticas, sino que evidenció las profundas diferencias sociales no resueltas por décadas por los gobiernos tanto neoliberales como de las izquierdas populistas.
¿Y LOS REGÍMENES AUTORITARIOS?
El escenario latinoamericano se ha complejizado aún más con el arribo de regímenes autoritarios que, so pretexto de atender la alarma sanitaria, empezaron a gobernar por decreto, pasando por encima de las constituciones, sin respeto a la división de poderes y fracturando el Estado de derecho.
En este escenario de crisis generalizada, el péndulo tendió a virar hacia gobiernos autoritarios, con discursos populistas de marcada orientación mesiánica reformadora.
Más de un gobierno en la región ha llevado a cabo campañas hablando de transformación, refundación del Estado e, incluso, proponiendo reformas constitucionales fundamentales. Tales son los casos de Andrés Manuel López en México, lo mismo que Daniel Ortega en Nicaragua, además de Venezuela con Nicolás Maduro, a quienes se han sumado Gustavo Petro en Colombia, Gabriel Boric en Chile, Xiomara Castro en Honduras y Nayib Bukele en El Salvador.
Todos estos gobernantes se inscriben en esta nueva oleada de presidentes que se autodefinen de izquierda con discursos populistas y con peligrosas derivas autoritarias tal como ocurrió en Perú con el fallido intento golpista orquestado por el propio presidente, hoy depuesto, Rafael Castillo.
DEMOCRACIA, UNA CRISIS GLOBAL
La crisis de la democracia es mundial y también se observa en Europa, donde los partidos de ultraderecha van ganando terreno en los parlamentos, como fuerzas opositoras e incluso han llegado al poder. Baste citar a Viktor Orbán en Hungría, el Frente Nacional en Francia o a Giorgia Meloni en Italia, entre otros.
Los partidos nacionalistas y de extrema derecha avanzan significativamente al tiempo que otros gobiernos como el de Erdogan en Turquía o Putin en Rusia modifican sistemáticamente sus constituciones para perpetuarse en el poder alejándose así cada vez más de fórmulas democráticas.
Este inicio de año 2023 no presenta augurios positivos. La guerra Rusia-Ucrania no parece tener solución pronta, lo mismo que otras guerras y conflictos que parecen estar en el olvido, como la guerra en Yemen. La amenaza de recesión se agudiza, al tiempo que los viejos problemas de pobreza, marginación, desigual distribución de la riqueza, crisis medioambiental, sanitaria e inseguridad, entre otros lastres, constriñen aún más la ya muy debilitada democracia. N
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Luz Araceli González Uresti es profesora investigadora de Relaciones Internacionales de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.