Un grupo de expertos neerlandeses dio a conocer este jueves 4 de noviembre que un esbozo al óleo, considerado durante mucho tiempo como una imitación y olvidado en un rincón de un museo de La Haya, es en realidad una obra del maestro barroco Rembrandt.
El esbozo “La ascensión de la cruz”, que data de los años 1640, se consideró durante mucho tiempo obra de un discípulo del pintor y estaba expuesto en el museo Bredius de La Haya desde su compra, en 1921.
Pero nuevas investigaciones con técnicas innovadoras realizadas conjuntamente con el Rijksmuseum de Ámsterdam permitieron determinar que la obra fue pintada por el mismo Rembrandt.
“La calidad de los detalles está tan bien hecha que estoy convencida de que se trata de un Rembrandt”, dijo Johanneke Verhave, quien restauró el esbozo.
La experta se unió al equipo de Jeroen Giltaij, antes conservador jefe de las pinturas antiguas del museo Boijmans Van Beuningen de Róterdam, mismo que “redescubrió” la pintura durante una investigación para un libro sobre Rembrandt hace un año.
SIN CREER QUE ERA UNA OBRA DE REMBRANDT, LA LLAMARON “IMITACIÓN GROSERA”
“Observé esta obra una y otra vez. Los golpes de pincel. Son brillantes”, dijo Giltaij a la AFP. Son estos “largos golpes de pincel” que me convencieron de que el esbozo era un verdadero Rembrandt.
La obra fue adquirida por el primer conservador del museo de La Haya, Abraham Bredius, en 1921. Bredius estaba convencido que había comprado un Rembrandt, pero durante los años numerosos expertos dijeron que era “una imitación grosera”.
Para algunos observadores, los golpes de pincel no eran suficientemente detallados para ser un verdadero Rembrandt.
“Recordad que se trata de un esbozo al óleo. Rembrandt es generalmente muy preciso y refinado, pero aquí es muy aproximativo”, observa Giltaij.
El boceto recuerda mucho a una pintura de Rembrandt en 1633, titulada también “La ascensión de la cruz” y expuesta en el museo de Arte Alte Pinakothek en Múnich.
Para señalar que se trata de una pintura del maestro Rembrandt, los investigadores se dieron a la tarea de realizar reflectografías infrarrojas y exploraciones con rayos X sobre el esbozo que revelaron observaciones interesantes, dice Verhave.
“Las indagaciones muestran que el boceto contiene muchas modificaciones aportadas por el mismo artista al pintar, lo que significa que su composición era un proceso creativo”, añade Verhave.
“Esto significa que el autor cambiaba de opinión mientras trabajaba. No copiaba descaradamente otro boceto”, añade la conservadora. A su vez, demostraron que la manera en que el autor manejaba el pincel correspondía a la del gran maestro. N
Con información de AFP
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