La inflación es el alza generalizada de los precios de los bienes. Un experto nos explica cómo afecta en el bolsillo de los consumidores.
El denario, una antigua moneda romana acuñada entre 268 a. C. y 360., estaba fabricada en un 95 por ciento de plata. Cuando Nerón se convirtió en emperador, un soberano famoso por sus excesos, comenzó adulterarse el material de la moneda y, en lugar de plata, se usaron metales más baratos.
Es decir, con la misma cantidad de plata (denominado “valor real”) se podía acuñar una mayor cantidad de monedas (“valor nominal”). A esto se llamó “señoreaje” o lo que es lo mismo: adulteración de la moneda.
Ello provocó que saliera al mercado una moneda hecha de bronce y solamente con un baño de plata. Tras descubrir el hecho, los comerciantes subieron los precios de sus productos para mantener su poder adquisitivo. Ese hecho, para el economista Diego E. Quijano, se podría considera uno de los orígenes de la inflación.
Hoy en día, la inflación es el alza generalizada de los precios de los bienes. Este fenómeno económico se mide por periodos establecidos por cada país, pero, convencionalmente, se calcula de manera mensual o trimestral.
“La que se utiliza para evaluar el desempeño de un gobierno es la inflación actual, es decir, la que se espera para un periodo específico”, explica en entrevista con Newsweek en Español el maestro Salvador Rosas Barrera, académico del programa de Posgrado en Economía de la UNAM. “Esto sirve como un método de comparación tanto para el desempeño de un propio país como para compararlo con el desempeño de otros”.
El académico añade que, para los ciudadanos, son pocas las alternativas en las cuales pueden beneficiarse de la inflación. “A menos que soliciten un crédito, por ejemplo, a tasa fija, y cuando se dé este proceso inflacionario se puede ver beneficiado porque su deuda no se modificará”.
En la parte negativa, señala que a todos afecta. Rosas Barrera pone como referencia las compras de las despensas en los supermercados. La inflación provoca que un producto cueste, por ejemplo, 100 pesos, y la siguiente semana, 120 pesos.
Es esa situación donde los ciudadanos ven una pérdida del poder adquisitivo. “Las personas cada vez pueden comprar menos con los recursos económicos que tienen. Esto todos lo vivimos porque, cuando recibimos el monto de la caja registradora, observamos que, aunque compramos el mismo número de artículos, cada vez pagamos más por ellos”.
La afectación a las finanzas se produce porque, de una semana a otra, a diferencia de los precios, los ingresos no se modifican para compensar lo gastado.
“En el mejor de los casos, nuestros ingresos se pueden modificar en uno o dos meses, si es que existe la posibilidad. Pero si somos trabajadores de una empresa en donde las negociaciones se realizan cada año tendremos una gran pérdida de poder adquisitivo”, señala el maestro Rosas Barrera.
GUERRA, INFLACIÓN Y COVID-19
Los gobiernos tienen ciertos instrumentos como las tasas de interés para disminuir el flujo de circulante. También tiene la política fiscal donde el gobierno toma medidas de austeridad, es decir, gasta menos con la finalidad de reducir el monto de dinero que está en circulación.
También hay acuerdos con sindicatos y empresas para que no se eleven los precios de los artículos y, por el otro lado, no se eleven las demandas de incremento salariales. Con ello se busca compensar los efectos de la inflación, comenta el economista.
Sin embargo, estos instrumentos solamente tienen cierta efectividad cuando la inflación se produce dentro del país. Si los fenómenos vienen del exterior la situación cambia.
“Si se produce una guerra en Europa se tendrá presiones por el precio del gas o del petróleo o para el precio de algunos productos agrícolas. Ello afecta incluso los países que no están involucrados en la guerra”, indica.
“No se tiene margen de movilidad y solamente están recibiendo los impactos en el mercado de los productos agrícolas o en el mercado de los energéticos”.
Ante la situación, los países usan distintas dinámicas para compensar estos golpes.
“En nuestro país, el gobierno está tratando de compensar la presión en el precio de los energéticos dejando de cobrar un impuesto a las gasolinas. Esto es tratar de compensar internamente el impulso a los precios, pues viene desde fuera”, añade Rosas Barrera.
Un caso más es lo sucedido durante la pandemia por covid-19. Varios países desarrollados generaron mucho dinero para ayudar a las empresas, incluso realizaban transferencias a las personas para que pudieran consumir.
Ello inundó el mercado de dinero y provocó que, cuanto más dinero se tuviera, más se gastara.
“Lo anterior impulsó el proceso inflacionario en los países desarrollados y esa misma inflación fue trasladada a los países en desarrollo. A pesar de que estos no tuvieron la política de transferencia y apoyo a empresas y familias, sí se resintió este incremento de los precios”, explica el economista.
Por lo anterior, señala el economista, los instrumentos que tiene el gobierno para incidir en el proceso inflacionario interno cada vez son menos eficaces.
LA INFLACIÓN EN MÉXICO
Sobre la inflación en México, el maestro Salvador Rosas Barrera, comenta que salvo el antecedente que tenemos en México del año 2000, que fue una tasa de inflación superior al 8 por ciento, la actual inflación es extraordinaria con respecto a las últimas décadas.
“No habíamos tenido esta tasa de inflación, sin embargo, parece que a los mexicanos ya se nos olvidó aquellas tasas de inflación de hasta tres dígitos.
“Parece ser que el manejo de la economía a nivel interno todavía tiene bajo control a la inflación”.
Si se analizan las tasas de inflación a nivel mundial, añade, se pude observar que están en torno del 10 por ciento. Como referencia, Estados Unidos está entorno del 9 por ciento.
México está en un aproximado del 8 por ciento, es decir, la inflación interna está hasta cierto punto bajo control, de acuerdo con el experto.
Lo anterior, gracias a algunas medidas que ha tomado el gobierno, específicamente, menciona, el control del precio de la gasolina.
Empero, esto es un fenómeno mundial y puede ser cambiante.
“La tendencia a nivel mundial es que la inflación va a continuar e incluso se vaticina que posiblemente se esté a la puerta de una recesión mundial, algo verdaderamente preocupante. Definitivamente va a afectar a la población en general”, concluye el experto. N
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