Hace apenas unas semanas, unas 250,000 personas salieron a las calles de la Ciudad de México para reivindicar una lucha social que atraviesa varias décadas, celebrar la diversidad LGBTQ+ y exigir una vida libre de odio.
Algo similar ocurrió unas semanas después en Madrid, España, donde se calcula que más de 700,000 personas se unieron a las fiestas del orgullo. En Nueva York, los asistentes al Pride Parade se contaron por millones, mientras que en Santiago de Chile el invierno austral no detuvo a los más de 80,000 miembros de la comunidad LGBTQ+ y sus aliados, quienes marcharon en reclamo por su dignidad y derechos.
Durante el mes de junio, las principales ciudades del mundo se vieron repletas de banderas arcoíris: de Montreal a Sao Paulo, el clamor colectivo por erradicar la homofobia, transfobia y todo tipo de violencia contra la comunidad LGBTQ+ se oyó fuerte y claro.
Como ha sucedido desde hace algunos años, los asistentes a las distintas celebraciones del orgullo alrededor del mundo no lo hicieron en solitario. Y es que cada vez más compañías de todo tipo de industrias y tamaños se unen al colectivo LGBTQ+, en reconocimiento de una deuda histórica con la diversidad y como muestra de un compromiso amplio por generar una sociedad más incluyente.
CAMBIOS PALPABLES
El cambio respecto a hace algunos años es palpable: las empresas se han convertido en un actor fundamental en el avance de esta agenda de derechos. En muchos casos, el sector privado incluso se encuentra a la vanguardia en la protección de los derechos de la diversidad sexual. De acuerdo con cifras recopiladas por la Organización International del Trabajo, 96 por ciento de las empresas del Fortune 500 tienen políticas de no discriminación que incluyen a la orientación sexual, y 71 por ciento contempla políticas para incluir a más personas trans en sus plantillas.
Sin embargo, esta participación en la esfera pública no se encuentra exenta de críticas. El llamado “rainbow washing” implica una falta de sinceridad y compromiso real de las empresas con las causas reales de la diversidad.
Por el contrario, en muchas ocasiones se percibe que muchas marcas solo utilizan al colectivo LGBTQ+ como un target comercial o una oportunidad reputacional.
Con esta problemática en mente, analizamos la conversación digital en torno a la diversidad LGBTQ+. Para ello, analizamos más de 17 millones de mensajes en Twitter sobre diversidad LGBTQ+ escritos en los últimos tres años. Los resultados nos permitieron realizar una serie de recomendaciones para que las compañías se sumen con verdadero sentido de propósito a la conversación en torno a la diversidad sexual.
LGBTQ+, MÁS ALLÁ DE JUNIO
Nuestros datos confirman que las compañías hablamos, sobre todo, en junio y julio de estos temas. En México, más de la mitad de la conversación sobre diversidad LGBTQ+ protagonizada por las empresas, en concreto un 58 por ciento, se concentra en este periodo.
En el caso de los CEO, la ausencia en la conversación es muy señalada. Pese a que la influencia de los líderes empresariales puede resultar fundamental para hacer avanzar la agenda de derechos, y a que muchas empresas ya aplican políticas de inclusión en su interior, las principales personalidades del mundo de los negocios no han hecho suyo este tema.
Hablar sobre el orgullo de la comunidad LGBTQ+ después de la marcha del orgullo implica, como un primer paso, escuchar y dar visibilidad a lo que ya sucede en el exterior. En este sentido, una de las claves para generar una conversación duradera desde las empresas es desarrollar alianzas de la mano de asociaciones con agendas claras, capaces de incidir en la toma de decisiones y que les ayuden a generar nuevos puntos de contacto con esferas más amplias de la sociedad.
Y es que las empresas tienen la oportunidad única de convertirse en un motor de conversación para hacer realidad las principales demandas del colectivo LGBTQ+.
FALTAN AUDACIA Y DECISIÓN
En general, detectamos que hay buenas intenciones, pero hace falta audacia, pasos decididos y entender que, en este caso, liderar la conversación implica también un acto de escucha.
Apenas este año, el Inegi dio a conocer cifras oficiales sobre la composición de la población LGBTQ+ de México. Los resultados, que pueden consultarse en la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género 2021, son francamente sorprendentes: un 5.1 por ciento de la población mayor de 15 años (más de 5 millones de personas) se autoidentifica como parte del colectivo LGBTQ+. De ellos, la mayoría (53.7 por ciento) tiene entre 15 y 24 años, por lo que pertenece a la llamada “generación Z”.
Es decir, la población más joven es también la más diversa en cómo manifiestan su identidad y orientación sexual.
Tengo claro que las empresas tenemos varios compromisos con todas ellas, ellos y elles: hacerles saber que reconocemos y celebramos su diversidad no únicamente durante un par de meses en el año, unirnos a sus esfuerzos de transformación social y dar mayor visibilidad a sus demandas. En suma, que sientan que cuentan con nosotros para construir un futuro más libre, seguro e inclusivo.
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David González Natal es socio y director general de la Región Norte de América Latina en LLYC. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.