Los tumores que presentan en el cuerpo los peces de la Antártida son causados por una infección parasitaria cuyos efectos se están agravando con el cambio climático, revela una investigación publicada recientemente en la revista iScience.
Los autores del artículo descubrieron peces de aspecto grotesco en una expedición a la Antártida occidental en 2018. Se dieron cuenta de que en dos especies de nototenoideos coronados, alrededor del 30 por ciento tenían tumores.
Los tumores eran de color rosa pálido, elevados, ásperos y, a menudo, cubrían más de un tercio de la superficie del cuerpo de los peces. Cuatro años antes, los investigadores habían visitado esa misma área, que incluye la Bahía Anchor y la Bahía Dallmann, pero no encontraron ejemplares de peces con estos tumores.
“Tan pronto como volvimos a poner la primera red de arrastre en cubierta, nos dimos cuenta de que una especie era realmente abundante y muchos tenían grandes tumores”, dijo Thomas Desvignes, autor principal del estudio, en un comunicado. “Cuando vimos eso, inmediatamente nos dimos cuenta de que teníamos que hacer algo”.
Una vez que el equipo regresó al laboratorio, analizaron los tumores y encontraron que los peces tenían enfermedad de células X, una infección cancerosa causada por una nueva especie de Xcellidae, un parásito alveolado (el mismo tipo de protozoário que causa la malaria).
Pesquerías de peces salvajes en Islandia y Noruega ya han reportado infecciones por Xcellidae con anterioridad, pero aún no se sabe cómo se transmite.
PECES FAMOSOS POR SU ADAPTACIÓN
Los peces nototénidos son famosos por su adaptación, que les permite vivir en las aguas más frías del planeta. Desarrollaron una glicoproteína que reduce el punto de congelación de su sangre justo por debajo del punto de congelación del agua de mar (-2 ºC). Eso les permite sobrevivir en las gélidas aguas antárticas.
Los investigadores postulan que el incremento repentino y dramático de las infecciones por Xcellidae puede estar relacionado con el aumento de la temperatura del agua del mar como resultado del cambio climático.
“Aunque las temperaturas del fondo marino en nuestros sitios de captura no fueron dramáticamente diferentes a las de otras localidades cercanas, los glaciares en la Península Antártica Occidental se están derritiendo a un ritmo veloz. Eso afecta las aguas del fondo antártico que se han calentado y refrescado durante varias décadas”, dijeron los autores en el artículo.
Las aguas más cálidas pueden mejorar la dispersión o la infectividad de Notoxcellia, la nueva especie de Xcellidae que infecta a los peces antárticos. O potencialmente debilitar a los dracos (también conocidos como peces hielo), haciéndolos más susceptibles a la infección.
“Cuando las condiciones de vida se vuelven desafiantes, los animales se vuelven más propensos a las enfermedades”, dijo Desvignes.
EL OCÉANO SE ESTÁ CALENTANDO
El aumento de las temperaturas globales causado por el cambio climático también está calentando el océano. Al oeste de la Península Antártica, las temperaturas del océano superior han aumentado más de 1.1 ºC desde 1955, ya que el calentamiento de la Corriente Circumpolar Antártica se da a un ritmo más rápido que en el resto del Océano Austral.
Esto, combinado con el resultante derretimiento del hielo marino, está causando efectos colaterales en todo el ecosistema antártico. Y ha provocado una disminución a largo plazo en la abundancia de krill antártico y cambios en la distribución de los pingüinos.
“Aunque actualmente carecemos de los datos y el conocimiento para predecir cómo las células X podrían verse afectadas por el cambio climático global, con los alarmantes pronósticos de cambios continuos en los climas antárticos, esta situación dramática en la población de peces bien podría pronosticar cambios bióticos a gran escala en la interacción huésped-parásito, desencadenados por alteraciones en el ambiente abiótico”, dijeron los autores del estudio.
Los científicos agregaron que necesitan conducir más investigaciones para comprender mejor y cuantificar la infección parasitaria, cómo se propaga entre los peces y cómo el cambio climático los afectará a largo plazo.
“Estamos preparando propuestas de proyectos para volver allí y estudiar este brote específico, cómo evolucionó desde 2018 y explorar áreas adyacentes para tratar de ver si podemos detectar el patógeno en otros lugares y en otras especies”, dijo Desvignes en un comunicado. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).