Rachel Grady y Heidi Ewing dirigen y producen el documental Endangered (2022), en el que muestran los riesgos del quehacer periodístico, aun en países democráticos. El filme se encuentra disponible en la plataforma de HBO Max. Sáshenka Gutiérrez es fotoperiodista mexicana en la agencia EFE y, junto con Patricia Campos Mello, reportera del periódico brasileño Folha de São Paulo; Carl Juste, fotógrafo de Miami Herald; y Oliver Laughland, corresponsal del inglés The Guardian, retrata su labor periodística en dicho documental.
La fotoperiodista trabaja en la Ciudad de México. Los temas que distinguen su labor están dedicados a derechos humanos y violencia de género. Sin embargo, durante la pandemia no dejó de retratar las historias que acontecían en hospitales y funerarias.
En entrevista con Newsweek en Español, Sáshenka Gutiérrez habla de los motivos por los que decidió ser parte de este documental y retratar lo que significa ser periodista en México, donde al menos 12 periodistas han sido asesinados en lo que va de 2022.
“La ignorancia, porque yo no sabía quién era Heidi ni el alcance. También porque nunca me gusta decir que no, porque trabajo en lo mismo y no me gusta que me digan que no cuando hago una historia o una foto. Entonces, fue por eso”, cuenta la fotoperiodista.
SER FOTOPERIODISTA MUJER EN MÉXICO
Gutiérrez describe lo importante que es estar en los momentos precisos que acontecen en el país. Desde las coberturas en eventos sumamente dolorosos hasta estar presentes en eventos que serán parte de la historia.
“Es algo muy bonito y que también tenemos que hacer con mucha responsabilidad porque vamos a dejar todos estos testimonios de los que hemos sido testigos”, añade.
Sin embargo, entre las batallas que se han ganado dentro del fotoperiodismo y la cobertura de manifestaciones feministas está que más mujeres fotoperiodistas y fotógrafas pudieran tener un espacio en las redacciones cuando eran los hombres principalmente quienes cubrían estos encuentros.
“Creo que al ser fotoperiodista mujer muchas nos enfrentamos a un montón de retos. Aún seguimos siendo minoría, donde todas las redacciones siguen siendo ocupadas en su mayoría por hombres en especial.
“En el fotoperiodismo seguimos siendo pocas mujeres, aunque ya hay más compañeras en las calles. También lo tengo que decir: muchos espacios se han abierto gracias a este movimiento feminista que, en un principio, ellas solamente querían que las mujeres documentáramos las manifestaciones o todo lo que ellas hacían”, explica.
Sáshenka Gutiérrez hace referencia a las manifestaciones feministas donde las mujeres que integran los contingentes han pedido que sean las fotoperiodistas quienes hagan las coberturas.
“Y porque ellas también se dieron cuenta de que en muchos medios no había mujeres contratadas. Entonces, esto fue parte de una exigencia del movimiento que, de cierta manera, nos benefició a muchas de nosotras y las tuvieron que contratar”, menciona.
EL TRABAJO EN CAMPO
Sin embargo, a pesar de que se abrieron estos espacios también se visibilizan nuevas exigencias donde muchas de ellas se sienten usadas porque solo las llaman para ciertas fechas como el #8M o el #25N.
Para Gutiérrez, sería igual de importante que se tome en cuenta que las mujeres fotógrafas y fotoperiodistas también son valiosas no solo para cumplir con una cuota de género, sino también porque son capaces para hacer este trabajo en las redacciones. Desde ocupar cargos importantes como dirigir un área de fotografía hasta estar al frente de la edición de un diario, explica la fotoperiodista.
En el documental, Sáshenka Gutiérrez muestra las dificultades y agresiones por las que ha pasado durante una cobertura en campo, desde mantenerse alerta ella y sus colegas hasta las agresiones que llegó a sufrir por parte de la policía capitalina durante una manifestación feminista y del que hay registro.
“Yo siempre había sido muy cuidadosa en ese tipo de situaciones. Nunca me había enfrentado a una violencia tan directa. Sin embargo, todo se salió de control y todo fue un caos. Fue muy feo, muy fuerte y muy doloroso.
“Nosotras nos protegemos y no nos dejamos solas. Creo que nos vamos a seguir enfrentando a muchos peligros y a muchas situaciones, pero es eso, el siempre estar acompañada de alguien”, añade.
Para Sáshenka Gutiérrez queda claro que este documental visibiliza los riesgos que atraviesan las personas periodistas al trabajar en un país como México, donde ejercer este oficio resulta aún peligroso.
UN HALAGO
Las manifestaciones feministas y una pandemia han sido parte de eso. Incluso, su reciente premio Ortega y Gasset, en España, por la fotografía que tituló “Jódete, cáncer” muestran la sensibilidad de su trabajo como testigo viviente de la historia.
“Que Heidi haya puesto sus ojos en mí y que le haya interesado lo que hago, la persona que soy y que se haya decidido a contarlo, es bonito. En algún momento también me lo pregunté: habiendo tantos compañeros o compañeras que pueden realizar un trabajo más interesante que el mío o que esté en otros riesgos más difíciles que yo, me halaga”, cuenta.
El lente de Sáshenka Gutiérrez ha captado imágenes tanto dolorosas como aquellas que la emocionan e imágenes que la llenan de coraje o la hacen llorar.
“Cuando tengo mi cámara y estoy viendo por el visor y hago clic, tu ojo es la técnica, no la composición. Pero también hay sentimientos detrás y siempre he apostado por este periodismo más humano”, cuenta.
Romper mitos de la vieja escuela también es parte de la personalidad de la fotoperiodista, de decir que “la cámara es como un escudo y no te va a pasar nada y no tienes que sentir porque no te puedes quebrar, pues no, somos personas y las cosas sí nos afectan”, concluye. N