Mariana López y Brisa Araujo, programadora y analista de datos en inteligencia artificial, respectivamente, enriquecieron su carrera profesional con nuevas oportunidades en la tecnología, las cuales las llevaron a desarrollar nuevas habilidades en este sector que se creía “solo para los hombres”.
Un estudio presentado recientemente por el Instituto Mexicano para la Competitividad, A. C. (IMCO) señala que tres de cada diez profesionistas STEM son mujeres. STEM, cuyas siglas están en inglés, se refiere a las profesiones relacionadas con la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
Las mujeres que deciden dedicarse a la ciencia o la tecnología se enfrentan a diversos retos, entre ellos, la creciente y notable brecha de género. Esta grieta comienza desde la infancia y crece hasta que ingresan en el mercado laboral, muestra en su estudio el IMCO, una organización en México dedicada a la incidencia en políticas públicas.
“Con el tiempo se generó la idea de que todo lo matemático es completamente frío y que, por lo tanto, lo frío es lo masculino. Y que no hay espacio para las mujeres ahí. Pero sí lo hay”, dice Brisa Araujo, consultora de inteligencia artificial en Google, en entrevista con Newsweek México.
En cambio, datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) de marzo de 2021 muestran que la brecha de género en la carga total de trabajo, remunerado y no remunerado, es de 13.4 horas semanales en promedio.
Lo anterior se refiere a que las mujeres presentan mayor carga de trabajo reflejado en menor disposición de tiempo libre, con un promedio de 4.2 horas de descanso a la semana.
Para Araujo, originaria de Brasil y radicada en México desde hace más de diez años, falta que las mujeres tomen las riendas de esa conversación. El hecho de que puedan sentarse y resolver problemas lógicos y difíciles no significa que el lado humano de las cosas no sea necesario.
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Ella inició su carrera profesional enfocada en la historia y estudios latinoamericanos en México. Al llegar al país encontró pocas oportunidades laborales, lo que la llevó a tomar un nuevo rumbo que enriqueció sus habilidades en el análisis de datos.
Brisa explica que, dentro de los retos y desigualdades que las mujeres enfrentan en el campo de la STEM, le ha tocado escuchar historias de colegas y estudiantes que han sido discriminadas laboralmente por el hecho de ser mujeres.
“Alcen la voz, que no les dé pena si están en una junta donde hay demasiados hombres y eres la única mujer. Quieres hablar, pero te da pena. No tengas pena, si estás incómoda en un lugar y ese ambiente no es equitativo, busca otra oportunidad”, aconseja Araujo.
LOS EMPLEOS DEL FUTURO
De acuerdo con ONU Mujeres, las profesiones relacionadas con la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas son los empleos del futuro. Empero, las mujeres han representado estás áreas de manera histórica.
Carreras dedicadas a la salud, la lucha contra la crisis climática, las telecomunicaciones, la robótica y la inteligencia artificial dependen de las disciplinas STEM.
Prestar atención a estos campos visualiza el potencial necesario para tener sociedades más prósperas, sostenibles e inclusivas ante los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Sin embargo, tanto ONU Mujeres como Unicef advierten que las ocupaciones STEM son las de mayores ingresos, pero tienen los porcentajes más bajos de mujeres trabajadoras.
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Ambas organizaciones señalan que las disparidades entre hombres y mujeres para el acceso a las STEM a temprana edad sucede durante los primeros años escolares. Estas diferencias se profundizan en las universidades y en el mundo laboral.
Cifras muestran que tres de cada diez estudiantes están en carreras y programas STEM. Igualmente, dos de cada diez profesionales en inteligencia artificial y una de cada diez investigadores en aprendizaje automatizado son mujeres. Únicamente un 3 por ciento de los premios Nobel de Ciencias han sido otorgados a mujeres.
Brisa Araujo considera que no solo se trata de incentivar a las niñas y adolescentes. El desafío es también tener en cuenta que pertenecer a una carrera STEM depende del objetivo de cada persona.
NIÑAS EN LA CIENCIA
Desde que era niña, Mariana López vio en la ciencia y la tecnología una oportunidad para desarrollarse en alguna de estas áreas. Durante su infancia le gustaba armar y desarmar objetos.
“Desde pequeña quise ser ingeniera. En ese tiempo estaba muy de moda la robótica y la mecatrónica”, cuenta en entrevista con Newsweek México.
Con el tiempo decidió que quería ser ingeniera, por lo que estudió la carrera de ingeniería biomédica. Pero su pasión por el desarrollo de software la llevó a estudiar programación.
Hoy Mariana es ingeniera de software en una empresa de créditos financieros en México. Aunque no le fue bien con la parte médica, no desistió en convertirse en programadora, considerada una de las nuevas profesiones del futuro.
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Según datos presentados por el IMCO, solo 6 por ciento de 10,000 alumnas de bachillerato de la Zona Metropolitana del Valle de México encuestadas por Movimiento STEM dijo estar interesada en estudiar una carrera de estas áreas. En 2021, solo 13.5 por ciento de las mujeres profesionistas eran egresadas de carreras STEM, es decir, profesiones dedicadas a la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
Para Mariana, quien desde pequeña se desenvolvió en el campo de las STEM, los retos, siendo mujer, llegan cuando en una clase se encuentra con más hombres que mujeres, lo que da lugar al acoso, tanto sexual como escolar, que crece en el campo laboral.
López señala que estas profesiones continúan estereotipadas y considerándose exclusivas para los hombres. Por ello, la programadora recomienda que a las infancias se les inculque desde pequeñas que todas y todos son iguales.
“Eso es importante porque cuando somos chiquitos podemos hacer cualquier cosa. Pero al sociabilizar y conocer estos tabúes, las niñas se pueden hacer chiquitas o alejarse de sus sueños por este estigma”, añade.
OBSTÁCULOS SOCIALES Y ACOSO
Mariana considera que entre los obstáculos que enfrentan las mujeres dentro de las STEM, el más fuerte es el acoso, ya sea sexual o laboral. “El acoso del tipo que sea. Yo lo viví”.
En la secundaria estaba en un taller mecánico con sus compañeros varones. En él destacó por lo que hacía y eso la impulsó a seguir con sus sueños. Sin embargo, todo cambió al ingresar en la preparatoria, donde en una clase de 30 personas de las que solo dos eran mujeres, sus compañeros la acosaban. “Están encima de ti solo por ser mujer. No importan tus rasgos físicos”, acusa.
El acoso no solo fue ejercido por sus compañeros de clase, sino también por algunos profesores que aprovechaban su posición de poder.
Datos presentados en el artículo “Mujeres en la ciencia: estudio de caso en instituciones públicas de México“, las autoras, Karina Pérez, Elizabeth Trujillo, Adriana Reynaud y María del Refugio Navarro, investigadoras en áreas como economía, agricultura e ingeniería y ciencias aplicadas en México, señalan que las científicas también enfrentan la brecha de género en el área laboral y económica.
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Eso “a pesar de contar con un nivel educativo que le pudiese permitir acceder o desarrollarse de forma igualitaria como sus pares hombres. Enfrentan situaciones relacionadas a los roles y estereotipos de género”, escriben.
De acuerdo con las autoras, estos roles restringen el desarrollo profesional de las mujeres y su consolidación como científicas. A diario enfrentan el reto de transformar paradigmas, roles y estereotipos sociales en el ámbito público que es el trabajo, y a nivel personal con la familia y la pareja.
“Día con día, las científicas representan y enfrentan un papel multifuncional toda vez que tienen diversos papeles: como mujeres, madres, hijas e investigadoras”, señalan en los resultados de este estudio, publicado por la Universidad Autónoma de Chapingo.
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Para Mariana López, el incentivar el acceso de las STEM a las infancias, adolescentes y mujeres empieza también con un trabajo interno, “filtrando el ruido del exterior”, es decir, aquellos comentarios y obstáculos que hacen flaquear o desistir a los sueños.
“Si nos escuchamos a nosotras podemos lograr grandes cosas. Las redes de apoyo de las mujeres son extraordinarias. Si somos fieles a nosotras mismas podemos llegar lejísimos”, señala.
Tanto para Mariana como para Brisa —quienes dieron un giro total a sus carreras después de profesionalizarse en el campo de las STEM con IronHack—, contar con mujeres y personas diversas en los equipos de trabajo dentro de las STEM es una oportunidad para generar impactos importantes, tener mayor entendimiento y sumar las habilidades de todas y todos. N