Diariamente se atienden hasta 10 pacientes por infartos y pre-infartos en los hospitales públicos de Aguascalientes, pero sólo en un 10% la persona fallece, señaló el cardiólogo intervencionista, Guillermo Llamas Esperón.
“En Aguascalientes más o menos se infartan en promedio entre 8 y 10 personas que acuden a las instituciones de salud pública; hay que recordar que de cada 10 personas que sufren un infarto, cinco se mueren antes de llegar al hospital, entonces esos llegan y les hacen su certificado, pero muchas veces ni siquiera dice que haya sido por infarto, sino por muerte súbita, derrame cerebral o por otra causa, pero generalmente la mortalidad es de menos del 10%”.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Aguascalientes es el penúltimo estado en defunciones a causa de enfermedades del corazón, con una tasa de 9.6 defunciones por cada 10 mil habitantes, sólo por encima de Quintana Roo, que tiene una incidencia de 6.9 fallecimientos.
Al respecto, el galeno comentó que se ha logrado reducir la cifra de defunciones a partir de la implementación de estrategias y herramientas como el protocolo “Código Infarto”, con el que se han reducido hasta en un 30% las defunciones por esta causa.
“El programa de Código Infarto se echó a andar hace tres o cuatro años, casi recién que entró el gobernador Martín Orozco, hubo un acuerdo interinstitucional con el que se iban a prender los focos una vez que hubiera el caso de un infarto y eso ha hecho que la atención de cateterismo cardíaco temprano y en 20 minutos el paciente tiene la arteria coronaria destapada”.
Sin embargo, reconoció que desde el inicio de la pandemia del Covid-19, a inicios del 2020, se incrementaron las atenciones de pacientes con enfermedades del corazón, a pesar de que se redujeron los recursos económicos y humanos para priorizar la atención de la pandemia.
“A las instituciones de salud pública se les recortó un 20% su presupuesto y estas instituciones tuvieron que responder ante la pandemia con menos presupuesto, pero con un incremento de cinco veces más la necesidad de atender pacientes”, puntualizó.
Entre estos casos destaca la incidencia de trombosis en jóvenes, como consecuencia del Covid-19, lo que a su vez podría aumentar el riesgo de padecer infartos y otras enfermedades cardiovasculares.
“Una de las consecuencias del Covid-19 son los trombos, y la trombosis coronaria no fue la excepción, nosotros vimos muchos jóvenes con las coronarias llenas de trombos e infartados, el virus produce un estado de hipercoagulidad, por eso los pacientes graves de Covid reciben anticoagulantes. Hemos visto casos de jóvenes de 15 años infartados, por su estilo de vida y la herencia”.
Los síntomas principales de un infarto son el dolor en el pecho con sensación de opresión y dolor abdominal.