Texmelucan, Pue. El aire helado y cientos de mariposas blancas merodean los cuerpos de agua del municipio de Texmelucan y la región, marcan ya el inicio de la temporada de muertos esa temporada mítica que habrá de convertirse en una fiesta para unos y para otros el dolor de no volver al ver al ser querido que dejó el plano terrenal.
Se preparan para recibir sus almas
Jesús Contreras, cronista municipal de Texmelucan, señala que debido a la cultura mestiza que comparte la región Puebla-Tlaxcala y la pertenecía al grupo Nahua, mantiene algunas de las creencias de los antepasados quienes de acuerdo a la cosmovisión recordaban a sus muertos, con quienes mantenían una relación constante, como hoy ocurre.
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Refiere que los antepasados de la región tenían la creencia de que tras la muerte había varios sitios a los que se arriba tras la muerte, entre ellos el Mictlán para aquellos que fallecían por muerte natural o enfermedades y que era reinado por el Señor de la Muerte, otro cielo era el Tlalocán, gobernado por el Dios del Cielo, conocido como el paraíso terrenal al que llegaba los que morían por la lepra, la caída de un rayo y circunstancias relacionadas con el agua, otro sitio el Tonatihu Inchan, llamado también la Casa del Sol, ahí se tenía la creencia de que llegan los que morían en la guerra y Cincalco, lugar al que llegaba los niños y que era hogar del Señor del Sustento.
Ante ello y basados en esto textos, el cronista apuntó que estos días de muerto que inician el día 28 de octubre y hasta el 2 de noviembre, siguen arraigados, y prueba de ello es que a las orillas de las carreteras ya comienzan a llegar las familias de aquellos que murieron en algún accidente o de forma trágica para poder enflorar y encender veladoras en honor a los difuntos.
Mientras que en las casas ya han iniciado con lo preparativo del pan de muerto y los hornos y panaderías ya están dispuestos a hornear este alimento primordial de las ofrendas.
Asimismo, en los panteones habrán de llegar cientos de familias para arreglar las sepulturas y así pasar un momento en el Camposanto.
Reactivación comercial
En el otro plano, ” el económico, ya se registra una gran afluencia de compradores a los mercados de la región, donde el ambiente ya se ha inundado del olor a incienso y de las flores de cempasúchil.
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Además de esto, ya se observan los puestos de dulces típicos y en conserva.
En este sentido en entrevista para este medio de comunicación, María del Carmen Escobar Bravo, dedicada a la elaboración de Gallitos, comenta que para su familia está temporada es de las más esperadas, pues es cuando pueden ofrecer los productos que ellos realizan.
María del Carmen señaló que, aunque el proceso es muy elaborado, lo cierto es que los Gallitos que su familia prepara, son el resultado de una receta perfeccionada con el paso de los años, lo que les permite que cada Temporada de Muertos salgan a venderlos y estén en el gusto de la gente.
María Del Carmen recordó que el año pasado la pandemia género una caída importante de sus ventas, sin embargo, este 2021 pinta para ser mejor.
Dijo que aun cuando no hubo permisos para la venta en las calles, lograron tener un lugar afuera del Mercado Domingo Arenas, donde afortunadamente ya han comenzado a llegar los clientes.
Esta vendedora prevé la venta de unas 8 mil piezas de Gallitos, los precios vas de los 10 a los 25 pesos dependiendo el tamaño, además ofrecen calaveras de chocolate y gomita.
A esta vendimia se unen también quienes se dedican a la venta de canastos, chiquihuites, canastas, petates y ayates, también registran un repunte en sus ventas, señaló Adriana Anguiano, vendedora de estos artículos, quien dijo que buscan ofrecer precios accesibles.
Ofrendas y costos
En el caso de las Primeras Ofrendas, la tradición marca que, por ser la primera vez que se recibe el alma del pariente fallecido, se le debe recibir con júbilo; es decir, con la colocación de una ofrenda grande, la cual debe constar de siete niveles y se deben colocar adornos tradicionales como llorones, angelitos, calaveras de azúcar, pan de muerto, gallitos de pepita, candeleros, papel picado y flores.
También deben de colocarse artículos de uso personal del difunto, así como comida y bebida por la que tuviera gusto.
Miriam García, vecina de San Jerónimo Tianguismanlco, admitió que hay lugares como Temaxcalac, Moyotzingo y Tlalanalapan donde las ofrendas son más grandes.
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Además de la instalación de las ofrendas nuevas, dijo, es costumbre que los anfitriones inviten a comer a las personas que acuden a visitar dicha ofrenda, por lo que el gasto puede aumentar.
“En mi pueblo sí tenemos la tradición, pero vemos que en otros lugares son todavía más grandes, todo es según la economía de cada familia.”
El precio de ofrendas de cada año es de 5 mil pesos, pues a diferencia de las Primeras Ofrendas, no siempre es necesario poner los siete niveles; incluso, cuentan con figuras de adorno que fueron utilizadas años anteriores.
“Hay gente que se dedica a instalar las ofrendas y el precio inicial es de unos 3 mil o 4 mil pesos, pero va aumentando de acuerdo a los gustos o la cantidad de adornos que se les coloque,” explicó Miriam García.
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