CARLOS AGUASACO es un poeta colombiano inmigrante, radicado en Nueva York, que ahora imparte cátedra sobre estudios culturales latinoamericanos y que recientemente la Academia de Poetas Americanos le concedió el Premio Ambroggio.
Empero, antes de ganar el único premio nacional que se entrega a un autor que escribe en lengua española, fue un “inmigrante de primera generación” que escribió poemas sobre el metro de Nueva York. “Son poemas que hablan del choque y de la transformación que sucede al autor a la llegada a este país”, comenta Aguasaco en entrevista con Newsweek México.
Para el también director del Departamento de Estudios Interdisciplinarios de The City College of New York, la poesía fue una decisión que tomó desde temprano, en 1991, en Colombia, cuando tenía 16 años.
“Asistí a un primer taller de poesía y en adelante se volvió una forma de vida puntualmente cuando asisto a estudiar letras en la Universidad Nacional de Colombia, después hice una maestría en City College y me doctoré en la Universidad Stony Brook”.
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Aguasaco emprendió la búsqueda de un modelo literario en 1991, justamente, comenta, cuando se cumplió el centenario de la muerte del poeta Arthur Rimbaud. Años más tarde esa búsqueda se convirtió en la escritura de libros. “Hubo muchos modelos, estoy muy atraído por Oscar Wilde, soy un lector de Rainer Maria Rilke, también soy un gran apasionado de la literatura en español, de la época del Siglo de Oro.
“Soy lector de Garcilaso, de Quevedo, de Góngora, de García Lorca. Pero también soy un gran admirador de Sor Juana Inés de la Cruz, soy lector de José Emilio Pacheco, también soy editor de poetas mexicanos o de poetas que han vivido en México, esa es otra relación con la poesía y pienso en ella todos los días, es mi manera de ser. Considero que la poesía es una forma de conocimiento, es una forma no cartesiana de conocimiento, nos dice cosas sobre la realidad, pero no necesariamente de la forma en la que no las dice la ciencia”.
Acompañado de ese pensamiento e inspirado en diversos autores, llegó en este 2021 a ganar el Premio Ambroggio de la Academia de Poetas Americanos, el único premio anual de este tipo en Estados Unidos.
UN DEFENSOR DE LA IDENTIDAD HISPANOAMERICANA EN EE. UU.
El camino hacia este premio comenzó con la migración de Aguasaco hacia Estados Unidos en 1999. Fue profesor de español de adolescentes que estudiaban el nivel medio superior, pero antes, como inmigrante, “viví todo el proceso y trabajé en supermercados, limpié pisos, di clases y ahora desde esta posición privilegiada tengo que ser responsable con esa sociedad a la que le debo a mi posición”.
El recibido por Carlos Aguasaco es el único premio nacional que se entrega a un autor que escribe en lengua española. “Por eso es muy importante, significa que se recibe el premio del segundo país con más hispanohablantes del mundo” —el primero es México, y Estados Unidos tiene más de 45 millones de personas que hablan español como primera lengua.
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El poeta se ha forjado como un defensor de la identidad hispanoamericana en Estados Unidos con el objetivo de enseñar que no es solamente “la lengua del trabajo”, también es la lengua de las prácticas y creación de productos culturales, y como ejemplo está su obra ganadora: Cardenal en mi ventana con una máscara en el pico, traducido por la profesora Jennifer Rathbun, un libro escrito durante el encierro de la pandemia que habla de personajes que habitan la periferia.
El primer poema, Dos flores de Cardo Santo en el desierto de Arizona, habla de muertos encontrados en el desierto de Arizona, padres de familia que buscaban un mejor futuro para sus hijos quienes los siguen en la migración y los encuentran sin vida.
“Las dos flores en el desierto de Arizona es la vida de los padres que cruzan la frontera para tratar de enviar dinero de vuelta a sus países y que mueren en el intento en la frontera de Estados Unidos con México que debería de ser declarado camposanto.
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“Encontré esa forma poética de describir cómo un ser humano que seguramente se fue a trabajar en la agricultura y murió en el desierto terminó haciendo crecer una flor con su propio cuerpo. Es una visión poética de la realidad, pero que no distrae la visión de la situación social”, describe Aguasaco.
El segundo poema, Ota No[B]enga el mexicano, hace un paralelismo entre Ota Benga, el congolés que fue exhibido en una jaula del Zoológico de El Bronx junto a los chimpancés y los bebés inmigrantes enjaulados por el gobierno de Donald Trump.
Carlos Aguasaco hace una comparación con las imágenes de aquellos niños encerrados en jaulas durante la presidencia de Donald Trump. “A mí me pareció terrible recordar que en algún momento hubo un hombre africano que había sido importado a Estados Unidos y que había sido exhibido con los chimpancés en las jaulas del zoológico.
“Pensé que no estábamos yendo hacia delante, sino hacia atrás, y en ese momento hice una conexión y decidí escribir un poema donde se observa en los paralelismos de la infancia que está siendo encerrada cómo este muchacho fue encerrado hacía casi 100 años”.
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El tercer poema, Una mujer cae muerta en mitad de la calle, habla del caso de Rubiela Chivará Bustos, colombiana que falleció en Transmilenio y cuyo cuerpo estuvo abandonado por más de seis horas.
“Es el reflejo del abandono de las clases trabajadoras a través de la historia de una mujer que muere a la mitad de la calle y la dejan abandonada por horas y la gran noticia en ese momento fue que había un embotellamiento”.
Así, los poemas de Carlos Aguasaco tratan de darle voz a los que no la tienen y esta acción se refleja en el poema Las muertas de Juárez, construido con los nombres reales de las víctimas de feminicidio de Ciudad Juárez.
“Yo había tenido ya este desplazamiento entendiendo que la poesía no solamente es sobre el poeta, sino de la sociedad que lo sostiene”.
EL FUTURO ES MULTILINGÜE Y MULTICULTURAL
“El futuro es multilingüe multicultural, no lo contrario”, dice contundentemente Carlos Aguasaco, quien reseña que el premio Ambroggio incluye la publicación del libro en español e inglés por la Universidad de Arizona.
“Para un poeta hispano de primera generación, que es un muchacho de clases populares, y la primera persona de mi familia que va a la universidad, nieto de mujeres que no sabían leer, es muy significativo. Esto significa el sueño americano realizado, pero que también me demanda a mí ser crítico de la sociedad y este libro de poemas busca eso. Como escritor hispanoamericano en Estados Unidos es mi obligación representar la historia de los hispanoamericanos y la presencia de los latinoamericanos en Estados Unidos desde puntos de vista inéditos”.
El autor busca representar en su obra “personajes que sean positivos, que representan el esfuerzo, el trabajo y quizás el anonimato de ese ente invisible que es Hispanoamérica en Estados Unidos”, concluye. N