A MÁS de un año del inicio de la pandemia del coronavirus, los miedos ya no giran solo en torno a la propagación del virus, sino también a sus nuevas formas o variantes.
Estas incluyen la B.1.1.7 del Reino Unido, la cual fue detectada en septiembre y se convirtió en la variante dominante en Inglaterra, que en parte suscitó un tercer confinamiento nacional. La evidencia temprana sugiere que es más mortal e infecciosa que las formas anteriores del COVID-19.
La variante 501Y.V2 o B.1.351 de Sudáfrica, que comparte algunas mutaciones con la del Reino Unido, se reportó por primera ve en diciembre y se piensa que es más infecciosa que los tipos anteriores del COVID-19. Otras variantes monitoreadas por los científicos incluyen la P.1, conocida como la variante brasileña, y una de Dinamarca conectada a los visones.
Estados unidos ha reportado casos de tres variantes nuevas, incluidos 541 de B.1.1.7 en 33 estados, tres casos de B.1.351 en dos estados y dos casos de P.1 en Minnesota.
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Los reportes noticiosos de estas variantes a menudo usan ese término, así como “cepa” y “mutación”. Entonces, ¿qué significan? ¿Cuál es la diferencia entre una variante, una cepa y una mutación?
Como se muestra en la ilustración que acompaña este artículo, el COVID-19 está hecho de información genética dentro de una envoltura de proteínas. Los virus como el COVID-19 necesitan de un portador —como un humano— para replicarse y propagarse.
Las mutaciones suenas temibles e inusuales, pero los virus a menudo asumen estos cambios en su información genética cuando se replican. Es como cometer un error al usar una pluma para anotar información de una pizarra en una hoja de papel.
La manera en que el COVID-19 porta su material genético significa que es lo que se conoce como un virus ARN. El COVID-19 tiene menos mutaciones que otros virus ARN porque puede corregir algunos de los errores cometidos durante la replicación.
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Las variantes y cepas ocurren cuando un virus recopila mutaciones considerables. Estos términos a menudo se usan indistintamente. Pero una variante se convierte en una cepa cuando tiene un fenotipo, o características, “diferente de manera demostrable”, según los autores de un artículo reciente que resume las diferencias en la revista JAMA.
Ian Jones, profesor de virología en la Universidad de Reading en el Reino Unido, le dijo a Newsweek que el término más apropiado cuando se describen las formas nuevas del COVID-19, como aquellas del Reino Unido y Sudáfrica, es “variante”.
La diferencia entre una cepa y una variante es “una cuestión del grado de cambio, pero no hay un nivel mágico (10 por ciento en general se usa a veces), por lo que hay cierta incertidumbre al respecto”, acotó el experto.
Al explicar cómo difieren, Tom Connor, profesor en la Escuela de Biociencias de la Universidad Cardiff, mencionó, según The Independent: “Hay una cepa de coronavirus. Esta es la SARS-CoV-2. Esta es la única cepa, y hay variantes de esa cepa. Estas son variantes”.
Abundó al respecto: “El uso del término correcto es variante para describir esta variante en particular que nos preocupa”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek