LA DISTRIBUCIÓN de las vacunas anti-COVID-19 está brindando esperanzas de que se ponga fin a la pandemia, pero los científicos siguen preocupados por la posibilidad de una nueva pandemia de coronavirus. Además del SARS-CoV2, el virus que causa el COVID-19, la familia de los coronavirus incluye muchos otros virus que pueden infectar a los humanos. Aunque la mayoría de los coronavirus provocan enfermedades relativamente leves parecidas al resfriado, en cualquier momento podría surgir un nuevo virus que sea mortal y muy contagioso.
Los científicos están adoptando diferentes enfoques para desarrollar una vacuna que podría ser eficaz contra los coronavirus que aún no han aparecido. Dado que los coronavirus son zoonóticos, un enfoque implica catalogar todos los virus en animales antes de que salten a las poblaciones humanas, desarrollando una gran cantidad de vacunas para que sean efectivas contra todas las diferentes cepas. Otro enfoque apunta a desarrollar una vacuna universal que sea efectiva contra cualquier coronavirus.
Las vacunas anti-COVID-19 actuales de Moderna y Pfizer/BioNTech, junto con varias otras empresas de todo el mundo, producen anticuerpos que se dirigen a la proteína de pico, ubicadas en la corona del virus. Se podría lograr una posible vacuna universal contra el coronavirus apuntando no solo a la proteína de pico, sino a otras proteínas que comparten los coronavirus, algunas de las cuales se ven prácticamente iguales en cada virus.
Roderick Slavcev, profesor de la Universidad de Waterloo y fundador y director científico de Mediphage, considera que eso daría una respuesta mucho más duradera. “No solo contra las variantes del SARS, sino también contra cualquier otro posible tipo futuro de virus del SARS”, dijo a la CBC.
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El académico es parte de un equipo que trabaja en una vacuna de ADN que está oficialmente dirigida a COVID-19, pero que podría ser útil contra cualquier coronavirus, porque se dirige a proteínas ubicadas en la membrana y la envoltura del virus, además de a la proteína de pico. La vacuna, que se administraría en forma de aerosol nasal, actualmente se prueba en animales.
La inmunidad que proporcione una posible vacuna universal sería limitada respecto a todas las cepas de coronavirus y sus mutaciones posteriores venideras, pero si se desarrolla con éxito daría cierto margen de protección para limitar el impacto inicial de una pandemia emergente.
Las nuevas cepas del virus que causa COVID-19 siguen siendo una preocupación. Los estudios sugieren que las vacunas existentes son menos efectivas contra algunas mutaciones como la variante reciente de Sudáfrica. Empero, la tecnología ARNm de Moderna y Pfizer/BioNTech proporciona una plataforma que permite realizar modificaciones para cubrir nuevas mutaciones en un periodo de tiempo relativamente corto.
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“Una de las razones por las que Pfizer y BioNTech eligieron utilizar una plataforma de ARNm es debido al potencial de flexibilidad de la tecnología en comparación con las tecnologías de vacunas tradicionales”, dijo un portavoz de Pfizer a Newsweek. “Esta flexibilidad incluye la capacidad de alterar la secuencia de ARN en la vacuna para cubrir nuevas cepas del virus. Si alguna vez surgiera una que no esté bien cubierta por la vacuna actual, la vacuna actualizada podría administrarse como refuerzo”.
“Si el virus muta de una manera que requiere una actualización de nuestra vacuna para continuar brindando protección contra la enfermedad COVID-19, creemos que la flexibilidad de la plataforma de la vacuna de ARNm nos permitirá movernos rápidamente para ajustar la vacuna, según sea necesario”, agregó.
El SARS, el predecesor del virus que causó la pandemia en curso, infectó a menos de 9,000 personas en todo el mundo durante un brote entre 2002 y 2004, pero fue significativamente más mortal que el SARS-CoV2, pues mató a alrededor del 11 por ciento de las personas infectadas. Con los datos disponibles, los científicos no pueden predecir cuán mortal será una posible nueva cepa. N
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek