Un equipo de investigación del Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing de la Academia de Ciencias de China (NIGPAS) ha revelado los secretos de la verdadera coloración de los insectos de hace 99 millones de años.
Por lo general, los detalles estructurales finos necesarios para la conservación del color rara vez se conservan en el registro fósil, lo que hace que la mayoría de las reconstrucciones fósiles se basen en la imaginación de los artistas.
Los colores ofrecen muchas pistas sobre el comportamiento y la ecología de los animales. Sirven para mantener a los organismos a salvo de los depredadores, a la temperatura adecuada o atractivos para las parejas potenciales. Por ello, comprender la coloración de los animales extintos hace mucho tiempo puede ayudarnos a arrojar luz sobre los ecosistemas en el pasado geológico profundo.
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El estudio, publicado en ‘Proceedings of the Royal Society B’, ofrece una nueva perspectiva sobre las vidas de los insectos que a menudo se pasan por alto, que coexistieron junto a los dinosaurios en los bosques lluviosos del Cretácico.
Los investigadores reunieron un tesoro de 35 piezas de ámbar con insectos exquisitamente preservados de una mina de ámbar en el norte de Myanmar.
“El ámbar es del Cretácico medio, aproximadamente de 99 millones de años, y se remonta a la edad de oro de los dinosaurios. Es esencialmente resina producida por antiguos árboles coníferos que crecieron en un ambiente de selva tropical. Los animales y plantas atrapados en la resina espesa se preservaron, algunos de ellos con fidelidad real”, resalta el doctor Cai Chenyang, profesor asociado del Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing (NIGPAS), en China, que dirigió el estudio.
El raro conjunto de fósiles ámbar incluye avispas cuco con colores metálicos de color verde azulado, verde amarillento, azul púrpura o verde en la cabeza, el tórax, el abdomen y las patas. En términos de color, son casi lo mismo que las avispas cuco que viven hoy”, señala el doctor Cai.
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Los investigadores también descubrieron muestras de escarabajos azules y púrpuras y una mosca soldado metalizada en color verde oscuro. “Hemos visto miles de fósiles de ámbar, pero la preservación del color en estos especímenes es extraordinaria”, resalta el profesor Huang Diying, de NIGPAS, coautor del estudio.
“El tipo de color preservado en los fósiles ámbar se llama color estructural. Es causado por la estructura microscópica de la superficie del animal. La nanoestructura de la superficie dispersa la luz de longitudes de onda específicas y produce colores muy intensos. Este mecanismo es responsable de muchos de los colores que utilizamos. saber de nuestra vida cotidiana”, explica el profesor Pan Yanhong, también de NIGPAS, especialista en reconstrucción paleocolor.
Para comprender cómo y por qué se conserva el color en algunos fósiles del ámbar pero no en otros, y si los colores que se ven en los fósiles son los mismos que los insectos lucieron hace más de 99 millones de años, los investigadores utilizaron cuchillas de diamante para cortar exoesqueleto de dos de las coloridas avispas del ámbar y una muestra de cutícula opaca normal.
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Mediante microscopía electrónica, pudieron demostrar que los coloridos fósiles del ámbar tienen una nanoestructura de exoesqueleto bien conservada que dispersa la luz. La nanoestructura inalterada de los insectos de colores sugirió que los colores conservados en ámbar pueden ser los mismos que los que que tenían en el Cretáceo. En cambio, en los fósiles que no conservan el color, las estructuras cuticulares están muy dañadas, lo que explica su aspecto marrón-negro.
¿Qué tipo de información podemos aprender sobre la vida de los insectos antiguos a partir de su color? Las avispas de cuco existentes son, como su nombre lo indica, parásitos que ponen sus huevos en los nidos de abejas y avispas no relacionadas.
Se ha demostrado que la coloración estructural sirve como camuflaje en los insectos, por lo que es probable que el color de las avispas del cuco cretáceo representara una adaptación para evitar la detección. “Por el momento tampoco podemos descartar la posibilidad de que los colores jueguen otros papeles además del camuflaje, como la termorregulación”, reconoce el doctor Cai.